Capítulo 26: Tres heridas. (Parte 2)

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"La tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta."

—Rabindranath Tagore, Pájaros perdidos.

Al retirar las murallas de Octavio, solo vas a encontrar una estructura simple pero compleja: rectángulos de madera perfectamente acomodados en una figura vertical. Sin embargo, no es sencillo derribarlos o quizás, solo sea cuestión de estrategia.

Si extraes las piezas adecuadas, todo colapsa, igual que las mentiras que caen cuando se enfrentan a la verdad.

Errores, secretos, la lluvia.

Demasiadas mentiras, demasiados años.

Sus oídos todavía hacen eco de la conversación que tuvo con Gio la última vez que se vieron en la universidad. Octavio cae al mismo abismo oscuro, pero esta vez siente como si su cuerpo no le perteneciera. Desciende como un pedazo de papel dirigiéndose hacia la nada.

Cuando su espalda se estrella de golpe contra algo sólido, es como si volviera a poseer su cuerpo.

El primer indicio de cambio de lugar es un débil rayo de luz que acaricia su frente. Octavio intenta abrir los ojos, pero sus párpados están exhaustos.

Un leve murmullo resuena en sus tímpanos, indistinguible al principio, como si proviniera de muy lejos. Lentamente, se define como una radio sintonizando entre estaciones.

Inhala profundamente y un suave olor a pino ingresa por sus fosas nasales, despertando vagos recuerdos de su juventud, cuando todo era más simple.

Sus dedos rozan algo suave y cálido. Su mente lucha por comprender la situación, pero cada pensamiento se confunde con el anterior.

Trata de mover sus extremidades, pero su cuerpo está agotado.

Poco a poco, comienza a captar palabras, aunque todavía son vagas y entrecortadas.

Una voz es femenina, dulce y afectuosa. La otra es masculina y juvenil.

No puede discernir qué dicen exactamente, pero la cadencia de sus palabras le transmite una extraña mezcla de nostalgia y angustia.

Mientras intenta concentrarse en la conversación, una punzada de dolor recorre su cabeza y todo se vuelve preciso.

—¡Amo esa canción! Subí el volumen... You with the sad eyes...

Al escucharla con detenimiento, otra punzada más fuerte se clava en su cerebro haciéndole sudar la espalda. Poco a poco logra abrir los ojos; la luz del sol se convierte en un brillo difuso, casi cegador. Parpadea varias veces hasta que sus pupilas se ajustan y puede distinguir mejor el ambiente.

Octavio esta recostado en el asiento trasero de un automóvil que reconoce de inmediato.

Contiene el aliento.

El solo hecho de ver esto hace que se le hiele la sangre.

Era principio de noviembre, hacía calor y el día era hermoso.

Frente a él se encuentra una mujer, sentada en el asiento del conductor y a su lado, en el asiento del pasajero, está un adolescente de unos quince años.

Don't be discouraged oh I realize. It's hard to take courage. In a world full of people... ¡Vamos! ¡Cántala conmigo!

—No lo voy a ha...

Ella lo interrumpe, desviando la vista de la carretera para observarlo con una amplia sonrisa.

But I see your true colors shining through. I see your true colors and that's why —extiende el índice para señalarlo y le guiña un ojo—, I love you. So don't be afraid to let them show... dale cariño, no seas vergonzoso.

S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora