Rainelis
Pasaron unos minutos en silencio, nuestras respiraciones calmándose mientras seguíamos abrazadas. Mis dedos jugueteaban con su cabello, suaves y delicados, como si tuviera miedo de que todo desapareciera.
- ¿Sabes cuánto esperé este momento? - le susurré, mi voz apenas audible.
- Imagino que tanto como yo. - respondió, sus ojos oscuros clavándose en los míos.
Su sinceridad me desarmó. Por primera vez sentí que estábamos en el mismo lugar, compartiendo el mismo latido, la misma emoción.
- ¿Por qué tardaste tanto en decírmelo? - pregunté, con una pequeña sonrisa.
- Porque soy una tonta que no sabe cómo manejar lo que siente. - admitió con una risa nerviosa.
La abracé con más fuerza. Alondra, mi Alondra, siempre tan fuerte por fuera, pero tan vulnerable por dentro.
- No importa cuánto tiempo pasó, lo importante es que ahora estamos aquí. - dije, acariciando su mejilla.
Nos quedamos así, enredadas en la cama, con la luz del sol filtrándose por la ventana. Mi corazón latía tan rápido que pensé que ella podía escucharlo.
- Rai. - su voz rompió el silencio.
- ¿Sí?
- ¿Prometes nunca dejarme?
La miré sorprendida. ¿Cómo podía siquiera preguntarlo?
- Nunca. Ni siquiera lo pienses. - le aseguré, colocando un beso en su frente.
Ella sonrió, pero sus ojos reflejaban algo más profundo, como si tuviera miedo de que esto se desmoronara.
- Te lo prometo, Alondra. Siempre voy a estar aquí para ti.
- Yo también, Rai.
Sus palabras sellaron algo en mí, una paz que nunca había sentido. Ya no había dudas, ni dolor, solo el amor que compartíamos.
Esa mañana no fue solo la mejor de mi vida, fue el comienzo de algo más grande, algo que nunca podría borrar.
Porque por fin tenía lo que tanto había deseado: el amor de Alondra.
Y con ella en mis brazos, sabía que nunca volvería a estar sola.
![](https://img.wattpad.com/cover/377197840-288-k980006.jpg)
YOU ARE READING
YOU'RE MINE
FanficCada paso, cada mirada, cada respiración es mía. No hay rincones donde puedas esconderte, no hay libertad fuera de mi control. Te amo, te poseo, y jamás dejaré que escapes. Eres mía, Alondra, ahora y siempre. Siempre le suplicaba que me dejara ir. Q...