𝐋𝐎𝐒 𝐑𝐄𝐓𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐅𝐔𝐓𝐁𝐎𝐋𝐈𝐒𝐓𝐀
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Aitana
Las semanas transcurrían a un ritmo frenético. La Champions League se acercaba y, con ella, una presión creciente para mantener el nivel de rendimiento en cada partido. Cada entrenamiento, cada partido de liga, todo parecía estar en el centro de un microscopio. No podía permitirme bajar la guardia, no cuando el equipo y el club contaban conmigo para llevarlos al éxito.
La mañana comenzó temprano con un entrenamiento agotador. La sesión estaba cargada de intensidad, enfocada en afinar nuestras habilidades y estrategias. Cada pase, cada tiro, cada movimiento era meticulosamente analizado y perfeccionado. Aunque me gustaba el desafío, la presión se sentía como una carga constante sobre mis hombros.
En el vestuario, después del entrenamiento, me sentía exhausta y frustrada. Había tenido dificultades para ejecutar algunas jugadas claves, y la sensación de no estar a la altura me estaba pesando. Me senté en una esquina, tratando de recuperar el aliento mientras las otras jugadoras se preparaban para salir.
-¿Todo bien, Aitana? -me preguntó Patri, una de mis compañeras de equipo, notando mi expresión de agotamiento.
-Sí, solo... un día difícil -respondí, tratando de sonreír. -Siento que no estoy en mi mejor forma.
-Es normal tener días así -dijo Patri con una sonrisa comprensiva. -Lo importante es que sigas trabajando duro y no te desanimes. Confío en que te recuperarás.
Agradecí sus palabras, pero la autocrítica seguía pesando sobre mí. Me dirigí a mi casillero y traté de encontrar un poco de consuelo en mi rutina diaria. Mientras me cambiaba, un mensaje de Lidia apareció en mi teléfono.
-¡Buen día, amor! Estoy pensando en ti y en todo el esfuerzo que estás poniendo en estos entrenamientos. No olvides que eres increíble y que estoy aquí para ti, siempre. ¿Te gustaría salir a cenar esta noche? Necesitas un descanso.
Sonreí al leer el mensaje. Lidia siempre sabía cómo levantarme el ánimo con sus palabras de aliento y amor. Decidí responderle para agradecerle y aceptar su invitación.
-Gracias, cariño. Me vendría bien un descanso. ¿A qué hora te vendría bien?
Cuando salí del vestuario, mi mente seguía ocupada con el entrenamiento y los partidos que se avecinaban. Decidí ir a casa para prepararme para la cena. En el camino, traté de enfocarme en la idea de pasar una noche agradable con Lidia, en lugar de preocuparme por el rendimiento.
La cena en el restaurante fue exactamente lo que necesitaba. Llegué al lugar y vi a Lidia esperando en una mesa con una sonrisa cálida. El restaurante estaba ambientado con una luz tenue y música suave, creando un entorno perfecto para relajarse.
-¡Hola, amor! -dije, al acercarme y darle un beso. -Gracias por estar aquí.
-Hola -respondió Lidia, tomando mi mano. -Te he extrañado hoy. ¿Cómo te sientes?
-Un poco mejor ahora que estoy contigo -dije, sentándome a su lado. -El entrenamiento fue duro. Siento que no estoy rindiendo al máximo.
-Lo sé -dijo Lidia con una expresión comprensiva. -He estado pensando en ti todo el día. Solo quiero recordarte lo talentosa y fuerte que eres. No dejes que un mal día te haga dudar de tus habilidades. Todos tenemos días difíciles, pero eso no define tu capacidad.
Sus palabras fueron un bálsamo para mi espíritu agotado.
-Gracias. A veces, es difícil no dejarse llevar por la frustración. Pero tu apoyo siempre me da fuerza.
La cena llegó y comenzamos a disfrutar de la comida. Lidia y yo hablamos de todo, desde el entrenamiento hasta nuestras metas personales. La conversación fluía con naturalidad, y me sentí más ligera a medida que compartía mis preocupaciones con ella.
-Entonces -dijo Lidia, mientras probaba un bocado de su plato. -¿Qué piensas hacer para relajarte antes del próximo partido?
-Estoy pensando en hacer una sesión de yoga y quizás tomarme un poco de tiempo para mí misma -respondí. -Quiero asegurarme de que mi mente y mi cuerpo estén en equilibrio.
-Esa es una excelente idea -dijo Lidia. -Me encantaría acompañarte a la sesión de yoga si eso te hace sentir mejor. También podríamos hacer algo que te guste después, como ir a dar un paseo o ver una película.
-Me encantaría eso -dije, sonriendo. -Gracias por ser siempre tan comprensiva.
Después de la cena, nos dirigimos a casa, donde decidimos disfrutar de una noche tranquila. Lidia había preparado una pequeña sorpresa: una película que sabía que me encantaba, acompañada de palomitas y nuestro vino favorito.
-Sabía que esto te haría sonreír -dijo Lida, mientras se acurrucaba a mi lado en el sofá. -Querías relajarte, así que pensé que esta noche sería perfecta para hacerlo.
La película comenzó, y me acomodé en el sofá, disfrutando del calor y el cariño de Lidia. Nos reímos juntas con las escenas divertidas y nos abrazamos en los momentos más tiernos. La conexión entre nosotras era palpable, y el estrés del día parecía desvanecerse en su presencia.
-¿Sabes? A veces me pregunto cómo me las arreglaría sin ti -dije, mirando a Lidia con gratitud. -Eres mi ancla en estos momentos de duda.
-Y tú eres mi inspiración -respondió Lidia, besando mi frente. -Ver cómo te enfrentas a los desafíos me hace admirarte aún más. No importa lo que pase, siempre estaré aquí para apoyarte.
A medida que la película avanzaba, nos sumergimos en un momento de tranquilidad y cercanía. El calor de su abrazo y sus palabras de aliento me hicieron sentir como si todo estuviera en su lugar, y me di cuenta de lo afortunada que era de tener a alguien tan maravillosa a mi lado.
La noche terminó con una sensación de paz y renovada determinación. Me sentía lista para enfrentar los retos que venían, sabiendo que, con el apoyo de Lidia y mi propia fuerza, podría superar cualquier obstáculo.
Cuando finalmente nos dirigimos a la cama, Lidia y yo hablamos sobre nuestras esperanzas para el próximo partido y nuestras metas futuras. La confianza y el amor que compartíamos era una fuente de fortaleza constante, y me di cuenta de que, con ella a mi lado, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que la vida me presentara.
Así, nos acurrucamos juntas, preparadas para el nuevo día y todo lo que vendría con él. La noche estuvo llena de sueños reconfortantes y una promesa silenciosa de que, sin importar lo que ocurriera, siempre tendríamos la una a la otra para apoyarnos y enfrentar el mundo juntas.
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▪ Si es que son más bonitas juntas.
▪ Nos vemos en la próxima actualización, espero que sea pronto
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𝐃𝐎𝐁𝐋𝐄 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 • Aitana Bonmatí
FanfictionLidia Navarro y Aitana Bonmatí no eran la pareja convencional. Ella, una criminóloga brillante, con una mente afilada para desentrañar los misterios más oscuros de la humanidad; y Aitana, una de las estrellas del Barcelona, apasionada por el fútbol...