Capítulo 1.

1.6K 102 36
                                        

York Sidney. 

Dicen que cuando la persona que amas se va de tu lado, algo cambia dentro de ti, el amor ciega y cambia, el amor es tan fuerte que a pesar de haber terminado siempre te cambiará de cualquier forma, sin importar que, tu vida se vuelve diferente si sabes que a quien amabas ya no iba a estar más contigo.

Pero recapitulando y cambiando un par de cosas a eso, concluyo con: el amor es una mierda, va y viene de muchas personas, puedes conseguirlo en cualquier lado, pero al final no vale nada y he aquí mi lema: si viviera de amor, estaría muerta.

No recuerdo haber escuchado un te amo sincero en mucho tiempo, no lo espero y ahora no lo quiero. Sentir nubla el juicio, he tenido que mantenerme recta para no caer en el circulo vicioso que solía tener antes... lamentablemente, he vuelto a crear otro.

—Tiempo perfecto, felicidades, York.

Elevo la cabeza hacia Marcus y ladeo media sonrisa.

—Me he vuelto mejor.

—Más rápida que el diablo.

Y su mención de esa manera me hace sonreír, no de emoción, sonrisa sínica, con ego alto porque puedo decir: he superado al diablo y de todas las formas aprendí a vivir con las consecuencias.

Bajo del auto de prácticas de las carreras, camino de vuelta hacia el taller. Marcus deja el cronometro aun lado y camina a un auto, se le mira más grande, más mayor, tiene una barba que le hace ver bien y más "adulto", aunque esté un poco manchado de grasa y polvo.

—Llevaré el auto para la carrera de la noche — habla.

—Bien, estaré esperando — elevo la mano en modo de despedida — nos vemos.

—Con cuidado.

Subo a mi auto y manejo hasta la empresa, tengo un par de cosas que arreglar antes de volver a casa. El camino es rápido, pero por el tráfico lo hace lento. Dejo el auto en el subterráneo y luego subo por el elevador hasta mi piso, donde mi oficina se encuentra.

—Señorita, Sidney.

Adriana, mi secretaria, se acerca a mí casi corriendo y con el iPad en mano.

—Tiene una reunión en veinte minutos — avisa.

Entro a la oficina y no le respondo hasta que caigo sentada en mi silla. La veo, no es que me caiga mal, pero tampoco me cae bien, bueno, me agrada, me soporta y ha estado conmigo por un año, ya. Pero tener cerca a las personas se ha vuelto incomodo, una parte de mí no las soporta, y mi humor no arregla nada tampoco.

Voy a contestarle cuando mi celular suena, una llamada de Caroline. Le hago un gesto con la mano para que me espere mientras contesto la llamada.

—Aló.

¿Ya vendrás?

—¿A dónde?

A tu casa, Yorksita.

Escucho su voz emocionada y mi ceño se frunce un poco.

—Estoy en la empresa, tengo una reunión y —

Vente ya, necesito algo urgente que decirte — me corta rápidamente.

—Caro, ¿puede ser después? — suelto un suspiro cansado.

No, ven a tu casa, ahora mismo, York Midlen Sidney.

Hago una mueca ante la mención completa de mi nombre.

—No digas mi primer apellido, que horror.

Apúrate.

Y sin más me cuelga.

Skyscraper. [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora