nueve

50 13 2
                                    

Sabía que Soobin estaría a su cargo ese día y más aún viendo el estado en el que se encontraba después de que Yeonjun encabezará el reto de cuántos shots de vodka aguantaban sus esófagos, evidentemente Soobin perdió, pero había jugado demasiado bien con una diferencia de dieciséis contra Yeonjun de dieciocho, además de perder el reto había perdido la cabeza y ya no se encontraba para nada estable como para llamar a su chófer y que lo viniese a traer para dejarlo finalmente en casa después de un arduo y complicado día.

Su duda existencial era, ¿dónde carajo estaría el departamento de Soobin?

Salieron del establecimiento con las piernas casi a rastras, para su fortuna, el pelinegro pesaba igual que una hoja de papel por lo que le fue fácil arrastrar su cuerpo hasta donde se encontraba su motocicleta y ahora que lo pensaba, creía que era peligroso llevarlo de ese modo. —hey, nos iremos a casa, ¿de acuerdo?, sólo necesitas decirme tu dirección.

—es.. ¡no lo sé!, ¿puedo irme contigo..?, no quiero irme a casa, ¡por favor!— le rogó, colgándose del cuello de la chaqueta del pelimenta mientras lloriqueaba. Hueningkai apretó los labios, ¿sería una buena idea llevar a Soobin consigo?, miró a sus compañeros quienes solamente estaban esperándole. —no pienso darle mi cama, llévatelo a un hotel.— protestó Beomgyu.

Hueningkai le sacó la lengua y el dedo de enmedio en señal de que estaba ofendido. —no te la estaba pidiendo, imbécil. En todo caso si me lo llevo, dormirá conmigo.

—¿por qué mejor no lo llevas a casa..?, te meterás en un problema enorme con todo su equipo, quizá debe tener su dirección en su identificación, revisa su cartera.— sugirió Taehyun, el pelimenta rápidamente acató la orden y buscó entre los bolsillos en la ropa de Soobin su cartera donde pudiera tener su identificación con su dirección puesta. Sonrió para sus adentros cuando finalmente encontró lo que buscaba. —adelantense, no tardaré en llegar.

Después de subir casi tres pisos trayendo a Soobin casi a rastras, finalmente llegaron a su departamento, era fácil ubicarlo, en su cartera había encontrado un boleto de caseta del condominio, donde especificaba su piso y número de cuarto. Aquella propiedad era distinguida, linda y demasiado costosa por lo que podía ver, nada que ver con el cuchitril que Yoongi rentaba para ellos, aunque estaba bien, nunca estaban en casa como para gastar una fortuna en un departamento lujoso.

—ya casi llegamos cariño, tú puedes, ¿de acuerdo?— animó al pelinegro, quien cada vez más se hacía más lento y pesado en sus hombros, quejándose del arrastre, los mareos que su cabeza le daba, el rechinido de sus tripas y el calambre que estaba por darle en su pantorrilla derecha, aquello estaba siendo un martirio para ambos, aunque no iban a quejarse del todo, habían pasado una buena noche. —¡ya no quiero!, déjame aquí.. me arrastraré como gusano.

—cállate, falta poco, ¿ya puedes sentir tu colchón?— siguió caminando a rastras tratando de animar al contrario. Después de unos diez minutos pasando por el pasillo llegaron al último cuarto de este donde sería la parada de Soobin. —¿traes llaves?

—¿llaves?, mmgh ¡no!, sólo abre la puerta y listo..— se recargó sobre la perilla y la giró, encontrándose con Hyungwon parado en la puerta, vestido con pijama, con el cabello alborotado y los ojos hinchados como si acabará de despertar, su expresión cambio a una molesta al ver a su novio en ese estado parado frente a su puerta acompañado de quién sabe quién. —¿ya viste como vienes?— el chico dentro del departamento jaló a Soobin del cuello de su camisa arrastrándolo hacía dentro cerrando la puerta de golpe, sin si quiera agradecerle al extraño por haberle traído a su "roomie" con vida, Hueningkai quedó perplejo y con el ceño fruncido en señal de confusión e indignación por no recibir nada de aquel hombre. Se quedó un momento en silencio para poder escuchar lo que dirían detrás de la puerta, un pequeño sentimiento de preocupación se sembró en su mente, ¿era buena idea dejar a Soobin ahí?, no iba a irse hasta que el ambiente mejorará.

"¿dónde carajo estabas?, ¿quién es ese tipo?"

—"¡n-nadie!, pedí un taxi y el chófer se ofreció a subirme hasta aquí, ¡t-te lo juro!"

—"no te creo nada, ¿por qué vienes así y quién es ese tipo?, ¿con qué le pagaste?, ¡¿te acostaste con él?!"

—"¡que no!, ya sueltame Hyungwon, quiero irme a dormir.."

—"¡eres una zorra, hijo de..!"

Logró escuchar claramente como Soobin había vomitado, probablemente encima de ese tipo. Quedó atónito al haber presenciado aquella riña verbal entre Soobin y su roomie al otro lado de la puerta, corrió lo más rápido posible para bajar y largarse, esperaba que Soobin no tuviera que lidiar con algo más allá de sólo insultos verbales. Al llegar a la planta baja, pasar la caseta y finalmente salir del condominio, tomó su motocicleta y se fue a su departamento con muchas dudas en su cabeza, ¿quién era ese hombre?, ¿por qué ejercía demasiada violencia y posesión con su compañero de cuarto como si existiera algo más?, ¿por qué Soobin sentía tanto miedo al enfrentarlo?, sabía que no podría resolver sus dudas en ese momento, sólo le quedaba preocuparse por el estado del pelinegro, probablemente en otro momento le preguntaría.

Obviamente tenía que hablar de eso con sus amigos.

Tenía su nombre en la punta de la lengua, Hyungwon, y claro que se tomaría el tiempo de revisar los tres millones de seguidores de Soobin en su Instagram para dar con esa persona e investigar por su propia cuenta y resolver sus dudas por su propia cuenta o al menos, tener una idea.

Tenía la leve sospecha de que ese hombre era su pareja.

Algo en él sintió miedo y a la vez emoción.

—¿en serio pasó eso?, imagínate si lo traías aquí, para mañana tendríamos una demanda de secuestro.

—no exageres..

—no Huening, no lo hace.— se entrometió Yeonjun dándole la razón a Taehyun. —sobre protegen mucho a ese niño, ¿has visto cuántos guardaespaldas lleva a la disquera?, para todo su equipo, él es una mina de oro y si esa mina se llega a perder, estoy seguro que cometen un genocidio contra toda la población.

El pelimenta suspiró profundamente aceptando las palabras de sus mayores, tenían razón, pero el trato que le daban a Soobin era inhumano, lo sobreexplotaban, lo dejaban sin comer y lo maltrataban, de sólo imaginarse las cosas que ese hombre que vió en el departamento le haría a Soobin después de que él se fue, se le erizaba la piel del miedo.

Sentía tanta pena por él.

—bueno pero volviendo al tema.. ¿qué creen que sea ese tipo de él?

—probablemente un amigo, o algún tipo de su equipo, de esos traumaditos.— respondió Yeonjun.

—¿no es obvio?, es su novio.— protestó Beomgyu, pareciera que no estaba poniendo atención a la conversación que sus amigos mantenían en el comedor, él sólo tenía ojos para su amado Mario Kart, pero tener cinco sentidos no era en vano, estaba escuchando absolutamente todo. —¿por qué vive con él?, ¿qué clase de amigo te reclama por tus amistades?, ¿qué clase de amigo se encela porque salgas y encima te reprocha si te acostaste o no con alguien?, no lo haces a menos que quieras algo con esa persona.

—estás inventando cosas Beomgyu, él tenía novia hace unos meses y escuchaste que salió con una mujer, hoy.

—¿y?, puede ser bisexual o algo así.. nadie de nosotros lo conoce,¿qué si es gay y sólo usa a las mujeres para aparentar que es hetero?

Hueningkai quedó perplejo ante la lógica de Beomgyu que tenía una ligera pizca de sentido. Por un lado, la emoción de pensar que probablemente sí tenía una oportunidad con él se plantó en su corazón, haciendo florecer aún más sus sentimientos y sus ganas de conquistarlo. Por otro lado, le carcomía la mente pensar que tal vez estaba comprometido con alguien.

Pero sí el mismo les afirmó su soltería y ese hombre no era nadie más que su roomie, sentía que debía perseguir ese sentimiento.

rockstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora