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Faltaban cinco minutos para que la campana chirriante de la escuela comenzase a tocar como una maquina a punto de explotar y sobre el tercer asiento del curso había dos personas copiando las tareas con desesperación.

—Pero... ¿Qué dice aquí? ¿Igual? —Jeongin comenzó a morder la punta de su lápiz con desesperación pues si el profesor Heechul los veía copiándole la tarea a Jisung seguramente los tres irían a detención por una semana para ayudar a adornar la capilla de la escuela.

—¡X menos uno! —el bajito con mejillas regordetas frunció el ceño—. Pero, ¿es que ni siquiera puedes copiar en silencio?

—¡Pero mira como escribes, no entiendo ni mierda! —se quejó.

—¡Lo que faltaba! —Jisung alzó la mano sólo para darle un golpe suave en la frente al castaño—. No haces los trabajos y te quejas de mis números ¡Malagradecido!

—Jisung —Matthew hizo acto de presencia—. Pásame el trabajo de Heechul.

—No, ni hablar —dijo Jisung aun frunciendo el ceño.

—¿Cómo que ni hablar? —Matthew se incorporó frente al bajito con mejillas regordetas y comenzó a hablar con la voz alarmada—. ¿Por qué ellos si pueden copiarte y yo no?

—¿Qué vas a obligarme o qué? No quiero que tú copies mis trabajos —explicó con una sonrisa contrita.

—Ten toma el mío, aunque no sé si copié bien —musitó Jeongin, dirigiéndose a Matthew y mirando divertidamente a Jisung que sólo gruñía entre dientes.

—¡Jeongin! —gruñó Jisung.

Jeongin estaba a punto de responderle cuando la Namjoo la chica de la primera fila se puso a correr.

—¡El señor Heechul!

El castaño atisbó la expresión jocosa de Minho y se echó a reír de buena gana por primera vez desde lo que le parecían años, Minho se le acercó mimoso y le rodeó los hombros con un brazo como si fuera su hermano mayor, luego levantó la mirada y vio el rostro enojado de Félix cruzar la puerta.

—¡Hey, Félix! —el nombrado levantó la mirada e ignoró olímpicamente a Minho y a su llamado, cosa que no resultó del todo bien, pues Matthew ya le había rodeado las caderas con fuerzas y había comenzado a hacerle cosquillas como a un niño pequeño.

—¿Qué pasa con él? —Minho se quedó estupefacto, no sabía cómo articular palabra, ya que Félix jamás le había ignorado, estaba tan enfadado que no podía ni siquiera percatarse de que el señor Heechul ya había dejado sus libros sobre aquel escritorio inmenso.

Señor Lee, hablará luego con el señor Bang, pero por el momento vaya a su asiento.

Minho mantuvo vigilado a Félix por el resto de la clase en dónde el señor Heechul se había puesto un horrible sombrero de mago para explicar ecuaciones.

—Deja de mirarlo como si fueras a saltarle encima, Minho —susurró Jeongin a trompicones, con los labios temblorosos y las manos desquiciadas. ¿Cómo iba a explicarles a sus amigos la situación? ¿Y si ellos también se alejaban de él?

Minho esbozó una sonrisa de niño malo al ver como el señor Heechul le llamaba la atención a Félix por la cercanía que tenía con Matthew.

—Tengo que preguntarle por qué no me respondió el saludo, ¿no crees? —Jeongin frunció el ceño y Minho mantuvo su sonrisa—. Me siento rechazado.

El castaño estaba a punto de refutar cuando vio a través de las ventanas como Yuna era alzada y besada en otros brazos que no eran los de su amigo, primero pensó en evitar a toda costa que el pelinegro viera la escena, pero después su subconsciente le susurró que hiciera lo correcto así que inició.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora