Son casi las siete de la tarde. La espalda encorvada del hombre se despega del asiento. Los lentes reposan a un costado y un tenue matiz rosáceo invade el rostro que se esconde bajo los brazos cruzados. La pantalla de la computadora está negra, luego de que el dueño se rindiera frente al agotamiento.
Es septiembre; el clima ambivalente se carga de humedad en el departamento. Los sillones, las paredes, las cortinas, todo oscila en una opaca escala de grises, blanco y negro. Una pequeña maceta en el escritorio, que fue un regalo afectuoso de su estudiante, aporta algo de vitalidad al entorno.
En la cocina, un joven prepara dos tazas. El ligero sonido de la cerámica al posarse sobre la mesa se entrelaza con la melodía que sale del reproductor.
"This Romeo is bleeding. But you can't see his blood. It's nothing but some feelings. That this old dog kicked up."
El hombre va despertando de a poco, la espalda adolorida y la camisa un poco arrugada.
Frunce el ceño y acaricia su frente con la yema de los dedos. El aroma a café le recuerda que no está solo. Toma los lentes de inmediato y al levantar la vista, ve a Gio acercarse con una sonrisa y dos tazas en las manos.
—Ah, se despertó justo a tiempo. Le preparé un té.
El cerebro de Octavio no está completamente despierto, mira su reloj algo confundido.
"What I'd give to run my fingers through your hair. To touch your lips, to hold you near..."
El joven apoya la taza a su lado y habla con una expresión llena de orgullo.
—No se preocupe, aún es temprano y lo otro ya lo hice. —Ladea la cabeza y se inclina a escasos centímetros del hombre sentado—. ¿Se siente bien?
A decir verdad, tiene un terrible dolor de cabeza, además de una pesadez en las extremidades que lo aquejan.
Pero no lo va a comentar.
—Sí. —Cierra los ojos por un momento—. ¿Qué has terminado? No tendrías que ha-
La mano que antes tenía la taza de té, ahora está sobre la frente de Octavio.
—Parece que tiene temperatura.
—Estoy bien.
Antes de que pudiera apartar la mano, el joven se acerca y apoya los labios en el mismo sitio.
"I know when I die, you'll be on my mind. And I'll love you, always..."
Las mejillas que antes tenían un tenue color, ahora vibran en un rojo intenso. Pero lejos de mostrar su vergüenza, reprende molesto.
—¡Dantez!, ¿pero qué crees que estás haciendo?
Alejándose un poco, Gio sonríe descaradamente.
—Lo siento, solo quería corroborar que no tuviera fiebre.
—Existen los termómetros para eso, y ya te he dicho que estoy bien.
Octavio suspira e intenta relajarse. Desde que este joven se ha incrustado en su vida, suspira demasiadas veces al día.
—¿Entonces dónde lo tiene? Dígame así lo busco y pue-
Con una expresión de disgusto, alza la mano para que se calle. Gio, por su parte, enarca una ceja y lo mira como si lo regañara.
—Si seguís insistiendo con esto, te voy a pedir que te vayas.
El joven suelta un ligero sonido de agotamiento y se da la vuelta.
La música ya ha pasado a otro tema, y el profesor intenta masajearse los músculos tensos de los hombros. El otro regresa con una silla y se sienta a su lado en silencio. Con el mismo mutismo comienza a beber su café.
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S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.
RomansaMás allá de la captura. La conexión inesperada entre el captor y el cautivo. El vínculo prohibido, que desdibuja los límites de la racionalidad.