Capítulo 27.

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York Sidney.

Puedo sentir mi cuerpo tensarse sin noción, mi corazón acelerarse como si supiera que está en peligro, todo dentro de mi grita que estoy en peligro, ¿dónde estoy? Hace unos instantes estaba en los blues, me habían disparado, recuerdo que eso pasó hace tan siquiera segundos.

¿Por qué mi mente está en negro? ¿Qué está pasando?

No, estaba en mi casa, ¿por qué estaba en mi casa? Phil estaba en el sofá, él estaba inconsciente, Tylor estaba en el suelo, encima de un gran charco de sangre que se formaba, pero... mis manos también tenían sangre, ¿yo la maté? Pero ahora está él frente a mí, grandes ojos verdes intensos que pensé que nunca volvería a ver, ¿qué fue lo que hice mal?

Todo da vueltas a mi alrededor, pero sus malditos ojos son como dos luciérnagas enfrente de mí, no se apagan con nada. ¿Sigue vivo? ¿No lo mate?

—Cielo, tranquilízate.

Tomo una gran bocanada de aire como si no hubiera respirado en siglos, todo a mi alrededor da vueltas, me duele el cuerpo, pero me duelen más las muñecas. Con lentitud me vuelven a dejar acostada, cierro los ojos con fuerza, no puedo dejar de sentirme mareada. Alguien me habla, pero no sé quien es, apenas lo escucho, no le entiendo lo que dice.

Tomo respiraciones lentas, inhalo y exhalo con lentitud, me propongo tranquilizarme primero antes de abrir los ojos.

Poco a poco escucho el sonido de una maquina de hospital, huelo los químicos y los medicamentos, siento la catéter dentro de mis venas, abro los ojos lentamente mirando un techo blanco desolado y que siento que reconozco bien.

Él no está acá.

En cambio de unos ojos verdes intensos, me topo con unos ojos azules cielo, preocupados, cansados, con ojeras y llorosos.

Mi ángel me trajo de vuelta a la vida.

El silencio que nos rodea no es incómodo, la maquina no deja de hacer su ruido insoportable y raramente todo se siente tranquilo. Estamos solos en la habitación. Elijah está cansado, tiene ojeras de días, el cabello desordenado sin peinar, viste una sudadera negra y pantalones negros algo holgados. Parece pálido, como si volviéramos al Elijah de años atrás.

—¿Qué pasó? — me atrevo a murmura sin dejarle de ver los ojos.

Siento que, si miro a otro lado, me toparé con esos ojos verdes intensos que quiero evitar.

—¿Qué recuerdas? — su voz es tan suave como la mía, pero hay un temblor en ella.

—Yo... llegar a los blues, luego me dispararon, te vi a ti, dispararon a alguien y luego estaba en mi casa, Tylor apareció, discutimos, estábamos tan cerca, no recuerdo cómo, pero luego estaba en hincada en el suelo con las manos ensangrentadas y Tylor estaba muerta y — hablo rápido reviviendo los momentos tan rápidamente que me acelera la vida entera, empiezo a hiperventilar —; y lo vi, yo vi... ojos verdes intensos, esa mirada intensa llena de rencor y muerte, él... él estaba ahí.

Aprieto el brazo de Elijah con la poca fuerza que tengo, que siento mi muñeca derecha doler y es cuando me doy cuenta de las vendas que tapan mi muñeca, mis ojos se abren de golpe. Me reviso de pies a cabeza, tengo una vendan en el abdomen, vendas en ambas muñecas y cuando estoy por quitármelas, Elijah me lo impide.

Elevo la mirada a él, luzco desesperada por saber qué carajos pasó.

—Debes tranquilizarte.

—¡¿Tranquilizarme?!

Luzco más tranquila de lo que me expreso la verdad. Si pudiera aventarlo de la cama para quitarme las vendas lo haría, pero no tengo la fuerza suficiente para eso.

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⏰ Última actualización: Nov 14 ⏰

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