"Yo reencarne para salvarlos" Aegon apretó con fuerzas sus puños " Ellos sufrirán lo que nos hicieron"
Tres vidas pasadas fueron suficientes para aprender de sus errores, en la cuarta sus enemigos sangraran como así Aegon, lo hizo en la tercera.
NO...
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❝❞Mis párpados se sienten pesados y dolorosos, al abrirlos cada mañana, aun más, cuando mi mente se niega a cooperar con sus pensamientos angustiantes.
Se supone que debo tener control sobre mis pensamientos, pero ellos tiran de los hilos cada vez que despierto.
No me queda fuerza para lidiar con mi mente, ni para cargar con este cuerpo, Un cuerpo vacío lleno de perjuicios, ni con un alma destrozada.
Mis párpados se arrastran hacia abajo, y no me queda fuerza, solo quiero descansar y olvidarlo todo.
Epifanías de medianoche.❞
Anteriormente habría venido con Daemo, bailarian hasta cansarse, dejarían que la delicada y mustia luz del sol les acompañará hasta que la luna reclamara el cielo.
Ahora, con Rhaenyra sosteniendo a un pequeño Lucerys, su mente está aturdida. Un solo chasquido de Balerion altero el tiempo, los nacimientos.
Daeron apenas con un año de diferencia de Jacaerys... Aemond con ocho onomásticos y el... con once, un desastre en el tiempo.
El cuerpo de Aegon pide descanso, uno que ya no esta dispuesto a darle. Quiere gritar, frustrado y asustado. Todo lo que conoce a su alrededor cambió, pero su destino no.
Aegon aún estaba destinado a morir por los Rebeldes.
Daemon estaba a lado de Cregan, ambos alfa en silencio vigilando al igual que Laenor. No era él y Daemon, no. Ya no lo eran, sonrió con amargura. Aturdido por sus sentimientos, tan confusos, tan horrendo.
Su padre estaba a punto de dar a luz, en Roca Dragon lejos de todas las miradas y murmullos. La muerte de Alicent le perseguía, porque, aunque no lo quiera. Un enemigo caminaba entre ellos. En silencio, esperando que Aegon estuviera débil y así, solo así, arrebatar lo que más le importaba.
Camino más cerca, bajando del carruaje para ver las remodelaciones que en su tercera vida miro con alegría, ahora con neutralidad. Daemon se irguió detrás suyo, dejando que Cregan divisara a Rhaenyra junto con Laenor, aun un poco débil después del parto. Rhaenyra insistió en acompañarle.
—Sigue siendo maravilloso—dijo a Daemon—. Sólo se que los mantuviste a salvo después de mi muerte...
—Era tu legado, un legado que Helaena y Aemond cuidaban, aunque ellos creyeran que no lo notará.
