Capítulo 24: No sirve.

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Aunque no pueda describirlo, Octavio reconoce a la persona que ingresa. Es el guardia que siempre lo observa desde el exterior mientras Alan entra para asistirlo.

Es difícil definir cómo se siente ante este individuo. Es silencioso y no ha intentado lastimarlo. Obedece a Alan incluso cuando el profesor se pone agresivo.

Alto es precisamente eso, alto. No le sorprendería si mide más de dos metros; frente a él, su cuerpo famélico parece insignificante.

El profesor no se atreve a preguntar por ahora. Prefiere esperar para ver qué pretende.

Hace tiempo comprendió que tanto Alan como Gio evitan que otros tengan contacto directo con él.

Al pensar en Gio, Octavio inclina la cabeza por un momento. Quiere saber qué ha sucedido con él durante el tiempo que estuvo dormido.

La mano izquierda está envuelta en una venda blanca. Bajo esa protección, hay un leve rubor sobre la piel hinchada. Aunque siente malestar, parece que no hay fracturas.

Intenta ocultar el movimiento nervioso con la mano derecha, también vendada. Debajo de la tela, están los nudillos heridos e hinchados con abrasiones. Los cortes del vidrio dejaron una abertura profunda en la palma.

Las heridas provocan inquietud en el pecho del profesor, recordándole lo que ha hecho.

Los brazos del guardia, que estaban detrás de él, ahora se extienden.

Ante el movimiento, Octavio levanta el rostro. Alto sostiene una bolsa negra y una cuerda.

—Póngaselo usted mismo —ordena.

Las pestañas del profesor parpadean, una ligera humedad aparece en sus ojos. Toma la tela y el incesante movimiento de la mano se detiene.

La presencia de estos objetos solo puede significar una cosa.

Definir las emociones que lo atraviesan es difícil, ya que muchas se entrecruzan de manera espantosa.

La única razón para usar esto es que debe ir hacia esa habitación. Y en ese lugar solo hay una persona. Si ese hombre se encuentra allí, es que aún existe. Siendo así, al solicitarlo, es que al menos tiene intenciones de verlo. Por lo tanto, aún tiene posibilidades de hablar sobre las circunstancias que han causado todo esto.

Ha reflexionado demasiado.

Ahora que ha desterrado lo que siempre había ocultado, los sentimientos resurgen. Nunca pudo catalogarlos ni darles un nombre.

No, en realidad temía aceptarlo.

Sin embargo, ahora es peor que antes, porque emociones como el odio y el resentimiento han envenenado aquello que alguna vez consideró cálido y dulce.

Lo único que tiene claro es que está confundido consigo mismo y con las intenciones del otro. Si pudieran hablar como dos adultos racionales, quizás exista una pequeña posibilidad de aclarar algo.

Al terminar de ponerse la bolsa torpemente, Alto le dice que extienda las manos.

—De pie —indica, al terminar de atarlo con la cuerda.

Después de recibir un potente calmante que lo sumió en un sueño profundo durante día y medio, la mente y el cuerpo del profesor aún están afectados. Alan le ha explicado esto a Alto, por lo que debe ser paciente al trasladarlo.

Octavio experimenta una persistente sensación de somnolencia y una leve debilidad debido al prolongado reposo forzado. Sus pasos son lentos y torpes. Al subir al ascensor, su frente suda por la ansiedad que atraviesa su corazón.

S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora