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Es una verdad reconocida mundialmente que cuando una persona sube a un avión para irse a otro país, en algún lugar del mundo otro se queda sin saber que decir aun cuando las palabras fluyen en su garganta y sus piernas le sirven para correr.

Jeongin salió de la escuela con el corazón oprimido mientras la tristeza se colaba por todo su cuerpo. Debería estar feliz porque Félix no se había enterado de nada y ellos habían regresado a ser los mejores amigos de antes, pero no era así.

Le entró un escalofrío debido al mal clima que encajaba casi a perfección con su ánimo.

Miró al reloj y se dio cuenta de que debía regresar a casa en vez de acompañar a Félix a la suya. Minho y Jisung llegarían pronto y no quería verle la cara a Minho después de haber visto a su novia con otra persona, ¿Sería un buen amigo si se lo dijera?

Se pegó el abrigo más a su cuerpo y atravesó a las personas para poder escapar del lugar.

Caminó hacia su casa a paso lento. ¿Qué estaría haciendo Christopher ahora? ¿Estaría con esa mujer? ¿Estaría pensando en él? ¿O quizá estaría pensando en la manera de ocultar lo que ellos habían compartido?

Esperaba con todas sus fuerzas que aquella última pregunta no tuviera una respuesta afirmativa.

Porque si habría justicia en el mundo, Christopher debería estar sufriendo igual que él.

Cuando llegó a su casa tras un largo paseo mojado, vio el coche de los Bang en su puerta. Iba a dar la vuelta para perderse por un lapso de tiempo más, pero el grito cariñoso de su madre se lo impidió.

—¡Jeongin! Christopher acaba de venir a visitarnos —dijo Sunny con una sonrisa alarmante—. Entra la casa, querido.

Maldito hombre, que lo provocaba y jugaba con su orgullo, Jeongin se mordió el labio inferior con fuerza, debía reprimirse porque no resultaría adecuado actuar como un psicópata frente a su madre.

Entró a su casa y atravesó la sala, estaba a punto de correr escaleras arriba pero allí estaba él, con las facciones inexpresivas y cierta tensión en los hombros y el pecho. ¡Como si en realidad estuviese preocupado!

—Jeongin, ¿qué tal va la escuela? —preguntó fríamente—. Félix me ha estado contando que irán de viaje con su grupo de amigos y un chico llamado Matthew... ¿Es cierto?

Se había olvidado el pequeño detalle del viaje, Sunny tomó su lugar a lado del rubio y comenzó a batir la cucharilla en la taza de café que tenía entre las manos.

Jeongin quiso responder, pero en ese momento se sintió repentinamente sofocado por toda una serie de emociones inesperadas.

Refunfuñando para sus adentros respiró profundo antes de hablar.

—Deberías preguntarle a Félix por ti mismo, Christopher.

El silencio detrás de la frase fue todo.

—¡Jeongin! —Sunny movió la cabeza con exasperación e inmediatamente comenzó a reír con nerviosismo—. Discúlpalo, Christopher, últimamente mi hijo ha estado cambiando demasiado.

Razonable, se mostraba razonable que Sunny fuera la que fruncía el ceño más que nadie.

—Es difícil criar a un hijo sin padre, ¿sabes? —se excusó ella por fin—. Jeongin merece una buena disciplina para controlar su mal carácter, lástima que yo no se lo pueda dar.

En esta ocasión, Christopher no dudó en dirigir su mirada hacia Jeongin.

—Lo imagino —el rubio rio entre dientes.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora