Síndrome de couvade.

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Una de las tantas cosas de admirar en Katsuki Bakugo, es su desempeño laboral; madurez, fortaleza, dedicación, empeño y carácter.
Entre los empleados de la compañía familiar, consideraban que en el futuro sería un estupendo jefe, dejando de lado su mal carácter, claro está.

Pero eso no era lo que Jiro veía en esta ocasión.

Ya iban varios días, en los cuales veía al rubio cenizo más agotado de lo usual y con mucho sueño, pues se la pasaba bostezando a cualquier lugar que fuera, y qué decir de su repentino gusto por consumir limonadas como si estás fueran agua natural, sin ignorar los repentinos pedidos a pastelerías con una orden en específico: una rebanada de pastel de chocolate y zarzamora.

Ya era bien sabido lo misterioso que ese chico podía ser, pero ahora, ¿qué era lo que le ocurría a Katsuki?

Caminando de puntitas desde la puerta de su oficina hasta su escritorio, la joven de cabello corto colocó un par de folios sobre la madera y comenzó a palmear el hombro del rubio, pues este se encontraba durmiendo sobre el escritorio.

—Katsuki— llamo, recibiendo un solo quejido.

Dispuesta a llamarlo una vez más, la voz de alguien se escuchó desde la puerta.

—Katsuki, hijo, necesito que...— era su padre, mismo que se quedó a medio camino al notar como su hijo se removía sobre el escritorio y bostezaba al tiempo que levantaba su cabeza.

—Padre— lo llamó sobresaltándose— Ah... yo— giro su rostro, encontrándose con su asistente— ¿Por qué no me avisaste que estaba aquí?

—Acabo de llegar— respondió por la joven el mayor.

Katsuki asintió, carraspeo su garganta y se dio a la tarea de escucho lo que su padre tenía que decirle, al terminar, el hombre no se fue hasta saber el por qué se encontraba durmiendo en horas de trabajo, no para reclamar, solo para saber si él mismo no se estaba sobrepasando con la cantidad de trabajo que le ha estado dejando en los últimos días. Al recibir una negativa, decidió no insistir, marchándose de la oficina de su hijo.

—No te ves nada bien, ¿seguro que no quieres irte más temprano a casa?

—Creo, que por esta vez sí lo haré, de verdad el sueño me está venciendo.

—Bien, vete ahora, yo revisaré los documentos que ha traído el señor Bakugo y te hago un resumen, ¿de acuerdo?

Katsuki asintió, tomando sus pertenencias y agradeciéndole una vez más a Jiro por la ayuda. Realmente tenía que tomar en serio sus bromas de aumento de sueldo, después de todo desde que Izuku salió embarazado, ella ha hecho más de lo que le corresponde.

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Izuku se encontraba sentado en el sofá al mismo tiempo que doblaba la ropa limpia, no tardando en sorprenderse al ver que la persona que había entrado en el departamento era Katsuki y no su madre.

—¿Sucedió algo para que llegues más temprano de lo normal?

Katsuki cabeceo en afirmación, retirando sus prendes de invierno para volver a tomar de nuevo el domo de plástico y su bebida e ir directo con Izuku.
El peliverde, tomo el recipiente de plástico, levantando una de sus cejas al notar que el pastel en su interior estaba a medio comer.

—Me lo venía comiendo en el camino— lo escucho decir—, si lo quieres termínalo.

—Se ve demasiado empalagoso...

—Creí que te gustaba lo dulce.

—No desde que estoy así — señalo su barriga—, pero dime, ¿desde cuándo al rey del picante le gustan este tipo de pasteles? — pregunto, tomando el vaso que llevaba en manos para dar un trago, frunciendo el ceño ante el sabor— ¿Qué es esto? Está demasiado asido.

Volver a empezar [BakuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora