Capítulo 32: EVA.

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"Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: 'No coman de él ni lo toquen, porque de lo contrario morirán.' La serpiente dijo a la mujer: 'No morirán.'"

—Génesis 3:3-4

El hombre elevó la comisura de sus labios, como si ofreciera un asentimiento implícito. Tomó la taza y sorbió su café todavía humeante, saboreando el instante.

Gio evocó el momento en que la Resistencia lo contactó, en busca de aquellos científicos involucrados en la creación de la vacuna.

GSP había decidido operar en la penumbra mediante una de sus empresas tapadera, InnovaBio. A través de esta entidad encubierta, contrataron a Octavio como director de la investigación destinada a desarrollar una vacuna contra ese virus hipotético. Para iniciar el proyecto, InnovaBio estableció un convenio con la universidad, donde el decano facilitó el contacto entre Octavio y sus estudiantes, convirtiéndolos en los responsables principales.

Cuando la investigación de RBG llegó a su culminación, quedó claro que ellos, al menos, eran inocentes e ignoraban la verdad detrás de todo ese enredo.

La revelación, en aquel entonces, lo había dejado con una sensación de inquietud, un peso que aún cargaba en su conciencia.

Recordaba la disputa en la universidad que lo llevó a reaccionar de manera violenta, un estallido de furia que, en ese momento, estaba impulsado por la confusión.

Solo conocía la punta del iceberg; había percibido y examinado detalles que no encajaban. La conversación que escuchó entre el decano y quien supuestamente era el propietario de InnovaBio le resultó inaguantable. Cada palabra era una pista de que algo siniestro se cernía sobre ese proyecto. Y cuando divisó a Natalia entre ellos, la situación se tornó intolerable.

En un arranque de descontrol, Gio perdió la cabeza.

Al actuar de la manera en que lo hizo, lo único que logró fue distanciarse de Octavio sin poder siquiera explicarle lo que, en ese instante, era una amalgama confusa de intuiciones y frases inconexas.

—Ya veo. Creo que ustedes tienen un serio problema de comunicación interna. Repetiré mis palabras por última vez: no me uniré a ustedes y le aclaro que no planeo trabajar para Vargas. Sean cuales sean sus intenciones, no encontrarán en mí nada que les resulte favorable.

—Un déjà vu... —murmuro el hombre, casi para sí mismo.

—¿Qué dice?

—Has pasado tanto tiempo bajo sus alas que incluso puedes soltar las mismas frases.

—Realmente... —se detuvo mientras sus palabras se disolvían en el aire, pero la tensión en su mandíbula lo delató—. Me retiro.

—¿Te vas? —se rió con suavidad, su risa impregnada de cinismo—. Apenas estamos comenzando. Ni siquiera había llegado a lo esencial. Solo te estaba brindando contexto. —Desvió su mirada hacia su empleado—. Ricardo, parece que los jóvenes de ahora no tienen paciencia.

—La juventud es así, señor.

—Hace unos años —prosiguió el hombre, su tono volviéndose más contemplativo—, me había hallado en una situación similar. Yo hablaba y la otra persona, que probablemente tendría tu edad en aquel momento, respondió algo muy parecido. Es alguien que nunca escucha del todo bien. —Sus ojos se clavaron en Gio, penetrantes—. Por eso, le pasa lo que le pasa... y le pasará lo que le pasará.

Gio frunció el ceño, tratando de discernir si el tono del hombre encerraba una amenaza o una advertencia.

—Te interesa saber, ¿verdad?

S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora