CAPÍTULO 22

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"Elowin"

Tras salir corriendo del restaurante, me detuve en medio de la calle, jadeando mientras el aire frío de la noche golpeaba mi rostro. Sentí el primer golpe de lluvia caer suavemente sobre mi piel, seguido por una cascada de gotas que parecían sincronizarse con las lágrimas que no podía contener.

Miré al cielo, en busca de una señal, de cualquier cosa que me indicara qué hacer. Las gotas de lluvia caían sin cesar, empapándome por completo. Estaba confundida, asustada y, sobre todo, llena de arrepentimiento. ¿Qué acababa de hacer?

Permanecí allí, inmóvil, con el corazón latiendo descontrolado. No debía haberlo tratado así. Asher es mi amigo, mi mejor amigo, y siempre ha estado a mi lado. Me apoyó en los momentos más difíciles, cuando nadie más lo hacía. Pero en lugar de agradecerle, lo rechacé de la manera más hiriente posible.

Mis pensamientos comenzaron a desmoronarse, cayendo en un patrón que no podía ignorar. ¿Por qué había sido tan cruel? Asher no merecía eso. Cerré los ojos y volví a sentir el eco de sus palabras resonar en mi mente:

"Te amo."

—¿Elowin?...

La voz de Asher, ronca y vulnerable, me hizo detenerme. Me giré, y ahí estaba, bajo la lluvia, con el rostro empapado. Sus ojos, fijos en mí, expresaban lo que las palabras no podían.

Doy un paso hacia él, el corazón en la garganta.

—¿Qué crees que haces? —preguntó Asher, acercándose con calma—. Te vas a enfermar aquí afuera, ¿te volviste loca?

—Te dije que me dejaras tranquila —respondí, con un tono seco—. ¿Qué haces aquí?

—Te seguí —contestó despreocupado—. Cuando no te vi en la habitación, supuse que estarías afuera.

—No tenías por qué hacerlo, Asher. Estoy bien —le dije, intentando mantener mi tono firme.

—No parece que estés bien —replicó, tranquilo, ignorando mi frialdad—. Estás aquí, sola, empapada... Algo te pasa.

—No pasa nada. Solo quiero estar sola.

—Eloy, sé que lo que sucedió te incomoda, pero no voy a dejar que te quedes aquí así. Vamos, volvamos al hotel.

—No necesito que me cuides.

—No se trata de cuidarte, sino de que no quiero verte mal —su tono seguía relajado, como si nada le pesara, pero sus ojos revelaban otra cosa—. Si te lastima estar cerca de mí, lo entenderé, pero eso no cambia que me importas.

—No lo entiendes... —respondí más bajo, mirando hacia el suelo, consciente de que el problema era mucho más profundo que lo que acababa de ocurrir.

—Entonces explícamelo —dijo Asher suavemente, dando un paso hacia mí—. Dímelo, Eloy.

—No tiene sentido —repliqué, frustrada—. Todo esto... lo que sientes, lo que dijiste. No debería ser así.

—Eloy, mírame —repitió Asher, acercándose aún más—. ¿No me amas?

—No, Asher —respondí rápidamente, casi como si intentara convencerme a mí misma—. No te amo.

Asher permaneció en silencio por un momento, pero su expresión no cambió. Luego, sacudió la cabeza lentamente y sonrió con tristeza.

—No te creo —dijo, su voz baja pero firme—. No me amas… aún. Pero lo harás, solo que todavía no te has dado cuenta.

—Eso no tiene sentido —replicé, cruzándome de brazos, queriendo poner distancia entre nosotros—. Tú no puedes decidir lo que siento.

—No estoy decidiendo nada —me respondió calmadamente—. Lo siento en cómo me miras, en cómo te importa todo lo que hago, incluso ahora que intentas alejarte. Tienes miedo, pero eso no significa que no me ames. Solo necesitas tiempo para aceptarlo.

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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