Trabajo de parto.

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Con ojos adormilados y cabellera color lavanda alborotada, el joven enfermero Shinso, comenzaba a sentirse mareado por el caminar insistente de Kendo que no paraba de ir de un lado a otro, misma que no dejaba de maldecir cada vez que miraba su reloj de mano.

Y en ese momento, se preguntó: ¿Por qué él de entre todos los internos?

«—Eres el más discreto de todos, y apuesto que tú falta de sueño te hará olvidar esto»

Esas fueron las palabras que le había dado en el momento en que tiró de él hasta el estacionamiento subterráneo, y aún seguía sin entender muy bien el contexto de la situación.

—Un hombre embarazado— reafirmó las palabras dichas anteriormente por la pelirroja, misma que asintió —, ¿entonces me elegiste a mí por el aspecto que tengo?

—Sin ofender, pero... sí.

—Vaya, tal vez debería demandar al hospital.

—No sería una mala idea. Pero que sea después de esto.

—Bien bien, ¿el director sabe sobre esto?

Y antes de que pudiera dar una respuesta, el chirrido de unas llantas los puso alerta.
En ese momento ni bien el auto había parado, Katsuki bajo del mismo, abriendo la puerta trasera para dejar ver a un peliverde bastante agitado y algo sudoroso.

Kendo se acercó, ayudándolo a bajar y ordenando a Shinso acercar la silla de ruedas. En ese momento, el sueño interminable del joven enfermero desapareció al instante.

—¿A dónde lo llevo? — pregunto. Sintiéndose incómodo por esos ojos rubíes que lo miraban con molestia.

—Al segundo piso en el último quirófano. Puedes ir tranquilo, Nezu se encargó de despejar todo el piso por unas horas.

Con esa orden, el joven se apresuró a los elevadores.

—¿Quién es Nezu y quién es esta cara de zombi? — preguntó irritado Katsuki, siguiendo por detrás a Kendo, quien veía a Shinso a lo lejos con Izuku.

—Nezu es mi jefe, el director del hospital y antes de digas algo con respecto a eso, fue inevitables, ese sujeto tiene la nariz de un roedor y supo dar con el expediente de Izuku. Y gracias a él, tenemos todo el equipo necesario a nuestra disposición.

—¿Y el sujeto que se llevó a Deku?

—Es uno de los interinos del departamento de enfermería, tranquilo, de todos, es en el que más confío, y lo vamos a necesitar.

—Ya muchas personas lo saben— murmullo.

—Bakugo Katsuki, tranquilízate, lo importante ahora es traer a ese lindo bebé a salvó.

Dio por finalizada la plática, entrando al elevador, siendo seguida por el rubio en silencio.
Sonrió nerviosa, era la primera vez que asistía en un parto y sus conocimientos eran escasos, ese era trabajo de Ibara y su equipo, pero esta vez no lo tendrían a su disposición. Pero debía darles seguridad, sobre todo a Izuku.

Entendía a Katsuki y de sus preocupaciones, e incluso Nezu lo dijo: — «No podemos involucrar a más personas y hacer de esto un circo. Lo que hiciste no estuvo bien, sin embargo, les daré todo mi apoyo». Fue lo que dijo el hombre, y ella solo rezaba porque todo saliera bien...

Shinso en ese momento se quedó parado junto a Izuku, mismo que en cuanto lo ayudó a desvestirse y a subir a la camilla, sujetó su mano con fuerza, no teniendo intenciones en soltarla

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Shinso en ese momento se quedó parado junto a Izuku, mismo que en cuanto lo ayudó a desvestirse y a subir a la camilla, sujetó su mano con fuerza, no teniendo intenciones en soltarla.
Ibara en ese momento estaba terminando de colocar sus guantes, dándole órdenes a solo una de sus ayudantes de nombre Inoko, una joven de baja estatura que en ese momento era un manojo de nervios.
En cuanto Kendo entró, le ordenó a Shinso vestirse con lo que el reglamento indicaba: gorro, bata, botines, cubre bocas y guantes. Al salir del quirófano, Izuku habló entre quejidos.

—¿Do-dónde está... Kacchan?

—Lo mande a vestirse también, supuse que querías que estuviera aquí— le respondió, indicándole a Ibara levantar la bata para mirar entre sus piernas— ¿Ya revisaste?

—Te estaba esperando, las contracciones están siendo cada vez más frecuentes.

—¿Crees que pueda ser capaz de tenerlo por parto natural? — preguntó la pelirroja, regresando su mirada al peliverde que nuevamente comenzó a quejarse ante el dolor.

—Tendremos que averiguarlo...

En el momento en que tanto Ibara como Kendo miraron entre sus piernas y lo revisaron, se sorprendieron por lo que sus ojos estaban presenciando: —Realmente está dilatando— murmuró Ibara, indicando a su asistente comenzar a retirar todo el vello púbico, sobre todo en la parte anal por lo cual también debía ser cuidadosa de no lastimarlo.

—Izuku— lo nombró Kendo, acercándose a él, bajando un poco el cubre bocas para que pudiera escucharla con claridad—, estás teniendo un buen trabajo de parto, sé que duele, pero deberás soportar un poco más pues tú bebé está dispuesto a salir. Conseguiste seis de dilatación desde que iniciaste, te faltan cuatro, así que, resiste un poco más.

—Siento como si todo mi cuerpo se estuviera rompiendo— pronunció agitado, sacándole una pequeña risa a la pelirroja.

—Algo parecido es lo que está pasando con tu cadera. Y debido a que tú cuerpo no está diseñado para dar a luz a un bebé, te ayudaremos con un poco de anestesia, e Inoko se encargará de ello.

Señaló con la mirada a la joven anestesióloga, que se miraba mucho más segura que cuando lo vio entrar.

—Tranquilo, déjalo en mis manos— comento un poco más animada la castaña.

—¡Izuku! — grito eufórico Katsuki.

El aludido lo busco con la mirada, sujetando su mano con fuerza cuando lo tuvo cerca, mientras que Katsuki beso su frente con el cubre bocas impidiendo el contacto.

Una vez todos en su posición después de más dolorosas contracciones, Kendo e Ibara miraron a Izuku.

—¿Listos? — preguntaron a todos al unísono.

Será una noche agitada.

Será una noche agitada

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