York Sidney.
Una oleada de frío estremece mi cuerpo así que me pego más a lo que sea que tenga a la par. Se siente cálido, acogedor y familiar. El olor de una colonia llega a mis fosas nasales y la inhalo sintiendo todo mejor.
Alto ahí. Conozco esa colonia.
Me levanto de golpe quedando sentada y viendo a mi lado derecho, Elijah descansa a la par mía, su mano rodeada mi cintura y nuestras piernas casi entrelazadas.
Mierda es cierto, anoche.
Miro hacia la ventana y todo lo que veo es blanco, la tormenta ya ha parado.
Me levanto de la cama tratando de no moverlo tanto y dejarlo dormir plácidamente en mi cama. Claro, eso crea varios Deja Vu. Salgo de la habitación y siento mi piel erizarse, llevo la playera celeste, más no la sudadera. Bajo las agradas y miro hacia las ventanas. La nieve tapa la entrada, escucho el motor de un auto afuera, debe de ser el que recoge la nieve.
Paso a la cocina y huelo chocolate caliente. Flora, eleva la mirada a mi dirección y esboza una leve sonrisa.
—¿Te sientes mejor? — pregunta.
—Sí, el dolor ha pasado — respondo.
Tomo asiento en las sillas de la isla, miro hacia Flora quien me mira sonriente.
—Nathan, volvió ¿he? — eleva ambas cejas.
—Ni me lo recuerdes — rodo los ojos.
Ella se limita a encogerse de hombros, pero me sigue sonriendo.
—Phil, me llamó, dijo que no pudo contactarte y quería saber que estabas bien por la tormenta — comenta —, le dije que estabas bien, omitiendo lo del dolor de ovarios y que dormiste con Nathan.
—Gracias —murmuro.
No quisiera que Phil, se enterará de Elijah, es decir, él sabe que estoy en un tipo de relación de odio a Elijah, sería hipócrita de mi parte decirle que dormimos juntos.
—¿Por qué me omites ante el que tiene un flamenco en el cuello?
Su voz me hace sobresaltarme y luego rodo los ojos.
—Es un murciélago, Nathan — aclaro por decima vez.
—Hola, Flora — saluda.
—Buenos días, Nathan — ella le regresa la sonrisa.
—No tiene planta de un murciélago — ataca tranquilo y toma asiento a la par mía.
—Tiene más planta de murciélago su tatuaje que tus tatuajes de espinas que parecen líneas con púas gruesas — hago una mueca.
—Oye, respeta mis tatuajes, te gustaban — burla un poco.
—Exacto, tiempo pasado — rodo los ojos.
—Ya los arreglé de todos modos, ¿quieres ver?
—No.
Su brazo derecho aparece enfrente de mi vista y rodo los ojos, no me está mostrando específicamente el tatuaje de púas, me está mostrando el gran tatuaje de la Y.S. que tiene en el brazo... aún lo tiene, joder.
—Que horrible tatuaje — hablo señalando las iniciales de mi nombre.
—Es el único que me gusta — lo veo encogerse de hombros.
Dos tazas de chocolate caliente aparecen en nuestra visión, agradezco a Flora y él hace lo mismo.
—También tengo esté — su mano izquierda aparece en mi campo de visión y aunque supuestamente fue para mostrarme el pequeño tatuaje que tiene en el dedo corazón, casi escupo el chocolate de mi boca al ver su dedo anular, donde carga el anillo de promesa.

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Skyscraper. [#2]
Teen FictionOdio la forma en la que te extraño y quisieras que ya no dolieras. Los blues se apagaron, pareciera que hubieran desaparecido, pero no, siguen allí, pero falta una persona para que vuelvan a encenderse. Dos almas que arden en el fuego, que sanaron...