YOU'RE MINE

Capítulo 23 - FINAL

Rainelis

Años después

La casa estaba llena de risas. Las paredes de la sala resonaban con el sonido de los pequeños corriendo de un lado a otro, mientras los rayos del sol entraban por las ventanas, iluminando los recuerdos que habíamos construido juntos. Alondra estaba sentada en el sofá, sonriendo al ver a nuestros hijos jugar.

Nuestra familia era la mayor bendición que podría haber imaginado. Después de tantos años de incertidumbre, de dudas, de miedo, hoy veía a nuestros hijos crecer rodeados de amor. Un niño y una niña, gemelos. El niño, con el cabello rizado y los ojos de un café intenso, era una mezcla perfecta de Alondra y yo. La niña, con la misma sonrisa brillante que Alondra solía tener, parecía la versión más pequeña de su madre.

- ¿Recuerdas cuando todo esto solo era un sueño? - dijo Alondra, mientras se levantaba y se acercaba a mí.

Sonreí, mirándola con nostalgia. Cada vez que hablaba de esos primeros días, me parecía increíble lo lejos que habíamos llegado.

- No lo puedo creer. No sabía que algún día tendríamos una casa llena de risas... y de caos. - respondí, mientras mis ojos se llenaban de emoción al verla tan feliz.

- Ya sabes, nunca me canso de verte ser mamá. Eres tan increíble en esto. - me abrazó desde atrás, apoyando su cabeza en mi hombro.

- Lo único que siempre supe es que iba a hacer todo lo posible para darles lo mejor. - murmuré, sin dejar de ver a nuestros hijos.

Pasaron unos segundos en los que ambas nos quedamos en silencio, observando cómo nuestros pequeños jugaban juntos en el suelo. Era el tipo de paz que solo podíamos encontrar en este momento, con nuestra familia unida, sin miedos, sin sombras del pasado.

- ¿Crees que nuestros hijos sabrán todo lo que pasamos para llegar hasta aquí? - preguntó Alondra, con una sonrisa melancólica.

- Algún día, les contaré todo. Pero lo importante es que hoy estamos juntos, más fuertes que nunca. - le respondí, tomando su mano.

El sonido de las risas de nuestros hijos, el calor de la casa, todo me recordó que todo lo que había pasado, todo el sufrimiento, había valido la pena. Ya no había dudas, ni miedos. Lo que habíamos creado era real.

Habíamos construido una familia, una vida llena de amor, y cada día me sentía más agradecida de poder compartirlo con ella.

- Te amo, Rai. - dijo Alondra, abrazándome por completo.

- Te amo más. - susurré, sin importarme cuántos años pasaran, porque lo único que sabía con certeza es que mi amor por ella nunca cambiaría.

Nos sentamos juntas en el sofá, mirando cómo nuestros hijos correteaban por toda la casa, riendo y gritando. El sonido de su felicidad era la melodía perfecta que acompañaba nuestra vida. Habíamos pasado por tanto, pero al final, todo había valido la pena. Porque hoy, con Alondra a mi lado y nuestros hijos, tenía todo lo que alguna vez soñé.

Basta, hasta yo lloré con este final tan lindo.

OJO, aquí no se justifica lo que Rai hizo, esta historia no iba a tener un final feliz, pero no quise ser tan mala h les di algo lindo.