Patadas.

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Horas después de que ambos fueran a dormir, Katsuki despertó a media noche sin poder volver a conciliar el sueño; yendo a la cocina para tomar un té que lo ayudará a relajarse y así volver a los brazos de Morfeo.

Pero mientras lo estaba preparando, recordó lo que horas atrás había pasado, tratando de pensar una forma en la que los ánimos de Izuku pudieran ser levantados o encontrar algo con lo que él pudiera distraerse. Tal parecía que alejarse de la empresa de los Todoroki comenzó a afectar más rápido de lo esperado.

Quizá debía llevar más trabajo a casa para pasar más tiempo juntos o pedirle a la señora Inko pasar más tiempo con su hijo mientras él estaba ausente.

Tomando un sorbo a su taza, comenzó a ver atractiva la sugerencia que le había hecho su madre hace unos días, pues ella había hablado con su esposo Masaru para dejar temporalmente la empresa y ayudar con los cuidados de Izuku, al igual que un poco de compañía.

Tal vez no era mala idea, entre Mitsuki e Inko, podían animar con más facilidad que él.
Aunque también en ese momento deseaba que los viejos tiempos regresarán, tiempos en los que sus amigos eran bastante encimosos y empalagosos; a comparación de ahora que todos estaban ocupados por trabajo y por supuesto su vida privada. Definitivamente a Izuku le hubiera caído de maravilla ese tipo de ambiente.

Aun así, ya hablaría con todos en general. Por el momento, debía regresar a la cama antes de que Izuku se despierte a causa de su ausencia.

Una vez estuvo en la habitación, se adentró a la cama tratando de no hacer mucho movimiento sobre esta, sonriendo al ver el sueño pesado en el que el pecoso se encontraba, y debido a una pequeña lámpara que el pecoso dejaba encendida durante las noches, fue que pudo darse cuenta que este tenía su barriga descubierta, con sus manos sobre su piel un tanto fría debido al clima invernal.

Negando con la cabeza, apartó sus manos y bajo la tela para cubrir su estómago, no pudiendo evitar acariciar esté, paralizándose en el proceso al sentir un pequeño movimiento.
Izuku ya había sentido con anterioridad sus movimientos, pero el pequeño nunca reaccionaba a su tacto ni a su voz; era la primera vez que él lo sentía.

Sonriendo de oreja a oreja, hablo en susurró: —¿Qué haces despierto a esta hora? Vas a despertar a papi.

Continuando con las caricias, Katsuki terminó reposando su cabeza sobre la barriga de Izuku, soltando pequeñas risas al sentir las pataditas sobre su mejilla.

—¿Kacchan?

Escucho la voz tenue y adormilada del peliverde, quien se extrañó por la posición en la que se encontraba Katsuki mientras continuaba acariciando su estómago; al percatarse del porqué, solo rio.

—¿Te hemos despertado? — preguntó el rubio al peliverde; girando su rostro sin intenciones de alejarse para mirarlo de costado.

—Sí que está inquieto. ¿Qué haces despierto?

—Solo fui por un poco de té a la cocina— respondió, levantando un poco su cabeza y dejando un beso sobre la tela—. Vuelve a dormir — le ordenó a su pequeño.

Recostándose al lado del pecoso, acomodo a este entre sus brazos y dando un beso sobre su cabeza, retomando nuevamente las caricias sobre su estómago. No tardó ambos en volverse a quedar dormidos.

 No tardó ambos en volverse a quedar dormidos

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