Narra Rai
Alondra es mi mundo, mi razón de ser. No puedo dejar que se aleje, no puedo permitir que todo lo que hemos construido juntas se derrumbe por algo tan insignificante como sus dudas. Ella no lo entiende todavía, pero todo esto lo hago por su bien.
Cuando entré en la habitación esta mañana, la vi sentada en la cama, frágil, pequeña. Tan hermosa como siempre, pero su mirada tenía algo... algo que me molestaba. Estaba distante, fría, como si quisiera escapar, como si yo no fuera suficiente. No podía soportar esa mirada. Así que traté de ser suave, de mostrarle que todo estaba bien, que no tenía nada que temer.
Le traje el desayuno, como siempre, asegurándome de que todo fuera perfecto. Porque ella merece lo mejor. Le ofrecí la fruta, como un gesto de cuidado, de amor. Y ella la aceptó, pero... algo en sus ojos me dijo que estaba lejos, más allá de esta habitación, más allá de mí. ¿Qué más podía hacer por ella para que entendiera?
La escuché decir que necesitaba espacio, que necesitaba "tiempo para pensar". Espacio. Esa palabra me hirió más de lo que podría admitir. ¿Por qué necesita espacio si lo tiene todo conmigo? La idea de que quisiera algo más, de que necesitara algo fuera de lo que yo le doy, me llenó de un pánico irracional.
No. No lo permitiría.
Me levanté de la cama y sentí cómo la ira comenzaba a apoderarse de mí. Mis manos temblaban, y tuve que respirar profundo para no perder el control. Pero cuando me acerqué a ella, cuando me di cuenta de lo asustada que estaba, sentí que algo se rompía dentro de mí. No debía tener miedo de mí. No era mi intención hacerle daño... nunca lo ha sido. Pero no puedo dejar que me rechace, no puedo soportar que me pida espacio, como si estuviera atrapada. ¡Ella no está atrapada, está a salvo conmigo!
- ¡No necesitas espacio, Alondra! - le grité, acercándome más, empujándola contra la cabecera de la cama. Mis manos se aferraron a sus brazos, apretando, sintiendo su piel bajo mis dedos. Era mía, y nunca la dejaría ir.
Vi el terror en sus ojos, y por un momento, el dolor en mi pecho fue insoportable. ¿Cómo podía tenerle miedo si todo lo que hacía era por amor? Ella era todo para mí, y yo solo quería que lo entendiera.
- No vas a irte. No vas a alejarte de mí - dije, sintiendo cómo mi voz temblaba. El solo pensamiento de perderla me llenaba de una desesperación tan grande que me hacía perder el control. No podía permitirme eso.
Y entonces, me di cuenta de que la estaba asfixiando con mi amor, con mi necesidad de controlarlo todo. Me alejé de ella, retrocediendo, sintiendo cómo la furia dentro de mí se transformaba en miedo. No quería perderla, pero no podía dejar que me tuviera miedo. Tenía que corregir esto, tenía que mostrarle que todo estaba bien, que yo la protegería, siempre.
- Lo siento, Alondra - dije con suavidad, aunque mi voz seguía temblando - No quise asustarte. Es solo que... te amo tanto que a veces me sobrepasa. No puedo soportar la idea de que quieras alejarte de mí.
Me acerqué de nuevo y besé su frente, un gesto que esperaba la reconfortara, aunque sabía que probablemente no lo haría. Sentí su rigidez bajo mi toque, pero la dejé pasar. Ella entendía, tenía que entender. Todo esto lo hacía por nosotras.
Alondra no dijo mucho más después de eso, solo que no volvería a mencionarlo. Me calmó escucharla decirlo, pero sabía que, en el fondo, esa semilla de resistencia seguía ahí, creciendo, esperando el momento de volver a brotar. No podía permitirlo.
Mientras salía de la habitación, pensé en lo que haría para que ella se sintiera más segura, para que no volviera a pedirme espacio. Espacio. Esa palabra no tiene cabida en nuestra relación. No hay "espacio" entre nosotras, no lo permitiré. La mantendré a salvo, bajo mi cuidado, bajo mi amor, donde pertenece.
Porque Alondra es mía, y nunca, nunca la dejaré ir.

YOU ARE READING
YOU'RE MINE
FanfictionCada paso, cada mirada, cada respiración es mía. No hay rincones donde puedas esconderte, no hay libertad fuera de mi control. Te amo, te poseo, y jamás dejaré que escapes. Eres mía, Alondra, ahora y siempre. Siempre le suplicaba que me dejara ir. Q...