CAPÍTULO 20

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Al entrar en la sala, Asher y yo nos miramos con emoción al ver a nuestro tutor, Matthew Müller, de pie frente al sofá con una cálida sonrisa.

"Asher, con los ojos brillantes, exclamó:

—¡Mira, Elowin! ¡Es el Sr. Matthew! Pensé que no volveríamos a verlo.

No pude contener la alegría y corrí hacia nuestro tutor:

—¡Sr. Müller, qué gusto verlo de nuevo! Todos creíamos que se había ido sin nosotros—dije sonriendo.

—¡Hola, chicos! Lamento haberles preocupado —respondió—. Debo decirles que ustedes también me tenían inquieto. Cuando fui a hacer la llamada y regresé, ya no estaban. Los busqué por todo el aeropuerto y me dijeron que no los habían visto hasta que le pregunté a un taxista, quien me dijo que los había llevado a un hospital. Fui allí, pregunté por ustedes y una enfermera me dijo que a Asher le había mordido una serpiente. Cuando lo dieron de alta, se los llevó a su casa para que no quedaran en el hospital, y así fue como llegué aquí. Pero lo que no entiendo es... ¿por qué no me esperaron?

—Larga historia, Sr. Müller. Lo importante es que estamos juntos de nuevo —le respondí.

—¡Esa es la actitud! Bueno, ¿están listos para ir a Francia? Tomaremos el vuelo esta noche.

—Estamos listos —dijo Asher—, pero antes Elowin y yo debemos despedirnos de Livia.

Con una mezcla de gratitud y nostalgia, Asher extendió su mano hacia ella.

—Gracias por todo lo que ha hecho por nosotros —dijo, apretando suavemente su mano—. No podríamos haber pedido mejor atención.

Asentí mientras estaba a su lado.

—Sí, de verdad. Su amabilidad y paciencia han sido invaluables. Nunca olvidaremos cuánto nos ha ayudado.

Livia sonrió, conmovida.

—Ha sido un placer cuidar de ustedes. Les deseo lo mejor en su competencia y en todo lo que venga. Recuerden que siempre pueden contar con nosotros y no olviden visitarnos.

—Y tú, Chris, nunca te olvidaremos. Hiciste que este viaje fuera inolvidable. Gracias por todo, yo y Asher te visitaremos para seguir explorando la ciudad.

—No agradezcas, Elowin, fue un placer enseñarte Roma. Es un gusto estar en tu compañía. Espero verte pronto.

Le sonreí, y Asher y yo nos despedimos con un último apretón de manos y una sonrisa agradecida. Luego, salimos de la casa con nuestro tutor y entramos a su auto, felices porque íbamos a llegar a tiempo para la competencia.

—Chicos, tengo sus maletas en la parte de atrás del auto. Los del servicio del avión las habían guardado en el aeropuerto.

—¡Gracias, Sr. Müller!

**30 MINUTOS DESPUÉS**

Asher y yo llegamos al aeropuerto. Atravesamos las puertas de la terminal con nuestras maletas en mano, esquivando a otros pasajeros apresurados y buscando las señales que nos llevarían a nuestro avión.

Después de pasar el control de seguridad, nos dirigimos rápidamente a la puerta.

—No puedo creer que finalmente estemos aquí —dijo Asher con entusiasmo en sus ojos.

—Sí, todo nuestro esfuerzo está a punto de dar frutos —respondí, dándole un ligero empujón amistoso.

El Sr. Müller nos dio unas palmaditas en el hombro con orgullo.

—Estoy seguro de que harán un excelente trabajo. ¡Prepárense para una emocionante aventura en Francia!

Al llegar a la entrada del avión, una azafata nos recibió con una cálida sonrisa. Subimos las escaleras, encontramos nuestros asientos y, mientras guardábamos algunas pertenencias en los compartimentos superiores, Asher y yo intercambiamos miradas... “Esto es extraño”.

DesilusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora