CAPITULO 4

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Mientras pensaba en por qué Asher miraba a Stella de esa manera, Elina me llamó la atención.

—¡Eloy! Ponte a trabajar, que ya casi viene el profesor.

—¡Estoy en ello, nena! —respondí. Cuando miré de nuevo, Asher ya se había girado y estaba haciendo su informe con Milán.

—¡Terminé! —exclamó Stella.

—Ves que estuvo fácil —comentó Elina.

—¿Y tú? ¿En qué piensas, Eloy? —preguntó Stella—. Estás muy distraída últimamente.

—Es que Asher te estaba mirando mucho —respondí—. Y me dio curiosidad, no he podido dejar de pensar en eso.

—Obviamente estaba mirando lo hermosa que soy —contestó Stella—. Él no puede con tanta belleza.

—Es verdad, Stella siempre llama la atención —dijo Elina—. Donde sea que va, las miradas siempre están en ella. Seguro que fue eso. ¿Por qué te preocupa tanto?

—Por nada, solo que me pareció un poco extraño. No sabemos las intenciones de este chico.

—¡Relájate, Eloy! —dijo Stella.

"Ya regresó el profesor".

—Chicos, necesito que me entreguen el informe para revisarlo. Mientras tanto, vayan a la biblioteca a leer unos libros sobre las leyes de nuestro país. Los espero aquí en dos horas para seguir con las clases.

Bajamos a la biblioteca y, al llegar, me quedé asombrada; era enorme. Siempre había soñado con tener muchos libros, y ahora que veía esto, me sentía como en casa.

—¡Miren esto, chicas! ¡No es increíble! —enunció Elina.

—Sí, es como un sueño —dijo Stella—. Bueno, vamos a lo que vinimos. Busquemos los libros sobre las leyes de nuestro país. Eloy, ¿qué te parece si tú buscas los libros mientras Elina y yo nos preparamos para trabajar el tema?

—¡Está bien! Los buscaré.

Mientras buscaba los libros, choqué con alguien. Al levantar la mirada, me encontré con "el chico adinerado". Santos cielos, ¡qué alto es!

—Fíjate por dónde caminas, niña —dijo él, con cara de enojo.

—¡Disculpa! No te vi.

—La próxima vez ten la mirada al frente. Oh, aparte de ser tan pequeña, ¿eres ciega también?

—¡Tranquilo, Asher! No te vio, fue un accidente —intervino Milán.

"Se fue con cara de furia".

—¡Disculpalo! Hoy se levantó con el pie izquierdo —expresó Milán, muy apenado, y luego se fue corriendo detrás de Asher.

"¿Qué le pasa a este chico? Su carácter es muy diferente a lo que aparenta su físico, pero Milán es tan amable. ¿Cómo puede ser amigo de alguien tan malhumorado?"

Después de buscar un buen rato, finalmente encontré los libros.

—¿Por qué tardaste tanto, cariño? —preguntó Stella.

—Ustedes no saben con quién me encontré. Bueno, más bien choqué, para ser más precisa.

—¿Quién? —preguntó Elina.

—Este grosero de Asher —dije, enojada.

—A ver, ¿qué pasó? —preguntó Stella.

—Pues, fíjense que cuando estuve buscando los libros, no lo vi y me choqué con él accidentalmente. Me dijo: "Fíjate por dónde vas, niña". Me disculpé, pero aún así siguió hablando y me dijo que, además de ser chiquita, si también era ciega. Que la próxima vez tenga la mirada al frente, y se fue con la cara de culo.

Pero como estaba con su amigo Milán, él me pidió que lo disculpara, ya que esta mañana se levantó con el pie izquierdo. ¿Pueden creer que sea tan grosero este chico?

—Su amigo quizá tenga razón —inquirió Elina—. Puede que se haya levantado de malas hoy, y además hoy llegó tarde a su primer día de universidad.

—¿Cómo puedes decir algo así? —exclamó Stella—. ¿Qué culpa tiene Eloy de que él se haya levantado con la pata izquierda? Sabes muy bien que estos chicos siempre son así; creen que por tener dinero pueden tratar a la gente como se les da la gana.

—¡Bueno, ya! Dejemos de hablar de él como si fuera una celebridad y mejor pongámonos a leer.

Comenzamos a leer el libro y, de repente, se acercaron tres chicos a nuestra mesa.

—¡Hola, señoritas! ¿Podemos sentarnos con ustedes?

"¡Ay! No puede ser, esta voz es de Asher. ¿Qué está haciendo en nuestra mesa?" Levanté la cabeza y vi a Milán y a otro chico que no reconocía, que parecía salido de una banda de rock. Tenía el cabello largo y rubio, ojos cafés, pantalones de cuero, camiseta negra y chaqueta de motorista.

—¡Sí! No hay problema, se pueden sentar —respondió Stella.

"Volteé a mirar a Elina y estaba con los ojos brillantes, mientras yo seguía leyendo el libro."

—¡Me presento! Soy Asher.

"Ya lo sabemos —pensé yo en mi mente—."

—Ellos son mis amigos Milán y Jayden. Jayden no estudia con nosotros porque está estudiando arquitectura.

—Un placer conocerlos. Me llamo Stella y ellas son mis amigas Elina y Elowin, pero me dicen Eloy.

—¡El placer es nuestro!

"Habla como si fuera un chico amable —pensé en mi mente."

"Bajé el libro un poco para ver lo que estaba pasando y vi a Milán sentándose al lado de Elina. No puedo creerlo; estuve hablando de estos dos y ahora él y ella se están acercando. ¡Qué emoción!"

"Y de repente, se me acercó Asher."

—¡Hola! ¿Qué haces?

—¡Acaso no estás viendo! —le respondí—. Y después dicen que yo soy la ciega.

—Oye —dijo Asher—, lamento haberte hablado así y decirte esas cosas. Es que estaba de muy mal humor y, para empeorar las cosas, llegué tarde a mi primer día de universidad. Discúlpame, por favor.

—¡Está bien! —respondí—. Pero controla tu mal humor, o te meterás en problemas.

—Sí, me lo han dicho muchas veces —dijo Asher—. Gracias por la sugerencia.

"Se levantó de la silla porque le entró una llamada y se fue a contestar."

"¿Qué le pasa a este chico? Hace 15 minutos estaba portándose como un maleducado y ahora me está pidiendo disculpas. Hasta parece que tiene dos personalidades distintas."

"Por otro lado, Elina se ríe con Milán y Stella habla con el chico que parece motociclista. Tomé el libro y seguí leyendo; faltan unos minutos para entrar."

"Salí a tomar un poco de aire porque me sentía un poco mareada. Cuando salí, vi a alguien detrás de un árbol fumando un cigarrillo. Al acercarme, era... Asher."

DesilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora