"Nuestro destino grabado en una cicatriz esclavizada mientras nos destruimos mutuamente.
Descansa, mi amor. Ya he pecado lo suficiente para los dos, en el nombre del amor".
Motionless in White- Eternally Yours.
Gio está semi apoyado sobre su cuerpo, reteniendo las piernas de Octavio con las suyas.
La mirada del profesor se fija en su rostro, incapaz de apartarse. Es tan tentador; sus ojos son como las lunas llenas, redondas y resplandecientes. Incluso con uno parcialmente hinchado, brilla una vulnerabilidad mezclada con un deseo profundo y ansioso. Cada parpadeo evoca el aleteo de un pájaro herido buscando refugio y consuelo. El hombre no puede evitar sentirse atraído por esos ojos, una fuerza que lo arrastra; desea aliviar el dolor oculto tras esa dulce y excitante expresión.
Las lágrimas saladas, cálidas y cargadas de ansias tienen un sabor y un significado distintos. De todas las veces que ha llorado, esta es la única en la que no percibe odio hacia él.
Octavio tiembla con una intensidad que hace vibrar su piel, y él solo puede abrazarlo y corresponderle.
Con una mano acaricia la nuca del profesor, eleva su rostro y se introduce nuevamente. Lo besa fervientemente, mientras sus caderas se mueven por reflejo, frotándose contra él con cada respiración.
Es la primera vez que lo ve así, con esa mezcla de lujuria y desesperación. Ni siquiera cuando se enredaron en Edén pudo disfrutarlo de esta forma. La mente de Gio se sumerge en su propio mundo mientras sus instintos primitivos afloran. Muerde el mentón con intensidad y, tras unos minutos lo suelta.
Lo observa con la mirada de un depredador acechando a su presa. Cada detalle del rostro de Octavio es captado por el movimiento de sus iris oscuros. La respiración errática y la piel enrojecida solo acrecientan el calor incontrolable que se expande en la parte baja de su abdomen. El fuego que arde no es solo deseo, sino una llama que quema con la furia de la posesión, alimentada por celos, ira y amor.
Han ocurrido demasiadas cosas entre ellos, aunque sabe que él es el único que carga con estos sentimientos.
La combinación de todo esto volvería loco a cualquiera y Gio es así por naturaleza.
Si no estuvieran siendo escuchados, podría confesarle tantas cosas.
Hay tanto por decir y explicar.
Pero ahora, esta persona solo le pertenece a él. Está así por él y solo quiere tomar todo de él.
Octavio se aferra con la mano a su cuello y busca los labios del hombre, enredando nuevamente sus lenguas. Deja que el otro se lleve el oxígeno de sus pulmones; el aliento de ambos se combina y el miembro del profesor comienza a reaccionar. Embriagado por el calor, su herido corazón late desbocado y aunque su cuerpo adolorido responde con letargo, no puede contenerse ante la estimulación; sus movimientos son suaves y delicados.
Gio desliza la mano bajo la camiseta de Octavio, acariciando suavemente la cintura sin poder desprenderse de esos labios.
Un gemido ronco y masculino escapa de la garganta del profesor, rompiendo el silencio mientras aviva la necesidad ardiente del hombre que lo sostiene. Sus delgados dedos se enredan en el cabello negro de Gio; con la mirada brumosa, lo contempla, perdiéndose en esos ojos oscuros que parecen querer devorarlo.
Al menos esto parece real.
Se ha privado de tanto, sacrificando partes de sí mismo y aun así, este es el resultado: ha perdido todo, aunque quizás nunca tuvo nada realmente. Su mente es un caos dominado por la confusión. Ha engañado a todos, pero sobre todo a sí mismo, hasta el punto de que ya no sabe qué es verdad en su corazón.
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S.E.L "Unión en la Oscuridad" / En corrección.
Lãng mạnMás allá de la captura. La conexión inesperada entre el captor y el cautivo. El vínculo prohibido, que desdibuja los límites de la racionalidad.