II

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—Hola, lo siento. ¿Puedo pasar? — Una voz apresurada resonó por el salón silencioso. Kang dirigió su mirada a la puerta, encontrándose con Marsh Danielle con una sonrisa nerviosa.

—Mo Jihye, es la cuarta vez entre este mes y el anterior. Lamento decirle que no le puedo dar el acceso, son las reglas. Aparte es la segunda hora de clases —. El señor Lee hablo amablemente, era ese profesor que le caía bien a todos. Ya sea por sus clases bien dadas, o su personalidad amable.

—Lo sé, pero surgió un incidente en casa y me tuve que retrasar — la joven chica hizo un puchero en un intento de convencer a su profesor.

—Si trae un justificante le creeré.

—Usted es malo —. Danielle se sentó fuera del salón a lado de la puerta, saco un cuaderno y fingió tomar nota para que así el mayor tuviera un poco de compasión.

Lo único que ganó fue una puerta cerrada frente a ella. Se indignó y sacó su celular.

Tan solo si hubiera puesto su alarma en AM en vez de PM no tendría que estar fuera de su salón, y menos esperar la plática con Kang por su comportamiento. Trataba de entenderla; era la presidenta y tenía que ayudar a sus compañeros a ser mejores. Pero si ya habían hablado tantas veces y no cambiaba, ¿por qué lo seguía intentando?

Se vio asustada por la puerta siendo abierta rápidamente y el sonido del timbre.

—Señorita Mo, ya debe estar presente en mis clases, sus faltas son demasiadas a comparación de otros alumnos. No sé si tenga algún problema en casa, pero siempre puede contárselos a cualquier profesor, ¿vale?

—Me quedé dormida, puse la alarma mal.

—Lo imaginé, siempre le pasa lo mismo. Procure revisar bien sus alarmas —. El señor Lee se despido y se retiró diciendo que tenía otra clase por dar.

Su profesor era genial a los ojos de Danielle. Siempre escuchaba sus excusas y lograba que la chica le dijera la verdad de sus retrasos o faltas. No la regañaba, es más, se veía genuinamente preocupado.

Se levantó del suelo y entro a su salón, saludando a sus compañeros que le quedaban de paso a su asiento: hasta atrás a lado de la ventana. Cuando se sentó vio a la presidenta escribiendo en el pizarrón demasiado concentrada.

— La maestra de Ingles no se pudo presentar el día de hoy, sin embargo, nos dejó una actividad. Al momento de acabarla les pondré el sello y la Señorita Park lo revisara la próxima clase. Tienen todo el día para entregarla —. Habló Haerin al terminar de escribir en el pizarrón y vio como sus compañeros se ponían a trabajar, preferían terminar rápido y así tener tiempo de hablar con sus amigos en esa hora libre.

A excepción de ella. Si ya sabía que tenía todo el día para entregar no había necesidad de apresurase. Simplemente saco una foto de la actividad y se dedicó a jugar con su teléfono.

—Necesito hablar contigo, Danielle.

—Kang, estoy demasiado ocupada pasando este nivel, hablemos después—. Miro a la chica frente a ella y le sonrió, para luego volver a su celular.

—Ahora —. Sentenció y la otra suspiro y se levantó de su asiento. Ambas se dirigían a la salida.

—¿Que paso, gatito?

—Hoy tuvimos junta y un cuarto de ella se la pasaron hablando de ti y de tu horrible comportamiento. Necesito que entiendas que no solo te afecta a ti...

—"también a nuestro grupo". — la interrumpió— Has dicho esas palabras tantas veces que ya me las aprendí — sonrió con burla.

—¿Entonces por qué no las entiendes? — la bajita estaba visiblemente irritada.

—Ya hablamos de esto demasiadas veces y sigues sin ver cambios en mí. Simplemente ríndete.

—¡Dios! Eres imposible Mo. Deja de ser tan imbécil y piensa en los demás. Afectas el promedio del grupo. No eres la única que sufre de sermones. Yo tengo que soportar regaños porque a la señorita se le olvida poner bien la alarma tres veces al mes y roba tiempo de clase rogando por que la dejen pasar. ¡Deja de ser tan egoísta!— Haerin estaba alterada, lo cual no pasaba nunca, pero estaba cansada de que siempre tuviera que ir a la dirección y escuchar un sermón por la culpa de su compañera.

—Hae, ya acabamos — se asomó Hanni, que si bien, era verdad el que la mayoría ya había acabado, salió para que esa discusión tuviera fin. Nunca había visto a Haerin gritarle a uno de sus compañeros.

—Simplemente piénsalo —volvió a hablar la coreana ahora más calmada y se adentró.

...

—Dios, chica, ¿estás bien?— Danielle negó con la cabeza y se tiró a los brazos de su mejor amiga.

Llevaba llorando más de media hora. La chica de ojos gatunos nunca la había tratado así. Y le afectaron sus palabras.

Después de la discusión que tuvo se fue corriendo a los baños, y lloro a más no poder. Nunca había soportado que le gritaran.

—Haerin me grito —dijo entre sollozos mientras se aferraba más a la sudadera de su amiga.

—Lo ví. ¿Quieres que hable con ella? — Danielle volvió a negar. Sabía que el "hablar" se iba a convertir en "reclamar". Y no quería eso, Haerin no tenía la culpa de que fuera tan sensible.

—No, está bien así. No te preocupes demasiado — Danielle se separo de su amiga —Vamos a comer.

Minji se quedó confundida por el cambio repentino de su amiga, pero decidió ignorarlo y salieron a la cafetería para comer algo.

Basorexia (Daerin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora