La Fotógrafa del Freestyle.

-10-

Mi primer cumpleaños lejos de casa, de mi familia, y de todo lo que amo. Me desperté con el sonido del timbre del portero, avisando que tenía un paquete en la puerta. Bajé, con el corazón un poco triste por la nostalgia, y me encontré con un hermoso desayuno sorpresa que mis padres me habían enviado. Aunque la distancia nos separaba, siempre encontraban la forma de hacerme sentir cerca. Regresé al departamento con una sonrisa, sintiendo una mezcla extraña de felicidad y melancolía.
Mi padrino llegó poco después y se unió al desayuno. Trajo su propio regalo: un iPhone X. Me quedé sin palabras. Sabía que siempre me consentía, pero esto era mucho más de lo que esperaba. Después de desayunar juntos, él se despidió porque tenía compromisos, y yo comencé a preparar mis cosas. Había quedado con Valen para ir a la Bresh con el resto de los chicos, y antes, me invitó a pasar el día en su casa. Me di un baño, guardé lo necesario en mi mochila, y salí rumbo a lo de Valen.
Cuando llegué, fue Tino quien me abrió la puerta.

—Feliz cumpleaños, flaca —me saludó con una sonrisa.

—Gracias, Tino. —Le di un abrazo—. ¿Valen está dormido todavía?

—¿Vos qué pensas? —respondió con una carcajada mientras subíamos las escaleras.

Abrí la puerta de la habitación de Valen con cuidado, para no hacer ruido. Su cama estaba vacía, lo vi salir del baño, con el pelo mojado y una sonrisa medio dormida.

—Cumple feliz, hermosa —me dijo, acercándose a abrazarme por la espalda—. Felices 19 años.

Me di vuelta y lo abracé. Sentir su abrazo siempre me daba una extraña sensación de paz y seguridad.

—Gracias, Valen —le dije, con una sonrisa.

Nos dimos un beso corto, como esos que ya se habían vuelto parte de nuestra amistad, pero que, en días como este, significaban un poquito más.

—Te compre algo —dijo mientras buscaba en su cajón—. No sabía muy bien qué podía gustarte, así que le pedí ayuda a mi mamá y a Manu. Recorrimos varios locales hasta que mi mamá sugirió esto… Lo mandé a hacer personalizado para vos. Espero que te guste.

Me entregó una bolsita de regalo, y dentro, encontré una agenda bellísima. La tapa estaba decorada con fotos mías, de él y de todos los del crew. Junto a la agenda, una lapicera con mi nombre grabado.

—Valen… Es preciosa, de verdad —dije, sin poder dejar de sonreír mientras lo abrazaba fuerte por el cuello—. Me encanta, es perfecta… Muchas gracias.

Se notaba el alivio en su expresión al saber que me había gustado. Nos quedamos un rato más en su cuarto, charlando, y luego salimos para ir a almorzar a la casa de su mamá. Pasamos el día entre risas y la calidez de su familia, aunque por dentro, seguía sintiendo esos nervios que siempre me agarraban cuando estaba cerca de Maia. A pesar de que solo era una amiga más para Valen, siempre me daba vueltas en la cabeza la idea de qué pensaría su familia sobre nosotros.

Volvimos a su casa al final de la tarde para prepararnos para la Bresh. Me di otro baño rápido y me cambié. Valen me esperó en la cocina, preparando la previa: alcohol, porro y otras cosas que seguían sin agradarme, especialmente cuando él las consumía. Sin embargo, era mi cumpleaños, y esa noche decidí dejarlo pasar. No quería preocuparme por nada, solo quería disfrutar.

Pero, disfruté demasiado.

Recuerdo haber tomado más de lo que debería. Sentía el calor del alcohol subiendo por mi cuerpo, y aunque me mareaba, no paré. La música, las luces, la gente… me sentía el centro de atención y yo me deje llevar.
El dolor de cabeza que tengo ahora es insoportable. Siento como si alguien me estuviera clavando agujas en las sienes. Intente abrir los ojos, pero me pesan como si estuvieran pegados con cinta. ¿Dónde estoy? Me esfuerzo por recordar, pero todo es blanco en mi cabeza. Mire a mi alrededor y reconozco la habitación de Valen. Él está a mi lado, durmiendo boca abajo, sin remera. ¿Por qué estoy en ropa interior? ¿Qué hice anoche? No quiero ni pensar que pude haber tenido mi primera vez y no recordarlo. Me tape con la sábana por la vergüenza.