🥀Capítulo 4: Lo sublime de lo imperfecto

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"Secretos que he guardado en mi corazón, son más difíciles de ocultar de lo que pensé.
Tal vez solo quiero ser tuyo.
Quiero ser tuyo, quiero ser tuyo".

—Arctic Monkeys, I Wanna Be Yours

Gio levanta la mirada y observa el rostro enrojecido de Octavio, pero este, de repente, cierra los ojos.

Aunque la curiosidad lo consume, el profesor se niega a mirarlo.

El hombre extiende la mano y le acaricia la mejilla; indignado, el otro echa la cabeza hacia atrás evitando el contacto.

En medio del silencio, el agitado subir y bajar del pecho de Octavio resuena en la habitación.

Gio admira la marca en el cuello, los pezones ligeramente hinchados y el suave sonido de la respiración entrecortada. Sus pupilas oscuras brillan con un deseo insaciable y una intensa excitación invade su cuerpo.

Las largas y firmes piernas del hombre contienen con fuerza al sometido, mientras busca algo en el bolsillo trasero de su pantalón negro.

Sin titubear, abre un paquete de preservativos y se coloca uno en dos dedos.

Con mucha fe, se dispone a usar el escaso lubricante incluido en el látex. Sin precio aviso, rodea la entrada rosada y acaricia el borde.

Octavio le grita con rabia.

—¡Hijo de perra! ¡No te atrevas...!

Pero no puede terminar de amenazarlo, cuando Gio introduce los dígitos de un solo golpe.

—Ah~

Las paredes internas se rasgan con un dolor punzante. Un quejido se escapa de entre los dientes apretados de Octavio. El profesor intenta levantar su torso, pero su cuerpo indefenso tiembla de horror y de ira. Con los ojos bien abiertos y un destello rojo en ellos, mira a Gio con una ferocidad desbordante. Desea perforar su carne y romper sus huesos.

Sin embargo, Gio eleva la comisura de sus labios al notarlo, mostrando los caninos con satisfacción.

—¿No le resultaba repugnante? Bueno, su cuerpo parece contradecir esas palabras.

Gio encuentra un punto que desmorona la resistencia del profesor y este cae de nuevo hacia atrás.

El otro aprovecha; roza con la yema de los dedos ese punto una y otra vez.

—Si no le gustara, apuesto a que esto de acá... no estaría tan relajado.

Para el más joven, es estimulante ver ese pálido rostro cubierto de rubor y odio, lo que de alguna forma hace que su erección se hinche aún más.

Desesperado por liberarse, Octavio se retuerce sobre sí mismo.

Cuando Gio presiona en ese tierno y dulce lugar, la mezcla de dolor y placer se vuelve incontenible.

Su cabeza arde.

Su cuerpo arde.

Lo detesta.

Lo odia.

Se odia.

De repente, el estridente sonido de una alarma resuena de nuevo en la habitación, tan penetrante como intolerable.

El profesor se siente abrumado por el ruido y su mente lucha por mantenerse enfocada.

Gio detiene el movimiento y retira sus dedos intrusos.

El tiempo se agota y él lo sabe.

La tercera alarma resonará pronto, marcando el fin de todo esto. No tendrá la posibilidad de quedarse más tiempo con su viejo mentor.

S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora