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Jeongin sintió que se derretía sobre las sábanas calientes que tenía en la espalda. Estaba perdiendo conciencia de todo lo que le rodeaba.

Christopher lo empujó con las manos y Jeongin se sujetó con fuerza de las colchas arrugadas, se mordió los labios para que ni Félix o Hyunjin lograran escucharlo.

El rubio continuó bajando un poco más con besos húmedos y succiones hasta encontrar lo que tanto había estado deseando durante un buen tiempo, aplastó las caderas de Jeongin para inmovilizarlo y emitió un gruñido, levantó una de las piernas de Jeongin hasta su hombro y sin dudar comenzó a abrirse camino por las apetitosas nalgas del menor.

Cuando hundió su lengua allí, Jeongin soltó un gritito estúpido que resonó en el techo de su habitación.

—Oh... mierda... Christopher... sí, por favor —empezó a penetrarlo con la lengua, al principio poco a poco, lánguidamente, pero a medida que iban pasando los segundos aceleró sus movimientos, el cuerpo de Jeongin reaccionó de inmediato, abriéndose para él, dejándose en sus manos.

Christopher dejó de lado cualquier otro pensamiento, incluso olvidó a su hijo, olvidó la diferencia de edad, olvidó que Sunny le había dejado a su único hijo para que él lo cuidara, y de cierta forma lo estaba cuidando. Llevó su diestra hasta la parta baja de su cuerpo y dejó sus pantalones abajo, luego tiró los bóxer y liberó su erección.

Levantó la mirada y se topó con un Jeongin sonrojado y con el cabello revuelto, estaba tan adorable que Christopher tuvo que apretar sus dientes para contenerse.

—Shh... —se enderezó un poco y se acomodó sobre sus rodillas para tomar un sobre de aluminio de su veladora. Rasgó este con sus dientes y desenrolló el látex por su erección, desde la punta hasta la base, escurrió entre sus dedos el lubricante del condón y sin pensárselo dos veces regresó al cuerpo de Jeongin como un depredador—. ¿Lo quieres, pequeño?

Jeongin parecía confuso, pero aun así no se movió ni un poco. Esperó a que Christopher lo llenara.

—Lo quiero Señor Bang, por favor —susurró sin vergüenza, después de todo ya había llegado demasiado lejos. Vio que Christopher la tomaba erección rígida que tenía en su dirección y observó atento como la acomodaba justo en su entrada. El castaño se mordió el labio para ahogar un grito al sentir como el rubio se abría paso en él con un movimiento de cadera y, con un gruñido empujó la punta hasta que esta estuvo dentro.

Jeongin admiró la rigidez que denotaba el rostro de Christopher, como si este sufriera, deseaba poder aliviarle y darle placer más que cualquier otra cosa en el mundo, así que recordó un poco de los videos sucios que había visto antes. Y sin pensarlo demasiado, levantó la cadera un poco y se empujó contra el rubio.

—Demonios, Jeongin —le sujetó la cadera y respiró con dificultad—. ¿Acaso planeas matarnos?

Estaba a punto de responderle cuando de repente se dio cuenta de que ya tenía media erección dentro y el dolor menguando.

Christopher dentro de él, por fin.

—Señor Bang... —le susurró con una sonrisita malévola.

Christopher tragó saliva y, tras apartar sus manos se impulsó adelante, enterrándose en Jeongin por completo.

—Respira —le susurró—. Intenta relajarte.

Jeongin exhaló lentamente y su cuerpo quedo ligero. Christopher aprovechó el momento para empujar sus caderas un poco más, penetrando por fin ese prieto culo. El castaño cerró los ojos con fuerza y volvió a morderse los labios.

—Mierda, mierda, mierda... —los gruñidos de Christopher se evaporaron en la piel de Jeongin.

—¿Qué coño estás esperando, Christopher? —le retó—. Fóllame de una puta vez.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora