Cuatro meses después.
Los segundos se hicieron minutos, los minutos se hicieron horas, las horas días, los días semanas y pronto el tiempo avanzó más rápido de lo que él pudo contar.
El señor Bang se encontraba en su oficina, leyendo el periódico matutino con demasiado detenimiento, quizá más de lo que él deseaba. Revisó las notas que la nueva secretaria le había dejado sobre su escritorio y lamentó no poder tener más ánimo de continuar, últimamente el sonido de las manecillas del reloj estaba molestándole más de lo normal.
El tiempo parecía reírse en su cara.
La imagen de Jeongin se le atravesó por la mente y una sonrisa parsimoniosa hizo acto de presencia, él permanecería siempre joven en sus recuerdos. Siempre sería aquella pastilla que le había regresado la vida y sentía que no había palabras que fueran suficientes para expresar los sentimientos que florecían en su pecho cada vez que lo recordaba o lo nombraba en sus pensamientos.
Se sintió un poco estúpido por extrañarlo tanto durante esos meses de sequía, ya habían pasado los cuatro meses para que Jeongin pudiese obtener su mayoría de edad, pero al parecer a él le había gustado su país natal y planeaba quedarse un poco más. Ahora el temor del rubio era otra cosa, ¿Y si él no regresaba? No, claro que no, el castaño volvería. Porque él debía volver, lo había prometido.
Y por más que el rubio intentase hacerse al fuerte no lo estaba logrando, lo necesitaba, necesitaba al pequeño castaño más que a las pastillas para el dolor de cabeza que recientemente había comenzado a tomar, más que a la luz o al aire frígido que las ventiladoras del lugar le daban, Christopher necesitaba de Jeongin para rodearle de caricias y oír su voz susurrándole palabras de amor eterno que sólo una persona inexperta y joven podía decir.
—¿Jefe? —él levantó la cabeza y se quitó los lentes gruesos para dejarlos sobre su escritorio.
—¿Sí?
Suzy agitó las manos y se alisó la falda. La nueva secretaria era algo inexperta pero eficiente con respecto a los reportes, ella tenía la manía de dejar pequeñas notas verdes por todo el escritorio para recordarle al rubio su trabajo del día, después de la renuncia de Lily por su matrimonio inesperado, Christopher no tuvo más opción que contratar a la muchacha, eran tiempos difíciles y ella mostraba mucho entusiasmo.
—Le traje café como le gusta —ella se acercó hasta el escritorio con su usual pequeña sonrisa y dejó el vaso de café que tenía la palabra "Starbucks" sobre los papeles—. Son las once de la noche. Tiene que ir a descansar, no puede quedarse tanto tiempo sin comer nada. Además, es malo para su salud y seguramente su hijo debe estar muy preocupado en casa, esperándolo.
—Es cierto —dijo él.
El rubio se frotó los ojos y miro el reloj de su muñeca con fervor. Lo más probable era que Félix ya hubiese llegado a casa. Agradeció mentalmente por el café a Suzy quién parecía mirarlo con demasiado detenimiento, tomó su saco y pensó en retirarse del edificio antes de que se le hiciera más tarde.
—¿Quiere que le compre comida antes de irse, jefe? —le preguntó ella desde su lugar.
—No, yo...
Sonó el teléfono e interrumpió la respuesta de Christopher, seguramente era otro cliente o Félix para preguntarle sobre su paradero.
—Oficina del señor Bang, ¿con quién hablo? —Suzy se había adelantado a tomar el teléfono, él la oyó responder alegremente, y después, su voz adquirió un tono más ominoso que despertó en Christopher la preocupación—. El señor Bang no está disponible, si desea puede dejarme un recado para que yo se lo entregue.
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¿Qué esconde el señor Bang? ☘ ChanIn
Fanfiction𝐅𝐢𝐧𝐚𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 ꒰ChanIn꒱ "Recuerda no entrar a lugares que no te dan permiso, Jeongin". Su madre había tenido tanta razón, pero ahora era tarde. Su curiosidad lo había llevado a un punto límite, al descubrir lo que escondía el Sr. Bang bajo su...