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Lucas tenía que ir a Buenos Aires por unas cosas de la FMS, y dónde él iba, también yo. Así que buscamos algún hotel no tan caro en capital, lo dejamos señado por los diez días que duraba eso. No sé qué dura tanto pero bueno , quizás sea algo muy importante y como hacía tiempo no estaba al tanto no podía decir nada. Y como aún no manejo celular tampoco puedo buscar.

Preparamos nuestras valijas, con todo limpio, y ropa de invierno y verano. Aunque yo todavía usaba todo largo, no me animaba a mostrar mi cuerpo. Fernando nos buscó y nos llevó hasta la terminal, el colectivo salía de noche y llegaba a la mañana bien temprano.

El viaje estuvo lindo, algo agotador. Había sacado en la parte de abajo, dónde los asientos son más anchos y se hacen cama, mucho más cómodos. Fue difícil acurrucarme a su lado para dormir, pero encontró la forma de abrazarme y no soltarme en todo el camino.

Cada vez que nos acercabamos más a la ciudad, se me encogía el corazón. Me empezaba a doler el pecho, y solo quería volverme a casa y llorar. Eran muchísimas las cosas que me sofocaban, sobre todo los recuerdos malos y buenos.

Él como siempre buscando calmarme, y que estuviera relajada. Me daba la mano, alguna caricia, un beso, las dulces cosas que me decía al oído. Y me hacía sentir un poco mejor, o quizás no pensaba tanto las cosas.

De la terminal nos pedimos un Uber hasta el hotel. Cuando llegamos, no parecía muy barato que digamos. Fácil era 3 o 4 estrellas, y en plena capital, a una cuadra del Luna Park. Me agarró nostalgia al recordar los dos shows de Valentín, lo felices que fuimos en ese momento, como no nos importaba nada de la vida, y no lo supe valorar.

Quería verlo, abrazarlo y escuchar de su boca, con su dulce voz ronca, lo mucho que me extraño y cuánto me ama. Pero era algo imposible, aunque yo estaba bastante bien sin recaídas y nada por el estilo, quizás a él, el hecho de verme le haga mal. Y lo único que quiero es que esté bien y que siga su vida como viene haciendo. Creo que todo es mejor así, aunque me duela estar distanciada.

Bajamos a comer unas pizzas a un local al lado del hotel. Lucas dijo que hoy era el primer evento, así que comíamos, nos dábamos una ducha y salíamos. Cómo a las 3 de la tarde, ya estaba parada en el balcón del hotel, esperándolo. Me puse un jean ancho, las clásicas vans y una remera negra, si me tuve que poner una remera porque hacía mucho calor, y no soportaba el buzo.

—Ya está viniendo el Uber, mi amor. —me dijo Lucas mientras se ponía perfume.

—Yo ya estoy. —respondí.

Bajamos por el ascensor, apenas salimos afuera el auto se paró y subimos. No sabía ni dónde estábamos, siempre me sorprende lo grande que puede ser Buenos Aires, nunca lo terminas de conocer.

Empecé a ver muchos chicos con remera de Wos, algunos carteles que decían despedida de Oscuro Éxtasis. No pregunte nada, me parecía imposible que estuviéramos yendo a un show de Valentín. Así que decidí ignorar todo lo que veía de él.

El auto se detuvo frente a una cancha, bueno en la parte de los estacionamientos mejor dicho. Había una cola enorme como de 2 cuadras o más, y algunas carpas. Mi corazón se empezó a acelerar porque ya sabía que detrás del portón iba a estar Valentín.

—Quería que fuera sorpresa, se lo feliz que todo esto te hace. —me dijo, Lucas cuando bajamos del auto.

—¿Voy a ver a Valentín, verdad? —pregunte, ya emocionada.

—Si. Me dejaron que vinieras y lo vieras, pero con la condición de que no te despegaras ni un segundo de mi lado, ni de dejarte sola. —me explico.

—Si, tranquilo. Gracias. —lo abrace.

Lucas agarró su celular, avisó que estábamos afuera y a los minutos el portón se abrió. Apareció Tino, quien se emocionó tanto como yo, nos dimos un fuerte abrazo.

La Fotógrafa del Freestyle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora