Se me partía la cabeza, parecía que en todo el tiempo que dormí me hubieran estado pegando con un martillo. Valentín seguía dormido, intenté levantarme al baño. Pero se me dió vuelta todo, y volvieron las náuseas. Creo que agarrándome de las paredes, llegué a vomitar en el inodoro. Creo.
—¿Estás bien? —su mano sostenía mi pelo.
—¿Qué me diste, Valentín?
—Merca, boluda. Nada más, es tu primera vez.
—y la última, me voy a morir. —seguí vomitando.
El maldito timbre retumbó en todo el departamento. Parecía que me vibraba el cerebro.
—Debe ser Olí y Lucas. —dijo.
—Limpia todo, por favor.
A las corridas, limpio todo rastro de drogas.
—Juli se siente mal. —aviso a los que entraban— está vomitando en el baño.
—Hola, hermosa. ¿Qué te pasa? —habló Lucas, agachándose a mi lado.
—no sé, me levanté mareada y con náuseas.
—¿Querés que te compre algo? No sé, para tomar.
—Un Gatorade es lo mejor. —dijo, Valentín.
Olí se ofreció a salir para ir comprar. Volvió con 3 Gatorade grandes, color rojo. El olor ya me generaba náuseas.
—Tenes que tomar un poco, Ju. —me decía Lucas sentado a mi lado en la cama.
—Me da asco eso, Lucas.
—Un poco Juli, hacelo por mí. —dijo Valentín apoyado en el umbral de la puerta.
Tapando mi nariz lo tome. El sabor era peor que el olor, pero al menos refrescaba mi garganta. Me quedé acostada, me hacía compañía.
Agarré mi celular, y después de mucho entré a mis redes sociales. Ignore los cientos de mensajes que tenía. Todos habían hecho sus posteos despidiendo a mi novio, menos yo y Valentín.
Entre a mi galería, empecé a ver las fotos que le había sacado. Tenía tantas, y en todas salía tan lindo, tan perfecto, tan Tadeo. No podía elegir una sola, así que elegí 10, las que Instagram te permitía. En algunas salía solo, otras conmigo. Una particularmente me rompió un poco más el corazón, estábamos tirados en la arena de la playa, la última vez que fuimos al Sur, abrazado a mis piernas desnudas, mientras me miraba con esos ojos marrones preciosos que brillaban tanto como él, se notaba todo el amor que me tenía, su sonrisa de dientes blancos y perfectos, su pecho al descubierto, en su pelo se le notaban pequeñas gotitas de agua, y su piel tenía arena pegada. Esa fue la que puse primero, era él en su máximo esplendor.
Mire el teclado, no sabía que escribirle. Tenía que escribir algo, como si el no supiera todo.
Te fuiste, mi amor, y con vos se fue una parte de mí que jamás voy a recuperar. No sé cómo seguir después de perder a la persona que tanto amo, pero sé que voy a tener que aprender a vivir con este vacío inmenso que me dejaste. Siento que te fallé, que no supe verte, que no entendí lo que estabas viviendo. Pero quiero que sepas que cada día, en estos cinco meses juntos, fuiste lo más importante en mi vida, lo que más feliz me hacía. No hay palabras para explicar lo que siento, la tristeza que me consume desde ese momento. Te amaba, te amo, y siempre lo voy a hacer.
Nos quedaban tantas cosas por hacer, tantas conversaciones, tantos sueños y promesas que nunca van a cumplirse. Me quedo con tus abrazos, tus sonrisas, tus miradas cómplices, tus cariños, esas charlas largas donde sentía que el mundo desaparecía cuando estábamos juntos. Me quedo con el amor inmenso que me diste, porque vos eras todo lo que necesitaba para sentirme viva, y ahora no sé cómo seguir, te llevaste mi vida con vos.
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La Fotógrafa del Freestyle.
FanfictionSolo una chica amante de la fotografía y del freestyle.