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—¿Te has vuelto loco? —la risa de Félix hizo temblar la cabaña entera—. ¡¿Crees que Christopher nos dejará acampar fuera a nosotros dos solos?! Ni siquiera nos dejó acampar a Jeongin y a mí en el jardín de mi casa.

Bang Félix estaba tirado en la alfombra acolchonada que relucía en el pequeño pórtico, tenía a su lado a Hwang Hyunjin quien le enseñaba algunas ecuaciones que este no podía resolver, a la derecha Jeongin comía algunas galletas que Christopher le había alcanzado a la hora del almuerzo, hora en la cual el rubio no hizo acto de presencia con una excusa muy tonta.

El peli-rosa refunfuñó y abrió su cuaderno otra vez. ¿Tenía que encontrar una X? ¿A quién carajos le importaba la estúpida X? Se giró hacia Hyunjin para rogarle con la mirada.

—Ayúdame.

Hyunjin se rio por lo alto y se inclinó hacia su novio.

—Funciones, es como la respuesta a la pregunta. Toma la primera, por ejemplo, tienes que encontrar el valor de X, ignora todo lo demás, la verdadera pregunta es ¿X es igual a...? Entonces haz la ecuación para encontrar la respuesta —el gigante se encogió de hombros como si su explicación hubiese sido la mejor.

Félix en cambio alzó las cejas y quiso preguntarle en que idioma le había hablado.

—Oh, bien. Sí, ya lo pillé, seguramente saco una A en mi examen, gracias.

—¿Quieres que te ilumine? Porque puedo iluminarte sin problemas con mi sable laser —bromeó.

—Cállate y promete que me mantendrás.

—Sin problema —Hyunjin se enderezó—. Por cierto, ¿qué te parece si Jeongin se queda con tu padre para convencerlo sobre nuestra noche fuera mientras nosotros vamos al pueblo?

—¡¿Qué?! ¡No!

Jeongin resopló con fuerza. Quería decir algo, pero no podía o no se atrevía. Así que sin más se dispuso a dormir extendiendo su cuerpo a lo largo se cubrió con todas las sábanas que pudo y cerró los ojos con fuerza.

(...)

De repente un líquido entre frío y caliente cayó en su mejilla. Cerró sus ojos con más fuerza y limpió su rostro. Otra gota cayó en su frente, luego en su nariz. Pensó que quizá la cabaña tenía goteras, se lo diría a Christopher.

Se sentó tan rápido que su cabeza comenzó a dar vueltas y lo único que distinguió fue la sonrisa del Señor Bang y un vaso de agua en su mano.

—Aún no cambias, te duermes en cualquier lugar —musitó él alegremente.

Jeongin lanzó un suspiro pesado mientras procesaba todo lentamente.

—¿Me tiraste agua? —lo acusó con un fingido enfado.

—Sólo fueron cinco gotas de agua.

—¿Y Félix? ¿Qué estás haciendo aquí de todos modos? Creí que te dolía la cabeza.

—Se fueron al pueblo a comprar comida, supuestamente lo que hago no es "comestible".

—¡Oh, mierda! —Jeongin echó una mirada al lugar, al parecer ya había anochecido y gotas gordas de verdad caían afuera. Llovía torrencialmente, frunció el ceño. "Qué desgraciado" Félix lo había conseguido, ahora tenía una excusa para no regresar a la cabaña con ellos. Así que ese era su plan, llevar a su mejor amigo para sacrificarlo en casa mientras él tenía sexo casual con su novio en un motel barato, seguramente.

—Ese lenguaje —Christopher levantó una de sus cejas arrogantemente—. ¿Quieres comer?

—Sí, pero algo que no hayas cocinado tú.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora