La última semana había sido probablemente la más hermosa en toda su existencia, Jeongin estaba viviendo uno de sus más recónditos sueños entre los brazos de Christopher.
Ellos realmente habían estado compartiendo tiempo de pareja, como una pareja común y corriente, sin límites, reglas sociales o demás mierda que la sociedad deseara imponer sobre su vida.
Hacían el amor en cualquier lugar y a cualquier hora para aprovechar el momento, tenía algunas marcas en su pequeño cuerpo, pero nada de qué preocuparse, a él eso le venía de maravilla.
El pequeño castaño paseó sus dedos por los anchos hombros desnudos del rubio abogado y en menos de un segundo ya se encontraba sentado en el regazo del señor Bang, con las piernas enredadas en las caderas ajenas. Christopher evitó resoplar y el castaño sonrió contento mientras le rodeaba el cuello con ambos brazos.
—Aún es temprano —le reprochó.
El rubio quiso continuar durmiendo, pero ¿qué sentido tenía el sueño si tenía a una completa fantasía hecha realidad entre sus brazos? ¿Acaso sus sueños lograrían derrumbar la belleza que Jeongin derrapaba a cada segundo? Deslizó sus manos en picada por la cintura desnuda de su pequeño acompañante y disfrutó de cada caricia, cada toque y cada sonrisa que el pequeño Jeongin le brindaba. Contempló el rostro mañanero del mejor amigo de su hijo y recordó al niño castaño con la nariz roja que corría por su casa cuan pequeño.
Pero, esta vez no sintió culpa.
No sintió la necesidad de rasguñarse las manos por desear tocar el cuerpo de Jeongin. Esta vez, sólo lo hizo.
Tocó y besó cada retazo de piel que se le entregaba de buena manera, el reloj en la mesilla del hotel anunciaba que ya era hora del desayuno, pero que importaba el desayuno en esos momentos.
Cuando el calor que los dos cuerpos emitían comenzó a arder de forma más explosiva, Christopher tomó el control de la situación.
El resto fue un borrón de besos y caricias calientes entre toques de amor y lujuria, Jeongin nunca se había sentido tan fuera de sí mismo, incapaz de pensar y demasiado débil para escapar se quedó a sentir y desear.
No pudo sentirse en paz hasta que finalmente se dejó caer sobre la dureza del señor Bang, la tranquilidad fue tan abrumadora que la plenitud que sentía su cuerpo se derritió. Él gimió. Christopher gruñó, tirando cada vez más fuerte contra él, deseando quedarse allí por siempre.
Mirando dentro de los ojos oscuros, Jeongin se movió y, fue tan excitante para Christopher ver los ojos del pequeño castaño entrecerrarse, la forma en que su cabeza se sostenía con su espalda arqueada de una forma tan coqueta y maquiavélica.
Jeongin abrió las piernas un poco más, logrando ajustar su postura mientras tomaba toda la longitud caliente del señor Bang en su interior, miró abajo y se sintió fascinado por el movimiento de sus propias caderas. Vio las manos de Christopher, tan grandes y cálidas en sus caderas dirigir el movimiento como él quería.
Los pulgares húmedos de Christopher acariciaron automáticamente los huesos de la cadera del castaño y aprovechó el momento para empujarse aún más contra él, tan duro, tan húmedo y tan sucio. Ninguno de los dos podía respirar con tranquilidad y sin embargo necesitaban moverse más duro y rápido, y pronto el rubio se vio a sí mismo golpeando sus caderas para encontrarse con Jeongin en cada embestida.
(...)
Hacia las dos de la tarde cuando Christopher bajó hasta el pequeño bar del hotel después de dejar a Jeongin dormido en la habitación, echó una mirada furtiva por el lugar con desinterés, contempló a las personas y como de costumbre se bebió una copa de ese líquido amargo que descendía por su garganta como lava hirviendo.
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¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanIn
Fanfiction𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 ꒰ChanIn꒱ "Recuerda no entrar a lugares que no te dan permiso, Jeongin". Su madre había tenido tanta razón, pero ahora era tarde. Su curiosidad lo había llevado a un punto límite, al descubrir lo que escondía el Sr. Bang bajo su...