CAPITULO 10

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-¿No crees que este no es el momento adecuado para preguntar por algo así, Stella? -inquirió Elina.

-¡Elina tiene razón! Hija, dejemos que los chicos nos cuenten qué fue lo que sucedió -expresó mi madre.

-¡De acuerdo! Cuéntenos lo que pasó.

-Todo comenzó esta tarde cuando mi madre me llamó para pedirme que fuera al supermercado a comprar unas barras de chocolate. Al pagar y regresar a casa, noté a un hombre mirándome de manera extraña y siguiendo mis pasos. Asustada, me escondí detrás de un auto.

-Y ese auto resultó ser el mío -aclaró Asher. Se preguntarán qué hacía yo en el supermercado. Un amigo me llamó porque estaba pasando por una situación difícil; su padre estaba enfermo, así que fui a comprarle algunas cosas. Cuando iba a entrar a mi auto, encontré a Eloy escondida detrás.

-Le conté lo que había pasado -aclaré-. Para que no estuviera en peligro, él se ofreció a llevarme a casa, con la condición de que primero iríamos a dejarle las cosas a su amigo. Llegamos a la tienda de su amigo, él entregó lo que compré y regresó. Pero cuando finalmente íbamos a mi casa, el auto no quería arrancar. Asher revisó y descubrió que la batería estaba dañada.

-Pero por suerte, mi amigo estaba allí -reveló Asher-. Él dijo que nos ayudaría, pero tomaría tiempo porque los talleres mecánicos estaban muy lejos. Así que, como no había otra opción, Eloy y yo nos quedamos en su tienda mientras él buscaba la batería del auto. Luego comenzó a llover, y esta niña quería irse bajo la lluvia sin saber a dónde iba. Pero la convencí diciéndole que si le pasaba algo, me culparían a mí, así que regresó empapada y por eso tuve que darle mi chaqueta.

-Luego regresó el amigo de Asher con la batería -expliqué-. Y por eso estamos aquí a esta hora.

-¡Hija! Lo importante es que están bien y ya están aquí con nosotros. Hijo, gracias por ayudar a mi hija.

-¡De nada, señora! -fue un placer.

-¡Asher, gracias por salvar a nuestra amiga!

-Disculpa por lo de la chaqueta, estaba muy preocupada y ansiosa.

-¡Está bien, Stella! No te disculpes. Mejor, ¡démonos un abrazo de tres como siempre lo hacemos!

"Nos dimos un gran abrazo. Luego mi madre y yo nos despedimos de ellos porque ya era muy tarde y mañana teníamos clases.

-¡Mamá, iré a mi habitación!

-¿No vas a comer nada, cariño?

-¡No tengo hambre, mamá! ¡Gracias!

-¡Está bien, cariño! Descansa, te amo mucho.

-Y yo a ti, mamá. ¡Buenas noches!

Entré a mi habitación, me cambié de ropa, puse la alarma y vi que mañana ya es viernes. ¡Qué felicidad! Al fin descansaré y podré hacer muchas cosas. Tengo mucho sueño, mejor iré a dormir.

• Al día siguiente •

Me levanté rápidamente y, al ver la hora, todavía no eran las siete de la mañana, así que aproveché para buscar la ropa que iba a llevar hoy y algunos accesorios, y volví a dormir unos 30 minutos más. Sonó la alarma, me levanté, me bañé, me vestí, desayuné y luego fui a buscar a mi madre en el estacionamiento.

-¡Buenos días, mamá!

-¡Buenos días, cariño! ¿Cómo amaneciste?

-¡Bien, mamá! ¡Mucho mejor!

-¿No te resfriaste?

-Por suerte, no, mamá.

-¡Está bien, vamos!

DesilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora