Capítulo 3.

1.5K 104 24
                                        

York Sidney.

Entro a la universidad y camino por los amplios pasillos para llegar hasta mi salón de primera clase. A medio pasillo siento la presencia de dos personas, una a cada lado de mí. Eso me coloca más de mal humor.

—Lo lamento, lo siento tanto.

—No era nuestra intención esconderte que él había vuelto.

—No nos odies más de lo que ya lo haces.

—No pensamos que él iba a aparecer en la carrera.

—Pero le dio una ataque de celos y quiso confrontarte antes.

Eso último me llama la atención.

—York, perdonados.

—No nos mates.

Paro de caminar y suelto un suspiro cansada, ladeo a verlo a cada uno. Sus ojos verdes me miran como de perrito y proclaman ser perdonados. Rodo los ojos y los miro un poco enojada. Sí, estoy enojada, me mintieron, y me ocultaron que su amigo ya había vuelto.

—¿Celos? — enarco una ceja.

Los gemelos se miran entre ellos y al final de miradas de debate, Darwin habla.

—Te vio con el niñato ese, ayer, y que se besaron y —

—Se llama, Phil, Darwin — recuerdo.

—Esa cosa — hace una mueca con los labios.

—¿Por qué Elijah sentiría celos? No somos nada — burlo.

Darwin se relame el labio y se encoje de hombros.

—Volvió porque tiene que hablar contigo — Franklin, habla ahora.

Me relamo el labio inferior y miro mi reloj, en cinco minutos tengo que entrar a clases.

—No tengo nada que hablar con él — niego.

—York, tienen que arreglar las cosas — Franklin me mira serio.

—Él quiere hacerlo — Darwin le sigue.

—¿Así como me dejó sin decir nada? — doy una risa nasal.

—Te dejó una carta — Darwin recuerda.

—Una carta es una mierda de despedida.

Frustrada empiezo a pasar de ellos.

—Vamos, porrista, piénsalo — llegan conmigo de nuevo.

—No.

—Vamos.

—No.

—Porrista.

—No.

—York —

—¡Basta! — me giro molesta y frustrada hacia ellos —, no quiero, tienen que entenderlo, si Emma o Bradley les hubiera hecho lo mismo, dudo que quisieran volver a hablarles — escupo.

Los gemelos no dicen nada más, dan un suspiro cansado y asienten con la cabeza, con eso me vuelvo a dar media vuelta para entrar a mi salón de clases. Subo las gradas y me siento a la par de Phil, soltando un bufido pesado.

—¿Mala noche? — pregunta.

—Mala vida — digo entre dientes.

Un chocolate aparece en mi campo de visión y esbozo media sonrisa, ladeo la cabeza para ver a Phil y él me esboza una sonrisa de labios cerrados.

—Gracias — asiento en un leve movimiento.

—Para, Twinkles, lo mejor — me guiña un ojo.

Skyscraper. [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora