dieciséis

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Después de haber convencido a Sunoo de cubrirle esa noche, haber hablado con su manager, chófer y madre, ahora finalmente estaba en el mismo bulevar esperando por el mismo hombre con el que se había visto en ese lugar unas tardes atrás. Estaba impaciente por su llegada, añoraba por verlo.

Hasta que finalmente llegó a pie.

—¿llevas mucho tiempo ahí?

—cinco minutos tal vez..— se dejó abrazar por el pelimenta recién llegado, quien seguido de esto, lo sorprendió con una pequeña flor escondida en la manga de la hoddie que traía puesta, haciendo brillar los ojos de Soobin por el pequeño detalle. —¿y esto?

—lo traje para ti.— el pelinegro lo recibió entre sus dedos, un cuerpo pequeño pero ligeramente marchito por la ausencia de su sistema, sonrió acercándose a Hueningkai para poder agradecerle con un beso en la mejilla. —gracias, es bonita.

—no tanto como tú.

—¿veniste caminando?

—sí, te llevaré a un lugar no muy lejos de aquí, no tuve necesidad de traer la motocicleta.— en ese momento, el pelimenta se dignó a tomar la mano del pelinegro para comenzar su corto camino hacia uno de los hoteles más caros de la ciudad a unas dos cuadras, que tal vez, la idea de la cita se distorsionaria un poco, sin embargo era totalmente todo lo contrario a lo que normalmente se pensaría.

Había hecho una reservación para pasar la noche con Soobin, no para tener sexo. Para dormir con él, sentir su cuerpo junto al suyo, admirar su rostro y besarlo sin necedad de algo sexual.

—¿a dónde iremos..?

—tú sólo camina, es una sorpresa, ¿de acuerdo?

Un pequeño sentimiento de inseguridad comenzó a sembrarse en su corazón al ver la lujosa entrada del hotel a donde habían ido a parar después de caminar dos horribles cuadras que no estaban valiendo la pena en lo absoluto. Sabía de la existencia de ese famoso hotel cinco estrellas en el centro de la ciudad con una de las mejores vistas de todos los hoteles a su alrededor, pero, ¿qué hacían ahí?

¿De nuevo tendrían sexo?, ¿sería habitual?, ¿esa "relación" comenzaría a deteriorarse?, ¿Hueningkai era el típico tipo de hombre que también lo veía como un objeto?

Muchas preguntas rondaban en su mente, no quiso ni siquiera preguntar que hacían ahí. Todas sus ilusiones comenzaban a desmoronarse, aquella vez en la colina junto a ese hombre, había sido una total estafa para que él cayera y pudiera darse uno o dos acostones con él, como era de costumbre.

De pronto ya se encontraban cuesta arriba en el elevador después de que Hueningkai hubiera intercambiado unas cuantas palabras con la recepcionista del lugar, el camino era silencioso, ambos tenían demasiadas cosas que decir pero ninguno se atrevía a dar el paso. Al llegar al catorceavo piso, el elevador finalmente paró y fue cuando tuvieron que salir del cubículo en búsqueda de su suite, aún sin intercambiar palabras, Soobin siguiendo a Hueningkai y Hueningkai sin dar ninguna explicación de su paradero, los nervios le estaban traicionando al punto de que podrían malinterpretarse las cosas.

Al entrar a su habitación, un delicioso aroma a vainilla inundó sus fosas nasales, olor demasiado familiar al aromatizante que tenía en su departamento que lo abrazaba y le hacía sentir en casa, pero lo que más le asombró fue la terraza con una vista divina de la ciudad iluminada, todo se veía sumamente precioso que cualquier pensamiento negativo se esfumó, ligeramente. No evitó correr directamente a la terraza donde se asomó del barandal, sintiendo la fría brisa de la noche chocando contra su rostro, su cara realmente gritaba felicidad al tener un entorno así de lindo.

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