Basorexia (Daerin)

XV

—¡Mierda! ¿Qué haces aquí?

—Quiero hablar contigo.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo que pasó.

—Ah, no es necesario.

—Para mi lo es, pero antes...

Y de la nada sintió los labios de la baja sobre los suyos. Pero está vez, a comparación de la anterior, se sentía diferente; cómo si realmente existiera un cariño mutuo.

Pero ese pensamiento se fue a lo más profundo de sus deseos no cumplidos al escuchar la voz de Danielle gritar.

—¡¿Por qué estás besando a Jerry?! ¡Lo vas a contagiar de algo!

Al escuchar eso abrió rápidamente los ojos y se encontró al pequeño canino lamiendo su cara. Se desenredó como pudo de la cobija y salió corriendo al baño, gritando y maldiciendo al aire.

—¡Dios, cálmate! Jerry probablemente tiene mejor higiene que tú.

—Es cierto. — Danielle apoyo a su hermana, apoyándose en el marco de la puerta del baño con Jerry en sus brazos.

Minji ni siquiera quiso contestarles a las hermanas y siguió enjuagando su boca.

El día de ayer había ido a la casa de Danielle, digna de una película: corriendo, casi con lágrimas en los ojos y pensando en todas las cosas malas que había hecho.

Había pasado un día difícil, nada le salía como quería y lo que arruinó todo fue el hecho de que el repartidor que, se supone, iba a entregar su comida cancelo de último minuto. Decidió ir a la casa de su mejor amiga. Quería hablar con ella, de cualquier cosa, ya sea como se tropezó al intentar cruzar la calle o la desgracia de su comida; pero sabía que para poder ser como antes, debía hablar con ella sobre el problema que últimamente rondaba en su cabeza y que, también, había estado afectando su amistad.

Entonces lo hizo, tocó la puerta con toda la fuerza que tenía en su brazo, para después encontrarse con la cara sorprendida de Olivia, la hermana de Danielle, que al ver su estado sudado y visiblemente estresado, la dejo pasar. Corrió al cuarto de la menor de las hermanas, abrió de golpe y abrazo con rapidez a su mejor amiga. Temiendo que algún día se fuera de su lado.

"¿Qué pasa? ¿Estás bien?" No contesto, simplemente se dedicó a abrazarla.

Después de un rato conversaron de lo que pasaba y ambas entendieron la posición de la otra, llegando a la conclusión de que sin importar que, siempre estarán para la otra, diciéndole lo que es mejor para ella. Y finalmente se quedó a dormir en su casa.

—Ya, ya. No es para tanto, Minji. Llevas diez minutos cepillando tus dientes, mejor baja a desayunar.

Y tal como sugirió Olivia, bajo al comedor.

—Buenos días, Minji. ¿Cómo dormiste?

—Buenos días, señor Andrew. Genial, como siempre que vengo — Le dedicó una gran sonrisa al señor que se encontraba en la entrada de la cocina viendo a Danielle y a Olivia jugando con los platos que deberían estar poniendo encima de la mesa.

Entro a la cocina, guiada por el maravilloso olor de un exquisito desayuno americano.

—Buenos días, tía — Se acercó para recibir su abrazo de buenos días junto con un beso de su "tía". Había comenzado a decirle así a la mamá de Danielle a petición de ella misma.

La señora era muy cariñosa, sorprendentemente hasta más que su hija menor, si eso es posible.

—Hola, mi linda Minji. — Se separaron de su abrazo y la mayor peino el cabello de la joven chica.

—¿Le ayudo en algo?

—Te agradecería demasiado si vas a ayudar a las niñas a poner la mesa, así como son deben estar jugando.

Y dicho y hecho, ambas hermanas se encontraban bromeando sobre cualquier cosa con los utensilios aún encimados uno sobre otro. Ella los agarro y los empezó a acomodar, era lo mínimo que podía a hacer si le daban el mejor desayuno gratis.

...

—Y dime Minji, ¿cómo está Taehyung?

—¡Papá! Basta de ese tema, es olvidado. — Danielle le reclamo a su progenitor por la broma que hacía cada que Minji iba a su casa.

—Oh, bueno, él está bien.

—¿Aun quiero conquistar a mi princesa?— Su padre siguió con la broma.

—Definitivamente. — Parecía que el hobbie de Minji era molestar a su amiga.

Se escuchó un sonido similar al de una ambulancia, típico de Olivia en este tipo de conversación. Danielle se cubrió la cara con sus manos, encogiéndose en el sillón.

—¿Cómo vas con Hanni?—

La cara de Minji cambio drásticamente. Su sonrisa desapareció de un segundo a otro, pero ninguno de los presentes se dio cuenta, a excepción de Danielle, que pensaba como desviar la atención de todos.

No se le ocurría nada, solo escuchaba a su amiga balbucear tonterías; hasta que se escuchó el timbre de su casa. Ambas amigas le dieron gracias a Dios, prometiendo que jamás volverían a pecar.

La menor de la familia se levantó seguida de Jerry y abrió la puerta, encontrándose una grata sorpresa.

—Hola, disculpa que te mole-

El diálogo de la chica frente a ella se vio interrumpido por Jerry, el cuál se había aventado para saludar, pero la coreana solo se quedó quita.

—Lo siento, se emociona fácilmente. — Soltó una risa nerviosa. Se agachó para meter a su mascota y cerrar la puerta detrás de ella.

—¿Así que el es famoso Jerry, eh? — Danielle no esperaba ese tono juguetón, pero la hizo sonreír.

—Exacto, él es. ¿Qué te trae por acá?

—Ah, sí, claro — la menor suspiro antes de continuar —. Creo que ya sé lo que pasa entre Minji y Hanni.

—¿De qué hablas, Haerin?

—Sí, bueno, creo saberlo. A menos de que la molesta niña me haya mentido. Entonces vine para que estuvieras informada y quizá puedas mejorar lo que pasa entre Minji y tú.

Ah, se sentía mal haberle mentido de esa manera a la chica, pero su amiga la había hecho jurar que no lo hablaría sobre eso con nadie.

—Oh, ¿y qué pasa entre ellas dos?

—Ven, te lo contare si me acompañas a dar un paseo.