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Lunes por la mañana, el peor día. Y qué horrible manera de despertar con un mensaje de su mejor amiga diciéndole que ese día no iba a asistir.

¿Qué haría en todo el día sin la molesta presencia de Hanni? Nada. Cuando la viera la iba a tortura de mil menaras posibles.

—Apúrate, tengo que llegar temprano.

—Ya voy, Haewon, ya voy. — Haerin salió de su casa arrastrando los pies y con el humor por los suelos.

El camino a su escuela estuvo lleno de burlas por parte de Haewon. Aunque no le molesto para nada, la quería demasiado, así que le siguió las bromas.

—Nos vemos, recuerda pasar por mí.

—Claro, espero se me olvidé.

Se ganó una mirada molesta seguida de un beso en la mejilla. Se despidieron y se dirigió a paso lento a su aula.

Dios, no estaba Hanni, era lunes, historia era la primer hora. Que horror de día. Creía que el peor día de su vida había sido cuando Haewon le rompió su Lego del castillo de Harry Potter, pero eso, definitivamente, había cambiado.

Al entrar a su salón lo encontró vacío, agradeció al cielo y se imagino dormida en su asiento, no era lo más cómodo, pero si lo que mas deseaba en ese momento. Fue a su pupitre, dispuesta a cumplir su deseo pero fue detenida por una voz.

—Hola, buenos días. — Claramente la reconocería, aún cuando sé encontraba de espaldas, porque había anhelado compartir palabras con ella desde el sábado. Volteó rápidamente, encontrado a Danielle sonriéndole con dos cafés en sus manos.

—Hey, ¿cómo estás? — estúpidos nervios, no debería de sentirlos.

—Uhm, con sueño y unas ganas de irme, pero bien.

Vio a la chica acercarse más, al punto que estaban a menos de un metro. De pronto su compañera le extendió uno de los cafés que tenía.

—Se lo traía a Minji, pero me avisó que no vendría. Dos cafés son mucho para mí.
Ella solo pudo asentir y tomar la bebida caliente. No me gustaba para nada el sabor amargo, pero como le podría rechazar a la chica.

—Gracias, lo necesitaba— ¿Lo necesitaba? Definitivamente no, pero una mentira valía la pena si la contraria le daba una dulce sonrisa.

Solo logro escuchar el timbre, las pisadas de sus compañeros y la voz del maestro, pero su vista estaba fija en la chica, que anteriormente tenia enfrente, que se dirigía a su asiento.

¿Qué haría con esa bebida? Al momento de sentarse intento darle un sorbo, pero el sabor amargo y la sensación de quemarse recorrieron todo su cuerpo. Fingiría tomar, pero en el momento exacto lo tiraría, no soportaba ese sabor.

Sus clases pasaron con total normalidad, los maestros llamándole la atención a esos compañeros que hablaban o no ponían especial atención a su clase, pero algo se sentía diferente, y al terminar de escuchar el quinto regaño hacia su salón ese día, se dio cuenta de lo que pasaba; Danielle no había sido nombrada en ningún reclamo.

Se sentía ¿orgullosa? Quizá el cambio no se debía a ella, pero sentía que había una parte en la que sí había influenciado, no de la forma correcta, pero lo había hecho.

Ni se dio cuenta cuando por fin sus clases habían dado paso al descanso, se levantó rápidamente, queriendo salir de la misma forma, pero, como creía se haría costumbre, la detuvieron.

—Vamos juntas— Ni una pregunta ni nada, solo una confirmación de que así sería. No le molesto, entonces siguió a Danielle a dónde sea que fuera.

— Conozco un lugar, está un poco lejos de la cafetería, entonces no hay muchas personas.

Se limito a asentir, de pronto se sentía tímida, tenía la sensación de querer salir corriendo, pero a la vez quería quedarse y seguir sintiendo la calidez de la cercanía de la australiana.

Cuando Danielle se detuvo pudo divisar una jardinera con una especie de asiento alargado por todo su perímetro, y dentro de ella había un gran árbol que cubría la superficie del sol. Todo esto rodeado de pasto y flores hermosas. Si bien, ya conocía este lugar, era cierto que estaba lejos del área de alimentos, y si ibas ahí era sabido que no te daría tiempo de comprar ni un pequeño snack.

—¿Te gustó el café?— Podría decirle la verdad, o podría mentir y hacer que la sonrisa de su acompañante siguiera igual de radiante.

—Sí, estuvo bien.

—Genial. Tuve miedo de que estuviera demasiado amargo, ya que Minji lo pide sin azúcar. Y no te podía dar el mío porque ya le había tomado.

—No te preocupes, estuvo bien.

Ninguna sabía muy bien que decir, o como actuar. Así que simplemente fueron ellas. Haerin desvío su atención al cielo, como usualmente hacía, y Danielle puso música, como generalmente hacía.

—Esa canción me gusta — comentó la chica de ojos gatunos.

—¿En serio? Yo la descubrí hace poco.

—Sí, bueno, es un gran recuerdo con mi padre.

—Genial.

Mientras “Something” de The Beatles sonaba, ambas apreciaron el cielo. Las nubes parecían seguir el ritmo de sus miradas, se detenían cuando ellas dejaban de verlas y formaban formas abstractas, a las cuales les daban significados, tontos, pero lo hacían.

—Mira, esa parece una rana— Haerin apuntaba con su dedo a esa extraña nube.

—Es cierto.

Pasaron el resto del descanso así. Escuchando, tarareando, viendo y, sobre todo, disfrutando del momento y la presencia de la otra.



Holaaa, quise subir este capitulo ya que la historia está en el top 1 en  "leehyein", al igual que en "marshdanielle".
Muchísimas gracias ♡

Basorexia (Daerin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora