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Jisung estaba hastiado de hacer los trabajos pendientes sólo, puesto que Jeongin ya no iba a asistir a la escuela, él junto a Minho se habían quedado con toda la responsabilidad, el resplandor de las ultimas luces del día apenas iluminaban la casa Lee cuando terminaron el trabajo de química para el señor Song.

Minho se había quedado dormido sobre los cuadernos y aún tenía aquella expresión tierna en el rostro.

Como la de un pequeño niño. Jisung depositó su pesada mochila en el suelo y se acercó sigiloso a la cama, ya era hora de irse.

El pelinegro lucía adorable y soñoliento, él le miró las facciones silenciosamente, dejó que sus dedos se acercaran al rostro de Minho, su corazón comenzó a latir presuroso, como si estuviese acercándose un ataque cardiaco.

Él prefería ignorar el hecho, ellos solo eran amigos, y los amigos no sentían cosas amorosas por el otro, los amigos se apoyaban y se decían que todo iba a estar bien, pero no se acariciaban en la penumbra de una habitación.

Quiso enterrar sus dedos en el sedoso cabello de su mejor amigo, pero no era correcto, así que simplemente se enderezó y comenzó a alejarse, no quería despertarlo.

Tomó nuevamente el lazo de su mochila y sin hacer mucho ruido se acercó hasta la veladora de noche para tomar su teléfono celular, cuando lo hizo no pudo evitar mirar pasajeramente las fotos que su amigo tenía colgadas allí.

Minho en realidad era extraño.

Revisó visualmente las fotos, y notó que al lado izquierdo entre la segunda y la cuarta había una foto suya.

¿Cuándo le había tomado Minho aquella foto? Bajó la mirada y encontró allí una foto de Yuna, rio un poco. El sopor de niño grande que tenía lo obligaba a reírse. Minho seguramente solo le había tomado una foto para molestar.

Seguramente era eso.

Las horas de trabajo, la sobriedad de la realidad y el café que se habían tomado arrojaron sobre él un par de ideas, Minho sólo era su amigo. Era un plan horrible, pero era su realidad.

Tomó un poco de aire que expulsó lentamente mientras salía a pasos agigantados de la casa Lee, la señora Lee solía llegar tarde al igual que el padre de Minho, por eso con total confianza cerró la puerta de entrada y se dirigió a su casa sin mirar atrás, el día siguiente debía ir a despedir a Jeongin al aeropuerto como el buen amigo que era.

(...)

En cambio...

Jeongin había hecho una pataleta al oír los argumentos que Christopher le daba para que aceptase el viaje con Sunny, ellos habían tenido una pequeña pelea, pero el rubio sabía bien que al final Jeongin cedería y, lo hizo dos días después al entender la situación.

Sunny no lo había vuelto a llamar y parecía ignorarlo olímpicamente cuando se cruzaban por la calle de mera casualidad. El pequeño castaño estaba recluido en su casa como un prisionero por eso Christopher no lo había podido ver seguido.

Hasta esa noche.

En donde Jeongin había llegado de improviso para advertirle sobre su viaje repentino, sólo tenían una noche más para disfrutar de la compañía de ambos, Christopher quiso reclamar, pero Jeongin saltó directamente a sus brazos para enredar sus piernas en él.

Christopher estaba perdido. Sabía que debía parar, pero las palabras no le salían porque era muy agradable tener a Jeongin sobre su regazo y entre sus brazos. Durante los dos últimos días había estado imaginando aquello muy seguido, pero la realidad superaba a su imaginación. Jeongin era más suave, más cálido, más receptivo y más directo.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora