𝐄𝐋 𝐄𝐍𝐈𝐆𝐌𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐕𝐄𝐋𝐀𝐃𝐎
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Lidia
El día que finalmente resolví el caso del asesino en serie era uno de esos momentos en los que todo el esfuerzo y la dedicación de semanas de trabajo parecían haber valido la pena. La resolución de este caso no solo representaba un triunfo personal, sino también un profundo alivio personal. Había sido una batalla constante con pistas enredadas y noches sin dormir, pero el final estaba a la vista.
La última pieza del rompecabezas encajó de manera casi perfecta. El sospechoso, a quien habíamos estado rastreando durante meses, había dejado un pequeño pero crucial error en sus movimientos. Fue una nota que no parecía importante en el momento, pero que resultó ser la clave para desentrañar la verdad. Era un detalle minúsculo, pero en el mundo de la criminología, esos detalles a menudo eran los que marcaban la diferencia.
Me encontraba en mi oficina, rodeada de archivos y notas dispersas. La sala estaba en silencio, salvo por el suave murmullo de mi ordenador y el ocasional crujido de los papeles. Miré el tablero de corcho, donde había tenido todas las pistas y conexiones tachonadas. Cada línea y cada marcador eran testigos de los días y noches de trabajo arduo. Finalmente, me sentí lista para cerrar el caso.
Mientras revisaba los documentos finales, me sentí invadida por una mezcla de satisfacción y agotamiento. Había dedicado tanto tiempo y esfuerzo a resolver este caso que, en un sentido, me resultaba casi surrealista estar tan cerca de la conclusión. Pero no podía dejar de pensar en lo que esto significaba: justicia para las víctimas y sus familias, y el fin de un período oscuro para todos los involucrados.
El teléfono sonó y me sacó de mis pensamientos. Era la llamada que esperaba. Respondí con una mezcla de nerviosismo y anticipación.
-Hola, Lidia -dijo el jefe de policía. -Parece que tenemos algo grande aquí. Los análisis de la evidencia y los interrogatorios han confirmado nuestra teoría. El sospechoso ha confesado. Este caso está cerrado.
Un peso enorme se levantó de mis hombros. Aunque sabía que esta era la confirmación que había estado esperando, escucharla en voz alta aún era abrumador.
-Eso es excelente. Gracias por mantenerme al tanto. Estaré en la estación para formalizar el cierre del caso.
-Nos vemos allí -dijo el jefe antes de colgar.
Mi primer impulso fue compartir la noticia con Aitana. Ella había sido mi roca durante todo este proceso, y no había duda de que ella merecía conocer los detalles de primera mano. Salí de la oficina y me dirigí a casa con una mezcla de prisa y calma, queriendo llegar a donde ella estaba para compartir mi alegría.
Al llegar, Aitana estaba en casa, aún en la fase final de su recuperación. La vi sentada en el sofá, concentrada en una serie en la televisión. Me acerqué con una sonrisa que no podía ocultar.
-¡Lidia! -exclamó Aitana, levantándose para abrazarme. -¡Te ves radiante! ¿Cómo te ha ido el día?
-¡Es increíble! -respondí, envolviéndola en un abrazo cálido. -Finalmente resolvimos el caso del asesino en serie. El sospechoso ha confesado, y todo está cerrado. Es un gran alivio.
Aitana me miró con una mezcla de sorpresa y felicidad.
-¡Eso es fantástico! Sabía que estabas cerca de resolverlo. ¡Estoy tan orgullosa de ti!
-Gracias -dije, sintiendo una oleada de gratitud. -No habría llegado hasta aquí sin tu apoyo. No solo has sido mi compañera durante el proceso, sino que también me has dado la fuerza para seguir adelante en los momentos más difíciles.
Atana me tomó de la mano y me condujo hacia la cocina. Había preparado una cena especial para celebrar, una de esas comidas que solíamos disfrutar juntas después de un largo día. La mesa estaba decorada con velas y una botella de vino que esperaba ser descorchada.
-Quería celebrar tu éxito -dijo Aitana con una sonrisa. -Hoy es un día para recordar, y quiero que sepas cuánto valoro todo lo que haces.
Nos sentamos en la mesa y brindamos por el triunfo y el trabajo bien hecho. Cada bocado de la comida estaba lleno de sabor y significado, y cada sorbo de vino parecía marcar el final de una etapa difícil. La conversación fluyó naturalmente entre nosotras, y mientras hablábamos sobre el futuro, sentí una profunda conexión y gratitud.
-¿Qué piensas hacer ahora? -preguntó Aitana, sirviéndome un poco más de vino.
-Necesito tomarme un tiempo para relajarme -respondí. -Este caso ha sido agotador, y me vendría bien un descanso. Tal vez podríamos planear una escapada, algo para desconectar y disfrutar juntas.
-Eso suena perfecto -dijo Aitana, sus ojos brillando con entusiasmo. -Podríamos ir a ese lugar que siempre mencionaste, cerca de la playa. Sería una excelente manera de relajarnos y de disfrutar de nuestro tiempo juntas.
Asentí con una sonrisa.
-Me encantaría. Necesito un respiro, y pasar tiempo contigo en un lugar bonito suena como la forma ideal de celebrar este logro.
Después de la cena, nos acomodamos en el sofá, rodeadas por una sensación de paz y logro. El día había sido largo, pero la satisfacción de haber resuelto el caso y el apoyo incondicional de Aitana hicieron que todo el esfuerzo valiera la pena. Hablamos sobre nuestras próximas aventuras, sobre cómo íbamos a seguir adelante y cómo cada una de nosotras estaba lista para enfrentar los desafíos futuros.
-La verdad es que -dije mientras descansaba mi cabeza en su hombro. -Este caso ha sido un desafío, pero tenerte a mi lado lo hizo mucho más llevadero. Gracias por ser mi apoyo constante y por estar siempre allí.
-Siempre estaré aquí para ti -respondió Aitana, abrazándome con ternura. -Y ahora, después de todo esto, mereces disfrutar de cada momento. Vamos a aprovechar cada oportunidad que tengamos para ser felices juntas.
La resolución del caso marcó no solo el día de un período complicado, sino también un nuevo comienzo. Con Aitana a mi lado, sentí que estaba lista para enfrentar cualquier cosa que viniera. La satisfacción de resolver el caso y el amor que compartíamos eran mi mayor recompensa, y sabía que, mientras estuviéramos juntas, no había desafíos que no pudiéramos superar.
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𝐃𝐎𝐁𝐋𝐄 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 • Aitana Bonmatí
FanfictionLidia Navarro y Aitana Bonmatí no eran la pareja convencional. Ella, una criminóloga brillante, con una mente afilada para desentrañar los misterios más oscuros de la humanidad; y Aitana, una de las estrellas del Barcelona, apasionada por el fútbol...