𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟑

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𝐋𝐀 𝐂𝐄𝐍𝐀 𝐄𝐍 𝐂𝐀𝐒𝐀

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Aitana

El día había sido largo y agotador. El partido contra el Atlético de Madrid había terminado, y aunque el Barcelona salió victorioso, no pude evitar sentirme exhausta. La preparación había sido intensa, el partido no había sido menos demandante, y la sesión de recuperación más de lo mismo. Lo único que quería era llegar a casa y relajarme con Lidia, compartir una noche tranquila y disfrutar de nuestra compañía mutua.

Cuando finalmente llegué a casa, la primera cosa que noté fue el ambiente sereno de nuestra casa. Las luces estaban suavemente iluminadas, y una ligera brisa entraba por las ventanas abiertas. Me sentía aliviada al ver a Lidia en la cocina, aún con una expresión de cansancio en su rostro, pero siempre tan acogedora.

-Hola, amor -le dije, dejándome caer en una silla alrededor de la mesa. -Fue un día largo, ¿eh?

-Hola -respondió Lidia, dándome una cálida sonrisa mientras se volvía para mirarme. -Sí, definitivamente ha sido un día difícil. El caso sigue sin avanzar, y eso me tiene frustrada.

-Lo siento -dije mientras me levantaba para ayudarla en la cocina. -Sé que has estado trabajando duro. Pero ayer hemos ganado el partido, y eso es algo bueno. Tal vez eso pueda alegrarte un poco.

-Sí, eso definitivamente ayuda -admitió Lidia, comenzando a sacar ingredientes de la nevera. -Vamos a preparar algo juntas. Cocinar siempre nos relaja, y creo que ambas necesitamos un tiempo para desconectar.

-Perfecto -respondí con una sonrisa. Me dirigí hacia los armarios y saqué algunos utensilios de cocina. -¿Qué te parece si hacemos una pasta? Es rápida y deliciosa, y podemos acompañarla con una ensalada.

-Me parece una excelente idea -dijo Lidia, con una chispa de entusiasmo en sus ojos. -Vamos a hacerlo.

Nos pusimos manos a la obra, y rápidamente la cocina se llenó de aromas reconfortantes de la comida casera. Mientras preparábamos los ingredientes, comenzamos a charlar y a reír.

-Lidia, ¿recuerdas la vez que casi quemamos la cocina haciendo tacos? -le pregunté, mientras troceaba los tomates para la ensalada.

-Sí, cómo olvidarlo -respondió Lidia con una risa. -Y todavía seguimos encontrando restos de ese intento en el fondo del horno.

-Fue una locura -dije, riendo mientras mezclaba los ingredientes de la ensalada. -Pero esos momentos son lo que hacen que cocinar juntas sea tan divertido.

-Exactamente -dijo Lidia, mientras removía la pasta en la olla. -Son esos pequeños momentos los que hacen que todo valga la pena. A veces, en medio de todo el estrés y la presión, necesitamos recordar lo que realmente importa.

-Estoy completamente de acuerdo -dije mientras me acercaba para darle un beso en la mejilla. -Y esta noche, solo quiero disfrutar de nuestra compañía y olvidar el mundo exterior por un rato.

Lidia asintió, y nuestras risas llenaron la cocina mientras continuábamos cocinando. La pasta se cocinaba a fuego lento, y la ensalada estaba lista. Hablamos sobre el partido, el entrenamiento y el progreso de su caso. A pesar de la frustración que ambas sentíamos, encontrábamos consuelo en nuestras conversaciones y en la simple compañía de la otra.

-¿Cómo te ha ido con el caso hoy? -le pregunté mientras preparaba la mesa.

-Frustrante -admitió Lidia, colocando los platos en la mesa. -Siento que hemos dado un paso atrás en lugar de avanzar. Pero estoy tratando de mantener la calma y encontrar alguna pista que nos lleve a la solución.

-Sé que lo harás -dijo, con una sonrisa alentadora. -Tienes una habilidad increíble para resolver problemas. Estoy segura de que encontrarás algo que haga que todo encaje.

-Gracias -respondió Lidia, sonriendo de vuelta. -Significa mucho escuchar eso.

Finalmente, la cena estuvo lista, y nos sentamos en la mesa para disfrutar de nuestra comida. La pasta estaba perfectamente cocinada, y la ensalada complementaba el plato a la perfección. Cada bocado estaba lleno de sabor y, sobre todo, de cariño.

-Esto está delicioso -dije mientras daba otro bocado. -Creo que deberíamos cocinar juntas más a menudo.

-Totalmente de acuerdo -dijo Lidia, levantando su copa en un brindis. -Por nosotras, y por todos esos pequeños momentos que hacen que la vida sea tan especial.

-Por nosotras -repetí, levantando mi copa también.

Mientras cenábamos, seguimos charlando sobre nuevos planes futuros y las pequeñas cosas que nos hacían felices. La conversación era ligera y divertida, y las preocupaciones del día parecían desvanecerse. A veces, en medio del caos y el estrés, estos momentos de tranquilidad eran exactamente lo que necesitábamos para recargar nuestras energías.

Después de la cena, limpiamos juntas y nos sentamos en el sofá para relajarnos. Lidia se recostó en el sofá, y me uní a ella, acurrucándome a su lado. Encendí la televisión y encontramos una película que habíamos querido ver desde hacía tiempo.

-Gracias por esta noche -dije mientras miraba la pantalla. -Realmente necesitaba este tiempo contigo.

-Yo también -respondió Lidia, tomando mi mano en la suya. -Estos momentos son importantes, y me recuerdan por qué luchamos tanto en el día a día.

Nos dejamos llevar por la película, disfrutando de la compañía y del silencio cómodo. No importaba cuánto estrés y dificultades enfrentáramos, en esos momentos de paz y amor, sabíamos que teníamos una base sólida en la que apoyarnos. La noche continuó con risas, caricias y la certeza de que, a pesar de todo, nuestro amor era lo que realmente importaba.

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Podemos hablar de lo monas que son juntas 🙈

▪ Que sola estoy en esta vida, ni una candidata para pasar una tarde así 😭

▪ Nos vemos pronto

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𝐃𝐎𝐁𝐋𝐄 𝐉𝐔𝐄𝐆𝐎 • Aitana BonmatíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora