La Fotógrafa del Freestyle.

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Después de los cuatro shows que dió Valentín para la despedida de Oscuro Éxtasis, teníamos como unos 20 días libres. Nos la pasabamos en la casa en su casa. Olivia y Lucas habían entablado una amistad muy linda, se los notaba en total confianza. Realmente no le prestaba mucha atención a ellos, solo me importaba el ojitos color cielo que no se despegaba de mi lado en ningún momento.

Lucas había hablado con Olivia para ver cómo hacíamos para decirle a Valentín que me iba a vivir a Córdoba definitivamente y que quizás solo vuelva de visita acá. El aún conservaba la esperanza de retomar nuestras vidas normales, que todo volviera a ser como antes, pero yo lo veía casi imposible.

Decidimos que ella le diría, que sabía hablar y llevarlo a la perfección. ¿Por qué no lo hice yo? Creo que aún me queda un poco de temor hacia Valentín y la violencia que alguna vez usó sobre mi. Y también no quería ver su corazón romperse. Sabía qué significaba eso para él.

Llegamos a su casa, el ambiente se tornaba tenso y se notaba a kilómetros. Ella estaba en la cocina y él, apenas nos vio entrar, se fue directo a su habitación sin mirarnos al menos.

—¿Le dijiste? —le pregunté a Olivia, lo que asintió como respuesta— voy a hablar con él. —dije, juntando todo el coraje del mundo.

Me dirigí a pasos lentos hasta la puerta de su habitación, antes de abrirla, cerré mis ojos y respire profundo, llenando de aire mis pulmones, y a mí cuerpo se valor para afrontar la situación.

—Val... —susurre, al abrir.

—No quiero hablar y menos con vos. —dijo en seco.

—Tenemos que hablar y lo sabes —camine hasta su cama, ignorando lo que me había dicho. Me senté, poniendo mi mano en su espalda— ¿Te dijo Olí, verdad?

—Ya te dije que no quiero hablar, Julieta. —espetó.

—Bueno, no hables, escúchame entonces... Se que no te gusta para nada la idea de que me vaya de nuevo a Córdoba, pero es la única salida que encontré a todo esto, Val. Ya se que debes pensar que se vuelve a repetir la historia de cuando nos conocimos, pero está vez es diferente... Te prometo que si.

—No entiendo como va a ser diferente, es lo mismo... Te tengo lejos, me quedo solo de nuevo. —murmuró entre lágrimas.

—No te quedas solo, está tu novia que te ama. Y yo... —hice un silencio muy cortó— voy a estar siempre para vos.

—No es lo mismo, ella no sos vos... A veces no me entiende, no sabe por lo que pase y vos si.

—¿Me podés mirar al menos? —le pregunté, a lo que se giró. Su ceño fruncido, sus ojos cristalizados y un poco rojos como su nariz— Vamos a encontrar la solución, te juro que sí. —acariciaba su mejilla con mi pulgar.

—No te quiero lejos otra vez. —su voz se quebraba.

—Yo tampoco quiero estar sin vos, Valen, pero es lo mejor está vez. Vamos a encontrar la forma de no distanciarnos ni nada, yo siempre te voy a necesitar. —admití.

Me hizo un espacio a su lado y me invitó a acostarme. Me rodeó con sus brazos, pegando mi espalda a su pecho, y su cabeza se acomodó justo entre mi hombro y mi cuello.

—¿Tanto lo amas como para dejarme a mi? —pregunto.

—No se trata de eso... Es mi salud y la tuya, después de lo que pasamos es difícil todo, y venir acá es retroceder en el proceso. —le explique, mientras entrelazaba nuestros dedos.

—Te necesito conmigo, Ju. —sollozo.

—Podemos hacer algo...

—No irte a vivir a Córdoba. —respondió.