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Había llegado el gran día.

Félix esperaba pacientemente en la entrada de su puerta con dos maletas en los brazos, su sonrisa no podía compararse con nada similar en el mundo, llevaba un atuendo suelto y el cabello reluciente.

Justo detrás suyo estaban su padre y su mejor amigo, riéndose de algo que él no había llegado a oír, se mordió el interior de la mejilla con ansias, Félix había estado empezando a dudar sobre esa relación tan extraña que Christopher mantenía con Jeongin, pero intentó llenarse la cabeza con ideas paternales, después de todo su padre había sido también como un padre para su mejor amigo. ¿No?

—¡Jeongin! ¿Tú no quieres venir conmigo? —preguntó en cuanto lo tuvo cerca.

—No tengo permiso de mamá.

—Pero, igual vente. No quiero estar sólo con ellos... ¿Y si la mamá de Hyunjin no me acepta? Es la primera vez que la veré —Jeongin extendió los brazos en su dirección y sin pronunciar palabra alguna lo abrazó con fuerza, Félix lo notó. Su amigo estaba demasiado feliz, muy feliz de hecho, pero... ¿Por qué?

Félix intentó preguntarle la razón, abrió la boca, pero ninguna pregunta salió de ella en cambio un bocinazo lo regresó a la realidad.

— ¿Nos vamos? —Félix se quedó mirando a Hyunjin pasmado, sintió una punzada en el corazón al ver la sonrisa de su novio y sin darse cuenta comenzó a caminar hacia la camioneta negra amplia de la familia Hwang.

Christopher lo despidió con un movimiento de manos y le sonrió desde la puerta, al igual que Jeongin, después la camioneta hizo un sonido extraño y comenzó a andar, llevándose al peli-rosa lejos de casa.

Jeongin observó atento como Félix y los Hwang se perdían en el horizonte y, sin esperar por más se lanzó a los brazos de Christopher quien lo cogió receptivo. El castaño se acercó aún más para comenzar a frotarse contra el duro cuerpo que tenía frente a él.

—¿Y Sunny? ¿A qué hora va a regresar?

—No intentes sonar preocupado, Christopher —la piel del señor Bang comenzó a erizarse al oírlo tan desinhibido y abierto. En el fondo sabía que ese exactamente era el modus operandi de Jeongin, sabía también que el pequeño castaño intentaba volverlo loco en cada oportunidad que podía y aceptó conscientemente que él había caído en su juego de poder.

—¿Qué voy a hacer contigo, Jeongin? —el nombrado vio directamente a los ojos cafés del señor Bang y boqueó en reiteradas ocasiones. La mano de Christopher estaba comenzando a dibujarle pequeños círculos en el abdomen, justo por debajo de la camisa, incapacitándolo y devaneándole los sesos.

—Lo que quieras, todo —empezó a sentirse agitado y retorcidamente excitado. Christopher apenas estaba comenzando a tocarlo, pero se sentía desprotegido, hipersensible y vulnerable a cualquier petición indecente, además él había estado buscando la situación.

Se relamió los labios con erotismo al sentir los pulgares calientes de Christopher en su cintura, bajando de a poco hasta la cinturilla de sus bóxer y pantalones, hundiéndole el toque justo allí, en la pequeña curva del hueso de la cadera y piel sensible.

—Quítate la ropa para mí.

Jeongin se mojó los labios con más ansias y alejándose de Christopher se desligó de sus pantalones con una patada astuta, dejó a la vista su lechosa y suave piel, subió sus manos y comenzó a deshojar uno a uno los botones de su camisa escolar, lo hizo con suma lentitud para aletargar el sufrimiento de Christopher quién lo veía seducido desde unos metros de distancia. Movió las caderas con insinuación y se acarició así mismo, luego le sonrió inocentemente.

¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora