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Para cuando Jeongin abrió los ojos ya el reloj de la mesilla en la habitación del señor Bang apuntaba exactamente a las dos de la madrugada y a juzgar por la obscuridad de la habitación se había quedado jodidamente dormido después de su íntimo encuentro con el rubio, talló sus ojos en vano y estiró las piernas, le desilusionó un poco no encontrar a su lado el cuerpo caliente de Christopher pero se le hizo lo más normal, ellos jamás habían compartido cama como si fueran una pareja real, no se preocupó por su madre pues le había enviado un mensaje en dónde le avisaba que se quedaba a dormir en la casa Bang.

Cuando por fin despertó a todos sus sentidos escuchó unos pasos elegantes en el piso de abajo y, se quedó mirando fijamente la puerta con los pensamientos cruzados, ¿Había alguien allí? La razón le dictaba que lo más sensato fuera quedarse allí, pero la curiosidad lo empujó a caminar hasta el otro lado, se deslizó de la cama amplia de Christopher y recogiendo un poco de su ropa intentó ponerse decente.

Para cuando estuvo listo escuchó la risa de su madre.

Mierda.

Le invadía un temor que clamaba ser discreto, la tenue luz de la cocina le dio la bienvenida para bajar las escaleras, caminó en puntillas y la voz de su madre se hizo más clara.

—Voy a enviar a Jeongin a China con su padre —el castaño se estremeció ligeramente, ya habían pasado más años de los que él podía recordar de los cuales no había sabido nada sobre su padre, pero se estremeció aún más al no escuchar ninguna protesta dicha por Christopher—. Él ya está en el último año y no sabe qué hará después, quisiera un poco de seguridad en la vida de mi hijo.

—Creo que ninguno de ellos a esa edad sabe bien lo que quieren y mucho menos piensan en la seguridad, Sunny.

Jeongin quería hacer un berrinche como un niño pequeño, pero se quedó mudo en su lugar, se inclinó un poco más y vio a Christopher sentado con una pequeña copa en la mano, al otro lado estaba su madre quien a juzgar por su forma de moverse y hablar había estado bebiendo por un buen tiempo.

Cuando el rubio lo vio; Jeongin le mostró el ceño fruncido y en un pequeño momento su respiración se hizo demasiado pesada mientras Christopher le hacía señas para que continuase ocultándose, el castaño miró fijamente a su madre mientras se tomaba de un golpe el trago que tenía entre sus dedos, ella jamás se había comportado de esa manera o al menos no delante de él.

Murmurando algo entre los labios Christopher le hizo una señal de silencio con los labios sólo para recibir una negativa de parte del menor.

Jodido infierno.

—Christopher, sabes que te quiero —las palabras de Sunny sonaron tan suaves en sus labios, pero con tanta fuerza en los oídos de Jeongin que casi cayó de espaldas al oírlo, abrió los ojos desmesuradamente y retrocedió casi horrorizado—. Yo te amo desde hace un tiempo —el castaño se mordió el labio inferior con fuerza y apretó sus pequeños puños con rabia reprimida—. Y esa noche aún no se borra de mí, aun cuando ambos dijimos que era un error imperdonable, no puedo olvidarla.

"Esto no está pasando".

Jeongin sintió algo así como una lava correrle por el cuerpo, ¿Así que su madre y el señor Bang habían tenido algún tipo de relación íntima? Golpeó su cabeza contra la pared en silencio y recordó las tantas veces en que su madre casi glorificaba al rubio, pero... ¿Qué estaba pasando?

Recordó también como su madre había enmarcado aquella foto en donde Christopher y ella se abrazaban mientras Félix y él sonreía para el señor fotógrafo del parque, ¿Habían tenido una relación desde un principio? ¿Por qué Christopher no se lo dijo? La sola idea de ver a su madre con el hombre que ahora amaba hizo que su sangre se pusiera tan pesada y negra como lodo sucio que corría por todo su cuerpo, haciendo que incluso la respiración se le acelerara.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora