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Se nos estaba saliendo de control las cosas, cada vez era peor. Ya no nos soportábamos y empezaron las peleas, por absolutamente todo. Y no solo eran discusiones, el contacto físico como golpes, o rasguños aumentaba, y se hacían más visibles en nuestros cuerpos. Aún así, después de eso, como si fuera consuelo, volvíamos a tener sexo y dormir juntos. Creo que nos queríamos más, de lo que peleábamos.

No sé cuánto hacía que no se escuchaba el timbre sonar en mi departamento, hasta hoy. Atendí el portero y obvio que reconocí esa voz de inmediato diciendo "Hola, Juli... Soy Tino ¿Me abrís?". En lo que el subía por el ascensor, yo a las corridas acomode medianamente todo, tratando de no dejar en evidencia lo que consumíamos. Levanté a Valentín, su mal humor ya pesaba, por ende me comí varias puteadas por despertarlo.

—Hola Tino —dije envolviéndonos en un cálido abrazo.

—Hola, flaca. ¿Cómo andan?

—Bien, ¿Querés tomar unos mates o café? —le pregunté.

—estoy apurado, pero te agradezco. —respondió.— ¿Valen? —me miro.

—se está bañando.

No dejaba de mirar lo desastroso del lugar, tampoco a mí y a las marcas que Valentín dejaba diariamente con amor o violencia, pero en fin quedaban en mi piel. Aunque lo intentáramos ocultar, era notorio que nos habíamos vuelto adictos, y ninguno de los dos quería admitirlo. 

Valentín salió del baño, y abrazo a su amigo. Las marcas en su piel, también estaban a la vista, principalmente las de su brazo donde se inyectaba.

—Venia a despedirme —hablo Tino— me voy a vivir al Sur, y no se cuando los voy a volver a ver.

—Que lindo, Tinito. —le dije— me alegra por vos. —fui sincera, realmente el era muy buen amigo y se merecía lo mejor.

—¿Qué? —lo miro Valentín— ¿Y los demás? ¿Nos vas a dejar?

—¿Cómo que los demás? —pregunto con algo de ironía— Tobo y Martin se fueron de mochileros a Europa, quizás se queden a vivir ahí. Manu, tu hermano, alquilo un departamento con la novia. La crew se deshizo, nadie se junta, todos nos sentimos culpables. Wawa, a veces hace un esfuerzo y manda un mensaje al grupo pero nadie contesta. —se notaba que intentaba ser fuerte, pero su voz se quebraba.

Valentín se sentó en el sillón, mirándose las manos, como si cada palabra que su amigo le decía era una culpa más para cargar.

—Y bueno, vos estás acá... Aislado del mundo, drogándote a más no poder... ¿Te acordás que tenés un disco que terminar? —le pregunto.

—Si, escribí algunas cosas más. Deben estar por ahí. —le respondió a su amigo.

—tenés que rescatarte, boludo. Y vos también, Julieta. ¿Qué, se quieren morir? —nos pregunto, pero ninguno contesto— la DS3 no puede cargar con otra muerte, menos la de ustedes dos. —dijo, y se seco unas lágrimas.

Valentín se levantó sin decir nada, y se fue directo a la habitación encerrándose dando un portazo.

—perdón, Tino. Está cansado nada más. —le dije, tratando de justificarlo.

—¿Vos te diste cuenta como tenés el cuerpo? —me pregunto, agarrando mi muñeca con suavidad— estás marcas te las deja el ¿No? —señalo— están mal, Juli. Necesitan ayuda, ambos.

—Espero que te vaya bien en el Sur, Tino. —conteste, evadiendo lo que me decía.

—no sé ni para que me gasto en hablarles. —dijo abriendo la puerta— espero que cuando se den cuenta no sea tarde.

La Fotógrafa del Freestyle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora