Narra Alondra:
Me desperté cuando sentía un vacío en la cama, abrí lentamente los ojos hasta poder ver que en la cama solo estaba yo.
"¿Rai no estaba aquí?" pregunté en mi mente.
Me levanté de la cama encontrándome con un espejo. Vi como tenía mordidas marcas, moretones y chupetones, y todos los hizo Rai.
Me marcó.
Eso significaba que.. no, ella no podría estar enamorada de mi, ella solo está loca, si, loca, esa es la palabra.
Mi estómago comenzó a rugir por hambre, gire la manija de la puerta rezando porque estuviera abierta. La gire y para mí buena suerte, si lo estaba.
Bajé por las escaleras cuidadosamente, vigilando si no había nadie. Entré a la cocina y pude ver que Rai estaba allí, hablando cariñosamente con alguien, el cual no lograba reconocer.
Nuestras miradas chocaron y se sintió esa sensación que tanto odiaba, esa maldita corriente eléctrica.
- Oh, Alondra. Cariño, ¿qué haces aquí? - dijo tiernamente, mientras que la otra mujer me miraba.
- ¿Pero quién es esa hermosura? - preguntó la chica a su lado, guiñándome el ojo y sonriendo.
Rai le pegó un fuerte golpe en la espalda, pero parece que a la chica no le dolió.
- Respeta, ella es mía. - soltó un gruñido y apretó su puño.
- Tranquila Rai, no te la quitaré... no aún. - lo último lo dijo casi inaudible, pero Rai lo escuchó, y no estaba nada contenta.
Rai se paró de la mesa, dirigió su mirada hacia la chica que por alguna razón estaba riéndose. La rizada de nuevo, apretó su puño y golpeó en el estómago a la peli azul.
- ¡Angie! - gritó furiosa.
- Rainelis, detente, déjala en paz. - la mirada de las dos mujeres se dirigió a mi, Rai con su ceño fruncido.
- No puedo creerlo. - dijo Rai antes de desaparecer por la puerta.
Me acerqué suavemente a la mesa, jugueteando con mis manos.
- ¿No te dolió? - pregunté rompiendo el silencio que había.
- No, tengo una condición la cual me hace no sentir dolor, así que no te preocupes, no me dolieron los golpes de riri.
- ¿Riri?
- Así le llamo en forma de cariño.
- Oh. - fue lo único que dije para de nuevo estar en silencio.
pasaron unos cuantos minutos cuando la peli azul volvió a hablar.
- Y dime, ¿como terminaste en las manos de Rai? - dijo curiosamente.
- Un día, me encontraba saliendo de mi trabajo cuando me la topé, hablamos muy poco y lo que recuerdo fue que le dije "no te conozco" y ella respondió "lo harás muy pronto" y luego agarró un pañuelo y me lo puso en mi boca para luego desmayarme y secuestrarme. - pude ver como sus ojos se hacían cada vez más grandes y su boca estaba entreabierta.
- ¡Dios mío! es que Rai es muy, ¿rara?
- Supongo.
- Y, ¿sientes algo por ella?
Me quedé quieta por unos segundos, tenía que pensar muy bien qué decir, pero yo no sabía que sentir por ella.
- No. Yo odio a Rainelis Rosario - dije fríamente.
Pero, ¿por qué sentía me sentía mal al decir eso? mi mente estaba jugando conmigo, yo no sentía nada por Rai, yo la odio por arrebatarme mi vida.
Yo odio a Rainelis Rosario.
- De acuerdo. - le dio un sorbo a su café.
- ¡Angie! - escuché gritar a Rai. Rápidamente la chica de nombre Angie, se levantó de su silla para luego irse.
Pero se detuvo.
- Hasta pronto, Alondra. - salió de la cocina.
Fui hacia una casa de pizza que estaba a unos metros de distancia, vi como había una nota pegada a la caja.
Buenos días cariño, no pude hacerte el desayuno que tanto te mereces por cuestiones de trabajo. Pero te dejo esta caja de pizza para que no pases hambre. Te amo.
Con amor, Rai.
Leí la nota e inconscientemente, tenía una sonrisa en el rostro.
Comencé a comer, pero mi mente estaba enfocada en Rai y en cómo me sentía cuando pienso en ella.
¿Es normal sentir mariposas en el estómago cuando piensas en alguien?
Dios mío, debo estar loca. Tantos días encerrada en esta casa debe de estar afectándome negativamente.
O tal vez estoy enamorándome de la chica la cual me arrebató mi vida.
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YOU'RE MINE
Fiksi PenggemarCada paso, cada mirada, cada respiración es mía. No hay rincones donde puedas esconderte, no hay libertad fuera de mi control. Te amo, te poseo, y jamás dejaré que escapes. Eres mía, Alondra, ahora y siempre. Siempre le suplicaba que me dejara ir. Q...