44- Hora del rescate (Segunda parte)

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Sus manos sobre mi piel queman, arden por cada paso queda sobre ella, quiero poder defenderme y no quedar como una estúpida que se dejo violar sin poder hacer nada.

Empieza a quitarse el cinturón, lo dobla y no es cuestión de tiempo para recibir un golpe de este en el abdomen, siento el pedazo de piel arden por el golpe dado. Sigue con los golpes con el cinturón hasta que parece cansarse.

Se acerca a mi, y me intenta besar pero la venda no se lo permite, empieza a bajar la falda del traje hasta que mi zona intima queda totalmente expuesta frente a el.

Algo parece hacerlo cambiar de opinión y le doy gracias a lo que sea que halla sido lo que lo hizo cambiar de opinión sobre no tocarme mas.

Me sube la falda y me golpea otra vez el rostro, me agarra del mentón y me escupe desde su altura. Es asqueroso en su totalidad.

- Mejor no, ya no eres carne fresca, mejor que mi amigo haga lo que le plazca contigo - Se aleja y cuando intenta salir de el salón, otro hombre llega apresurado.

- Nos encontraron - Es lo único que dice antes de salir, unos minutos mas tarde se escuchan varios tiros.

Siento un atisbo de esperanza, puede que esas personas sean mi salvación.

Mi padre, si es que aun lo puedo llamar de esa manera, se apresura a soltarme las manos y las piernas de el tubo, veo mis mejillas e intento buscar algo con que poder golpearlo para poder salir, pero no consigo nada.

Miro mis muñecas marcadas por las cuerdas y el metal del tubo, siento como sus brazos me agarran nuevamente, con un brazo al rededor de mi cuello, con la otra mano me apunta con un arma.

Me hace caminar después de unos minutos esperando para poder salir, obligo a mis pies a colaborar con los movimientos que el me obligar hacer.

Nos quedamos en medio de los pasillos, mi corazón da un salto al ver a mi pelirrojo favorito, pero no esta solo, esta en compañía de Gabriel, David, Santiago y Matías. Lloro al ver a Jon con vida aunque lo vi tirado en el suelo por una bala.

Federico habla pidiendo que se hagan para atrás, y ellos hacen caso, después de una conversación entre Jon y Federico, mi miedo crece mas cuando mi secuestrador dice que su sueño mas grande es acabar con mi vida.

Pasan minutos que siento como horas, Federico no da el brazo a torcer con dejarme ir, y ellos no quieren hacer un mal movimiento para no colocar mi vida en riesgo contundente.

Federico ve a Matteo y despega su arma de mi cabeza para ahora apuntarle a Matteo, que a primera vista se ve que no tiene chaleco.

- Matteo, creo que hare un trabajo completo y no te dejare tan libre como estas ahora - Habla y quiero llorar, le va a disparar.

- Federico, suéltela por favor, no valla mas lejos, ayúdenos y nosotros le aseguramos paz, no le pondremos ningún cargo - Habla Matteo con las manos al frente.

Federico parece no prestarle atención a sus palabras y presiona el gatillo de el arma, haciendo que la bala caiga en el pecho de mi novio, su cuerpo cae de inmediato al piso alarmando a todos, unos oficiales lo revisan y no dicen nada solo lo dejan tirado en el piso.

Mi vida se acabo, literalmente cuando vi el cuerpo de mi novio, mejor chico de el amor de mi vida caer al suelo, por un disparo ocasionado por mi propio padre. Su pistola apunta a Jon, pero el tiro sale disparado a otro lado. A Santiago, recibe el tiro en uno de sus brazos y cae también al suelo.

Siento el agarre de su brazo en mi cuello deshacerse, por fin volteo la cara y miro el cuerpo sin vida alguna de mi padre caer al piso, recibió una bala en la cabeza.

Me quedo en mi lugar sin saber que hacer, siento otros brazos y miro a uno de los agentes soltarme las manos y la boca, no le doy las gracias, no puedo, salgo a correr escaleras abajo y me caigo de rodillas al lado de Matteo.

Empiezo a llorar desconsoladamente, miro al frente para ver a varios de los agentes llevarse a Santi para que le pueda curar el brazo, unas manos frías tocan las mías, miro el movimiento y me consigo con los ojos llenos de lagrimas de Matteo, y una sonrisa en su boca.

Se incorpora y se saca la camisa, me deja ver el chaleco antibalas que llevaba con el, me tiro sobre el y lo abrazo, no me importa el dolor que siento en el cuerpo entero, solo quiero sentirlo a el y nomas a el.

- Señorita Cristina, los paramédicos la llevaran con ellos para poder curar sus heridas - Habla Jon con los paramédicos a su lado.

Me llevan con ellos y me curan las heridas de la cara, y me aplican cremas para los golpes de mi abdomen que no llegaron a mas, cuando terminan me dejan ir, corro con la poca fuerza que me queda a los brazos de Matteo que me espera en uno de los carros.

Me alza sin ningún problema, y puedo enredar las piernas entorno a su cintura. Nos dirigimos al apartamento donde me dijeron esperan las chicas por mi.

Cuando llegamos, no pude liberarme de los brazos de las chicas, preguntas van y vienen de parte de todos. Jon me pide que hable de lo que ocurrió, que de mi testimonio, los chicos se niegan pero yo sedo, le cuento todo lo que Federico me dijo, y todos quedan atónitos al enterarse de lo que Lucero fue capaz de hacer.

Jon se va, y las chicas buscan para poder acostarse, los chicos se retiran a un apartamento diferente, Matteo me lleva hasta uno de los cuartos, me deja la bolsa con la ropa.

- El baño esta en ese lugar, si necesitas algo las chicas están cerca - Habla y se da la vuelta para salir de la habitación.

- ¿Tu te vas? - Pregunto con la voz baja.

No quiero quedarme sola, lo que menos quiero es estar lejos de el.

- Si, no... Me imagino que quieres estar sola, por lo que paso... Yo - Yo estaré en el apartamento de frente - Habla con voz nerviosa, y en un hilo.

Me acerco a el y lo abrazo por la cintura, y recuesto la cabeza en su pecho. Me siento segura con el, las lagrimas salen sin pensarlo mucho, el me devuelve el abrazo.

Me alza sin tanto problema y nos quedamos solos en la habitación, abrazados, mientras yo lloro en su pecho y el me consuela.





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