Capítulo 23.

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York Sidney.

Tic Tac.

Tic Tac.

Tic Tac.

Olor a alcohol, medicina, sangre, lejía, desinfectantes. El ruido molesto de los aparatos hace que mi cabeza de vueltas y sientas nauseas.

El reloj de la pared de al lado tampoco ayuda, los enfermeros que pasan con rapidez enfrente de nosotros, menos. Cada vez se vuelve más insoportable, menos sano.

Bradley y Franklin siguen en emergencia, ¿por qué? No sé, se supone que estaban bien, ¿qué falló? ¿Por qué no han salido?

Caroline y Emma están aquí tratando de conseguir información, Darwin y Stefan están controlando a Elijah para que no se vaya y haga algo estúpido. Los padres de Bradley y Franklin vienen en camino. No sé nada sobre el sheriff aún.

Solo me interesa saber sobre mis amigos.

¿Por qué siento como si hubieran pasado horas cuando en realidad solo han pasado minutos?

—¿Familiares de Franklin y Bradley?

—¡Yo! — Darwin se levanta de golpe, caminando hacia la enfermera —, gemelo de Franklin.

—Están estables, presentan un par de fracturas, Franklin el brazo derecho y Bradley el brazo izquierdo, nada grave, sin embargo, deberán de hacer reposo por lo menos unas dos semanas, para evitar daños cerebrales o más lesiones.

—Ah, gracias a Dios — Caroline susurra.

Me recorre un alivio y agradezco al cielo, no fue grave, están bien, están a salvo y podrán irse de acá lo más rápido posible.

—¿Podemos pasar a verlos? — pregunto acercándome a Darwin.

—Claro, pueden pasar, solo que siguen un poco anestesiados.

Darwin es el primero en pasar corriendo por los pasillos para llegar a la habitación compartida de Franklin y Bradley. Jalo a Elijah conmigo, no podemos dejarlo solo, y aunque también se ha tranquilizado por la noticia de que sus amigos están bien, eso no quita que este planeando unas 70 maneras de matar a Jorge y hacer que cinco de ellas parezcan suicidio.

La habitación es amplia, blanca y con un horrible olor a medicamentos.

—¡Heeee! ¡Hermanito! — Frank intenta elevar las dos manos, pero la derecha está presionada contra su pecho, lo cual hace una leve mueca, pero no quita la sonrisa de ver a Darwin.

—Mierda, estas bien — Darwin lo revisa de pies a cabeza rápidamente, antes de darle un abrazo y suspirar tranquilo varias veces — estas bien.

—¿Por qué hay estrellas en el techo?

Me acerco a Bradley junto con Elijah. Esbozo una sonrisa a su dirección y acaricio su cabello mojado, tiene un par de vendas en los brazos y unas heridas en la frente, pero son solo raspones.

—York, mi mejor amiga — sonríe abiertamente.

Mi corazón siente una punzada de melancolía. Me limito a sonreír.

—¿Cómo te sientes?

—De puta madre.

—Claro, si te empotraste contra un árbol — Emma aparece a la par mía.

Bradley se ríe escandalosamente.

—Mierda, hay que repetirlo.

—¡No! — Caroline chilla, acercándose a él y pegándole un manotazo en su brazo bueno —, nunca, jamás — lo regaña.

Skyscraper. [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora