𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎

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Lidia Navarro y Aitana Bonmatí eran, a primera vista, el ejemplo perfecto de cómo dos mundos pueden encontrarse y fusionarse, creando algo extraordinario. Lidia, con su aguda inteligencia y su pasión por resolver enigmas oscuros, era una criminóloga de renombre. Su vida estaba llena de códigos y pistas, un rompecabezas interminable en el que cada pieza contaba para resolver los casos más complejos y perturbadores. Aitana, por otro lado, era una estrella en ascenso del fútbol, una fuerza de la naturaleza en el campo que dejaba a sus oponentes sin aliento y a sus seguidores en éxtasis. Su vida giraba en torno al balón, los entrenamientos y los partidos, y la emoción de alcanzar nuevas metas.

Sus caminos se cruzaron por primera vez en un evento benéfico organizado para apoyar a jóvenes en situación de riesgo, una causa que resonaba profundamente en ambas. Lidia, siempre comprometida con la justicia social, asistió como parte de su trabajo para promover una causa importante. Aitana, aunque en ese momento su carrera futbolística estaba en ascenso, se encontraba igualmente comprometida en el cambio social y el apoyo a su comunidad.

Fue una noche de encuentro inesperado y mágico. En medio de discursos, risas y presentaciones, Lidia y Aitana se encontraron charlando en un rincón tranquilo del evento. La conversación fluyó de manera natural, desde temas serios sobre la justicia y el deporte hasta historias personales y sueños. Lo que comenzó con una charla casual se transformó en una conexión profunda, basada en valores compartidos y una admiración mutua que rápidamente se convirtió en algo más.

Lidia, acostumbrada a desentrañar secretos y enfrentar la oscuridad, descubrió en Aitana una luz inigualable. Aitana, que solía encontrar en el fútbol una forma de escapar de las presiones del mundo, vio en Lidia una compañera que entendía el verdadero significado del compromiso y la pasión. Sus personalidades se complementaban de manera perfecta: la seriedad y la determinación de Lidia contrastaban con la energía y el entusiasmo de Aitana, creando una relación equilibrada y enriquecedora.

En los meses que siguieron, sus vidas se entrelazaron de maneras que nunca hubieran imaginado. A pesar de la intensidad de sus carreras, encontraban tiempo para la una y la otra, compartiendo tardes de relax entre entrenamientos y casos, explorando la ciudad y creando recuerdos en medio del ajetreo de sus profesiones. La rutina diaria se volvía un juego de malabares, donde cada victoria en el campo de Aitana y cada avance en los casos de Lidia eran celebraciones compartidas, pero también desafiaban la necesidad de encontrar momentos de calma y felicidad en su vida juntas.

Su amor floreció en medio de un torbellino de responsabilidades y expectativas, transformando sus desafíos profesionales en oportunidades para fortalecer su vínculo. Sin embargo, la vida no siempre se limitaba a momentos de felicidad y éxito. La realidad de sus trabajos y las demandas que enfrentaban comenzaron a poner a prueba su relación de maneras que nunca anticiparon. Los casos de Lidia, cada vez más oscuros y complicados, y la presión constante sobre Aitana para rendir al más alto nivel, creaban un estrés que parecía inagotable.

A pesar de las dificultades, Lidia y Aitana se apoyaban mutuamente, encontrando en su amor un refugio contra el caos. En las noches de insomnio por el trabajo y los días agotadores después de partidos intensos, encontraban en los pequeños momentos juntas la fuerza para seguir adelante: una cena tranquila en casa, una escapada de fin de semana o simplemente una conversación sincera.

La vida les presentaba desafíos inesperados, y mientras Lidia desentrañaba los misterios más oscuros de la humanidad, y Aitana luchaba por ser la mejor en el campo de juego, ambas se dieron cuenta de que lo más importante no era solo superar los obstáculos, sino también celebrar los triunfos y aprender de los fracasos, siempre juntas.

El viaje que estaban a punto de emprender sería un testimonio de su amor, resiliencia y la capacidad de enfrentar cualquier adversidad. Aunque el camino estaba lleno de incertidumbres y pruebas, sabían que su amor era el ancla que las mantendría firmes. El destino les tenía reservado un camino lleno de retos y sorpresas, pero, en medio de todo, su historia sería una de amor verdadero, valentía y la fuerza inquebrantable de estar juntas; no importa lo que les deparara el futuro.

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▪ Historia completamente ficticia, todos los personajes son ficticios, lo único real es el personaje de Aitana, como su primer apellido.

▪ Cualquier parecido a la realidad es pura casualidad.

▪ Es una historia diferente ya que nuestras protagonistas ya se conocen y están en una relación, aquí leeréis una historia de amor sano, de apoyo y de amor incondicional, pero también la resiliencia en medio de la adversidad.

▪ No tendré un horario en específico para la publicación de capítulos, pero si tendréis dos capítulos por semana (si no pasa nada).

▪ Espero que os guste y le deis una oportunidad

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𝐃𝐎𝐁𝐋𝐄 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 • Aitana BonmatíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora