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Me quedé sentada sobre las frías piedras, como estaba sola deje que mi llanto silencioso saliera. Perder a Valentín era lo último que quería en esta vida, pero decirle que yo también lo amaba como algo mas que mi amigo, era mentirle. Seque un poco mi cara, camine sin ganas hasta la cabaña. Mis cosas estaban en su habitación, tenía que entrar si o si. Abrí la puerta, despacio sin hacer ruido. Estaba tendido en la cama, boca arriba con los ojos abiertos de par a par, mirando al techo.

—es más cómodo acá, dormí tranquila. Me voy al sillón. —me dijo mientras se sentaba.

—no, quédate tranquilo. Dormí ahí. Vine a buscar una cosa a mi valija, nada más.

Se volvió a acostar, pero está vez dándome la espalda. Largue un suspiro, me dolía. Con el flash de mi celular, busque lo que necesitaba, no quería molestarlo.

—paso al baño a cambiarme, y te dejo de joder. —le dije en un susurro, por si dormía.

Me puse mi pijama largo para no morirme de frío durmiendo en el comedor, sola. Deje mi ropa sobre una silla cerca de la cama. Lo mire, estaba de costado, su cabeza sobre las manos, ni siquiera se había tapado, ni la ropa se sacó, solo la campera y el buzo. No lo pensé tanto, agarre la colcha que estaba en sus pies y lo tape, deje un suave beso en su cabeza. Sabía que esto era el final de todo, nuestra amistad se rompió desde que el abrió la boca y confundió las cosas ¿y como no confundirlas? Camine en sigilo hacia la puerta, no encontraba el picaporte en el medio de la oscuridad, estaba de día pero la habitación no tenía ni una sola ventana al exterior. Escuche sus pasos detrás de mi, sus brazos rodearon mi estómago, tirándome hacía el.

—no te vayas, Julieta —susurro en mi oído— quédate conmigo.

Cerré los ojos pensando en que hacer, eso podría empeorar todo. Me salí de su agarre.

—No, Val.

Sentí sus manos frías en mi cuello, me sujetaba con suavidad.

—no te voy a perder, realmente no me importa si me amas o no, quiero que esto dure toda mi vida. —me dijo, sentía su aliento caliente muy cerca de mi cara.

Si me quedaba, era evidente lo que iba a pasar. Y si, eso pasó. Nos besamos, en la cama, abrazados como de costumbre.

—gracias por venir, sabes que odio festejar mi cumpleaños... Pero, vos lo haces especial. —admitió.

—fue idea de Tino, el y Nat me pagaron el pasaje. —le conté.

—siempre saben lo que me hace feliz. —dijo, mientras se acurrucaba más en mi. Sentía su respiración caliente sobre mi cuello.

—yo también se eso... Y sabes lo mucho que quería venir.

—pero no me dejaste pagarte el pasaje, cuando te dije de vacacionar acá con la crew.

—no me gusta que me paguen, Valen. Bastante con lo que haces por mi.

—ah pero a Tino si le aceptaste el pasaje.

Aunque no lo veía, podía imaginarme su cara en ese preciso momento.

—no me dejó opción. Me llamo, y me dijo ya tenés los pasajes. No me preguntó si podía. —me reí bajito.

—lo único que me importa es esto, tenerte a mi lado.

—vamos a dormir, Val. Estoy cansada. —le dije, dándole un beso en la frente.

—Ju, para. —respiro hondo— ¿No me amas ni siquiera como tú mejor amigo? —su pregunta fue directa.

—si, como mi mejor amigo si te amo y mucho, pero no te amo como si fueras mi novio, o si estuviera enamorada de vos. —le confesé, aún sabiendo que le dolía.

La Fotógrafa del Freestyle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora