quince

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Su cuerpo dolía, había dormido demasiado incómodo y sentía las caderas adoloridas una vez que se removió en el sofá, sintiendo un ligero peso encima de su torso y un cabello demasiado peculiar para él, Hueningkai descansaba plácidamente en su pecho después de haber tenido una madrugada demasiado desenfrenada, miró hacia abajo donde sólo se encontró con sus cuerpos envueltos en una cómoda sábana de satín perteneciente a su cama y finalmente suspiró, teniendo un deja vu de todo lo que pasó esa noche, sonriendo de por medio al estar recordando.

Miró al lado del sofá donde se encontraba una pequeña mesa de centro y en ella, había posado un reloj que marcaba las siete de la mañana con treinta y dos minutos, pesaba que probablemente Hyungwon llegaría alrededor de las diez, tenía el tiempo contado, más era suficiente para despertar a Hueningkai y tener un momento a solas.

Claro que se sentía ligeramente preocupado y culpable, pero el haber caído en la tentación, le había dejado un buen sabor de boca, con ganas de repetirlo.

Sus tripas rugían, sus caderas dolían al igual que su espalda, estaba sudado y se sentía oloroso, pero por nada del mundo quería despertar a Hueningkai, le causaba tanta ternura verlo ahí en su pecho descansado después de la dura madrugada que habían pasado juntos, extrañamente se sentía enamorado de aquella situación, o del sutil trato que Hueningkai le había brindado durante el sexo, o por el simple hecho de haber dormido juntos y no encontrarse con su lado vacío por la mañana, o tal vez del hombre que era él.

No sabía, pero se sentía enamorado.

—hey.. ¿porqué tu estómago gruñe mucho?— una cálida voz se hizo presente en sus oídos perteneciente al pelimenta recostado en su pecho, quien yacía acariciando su vientre con sus manos divinas burlándose del sonido emitido por sus tripas, estaba hambriento. Pronto, Hueningkai se giró hacia arriba para encontrarse con Soobin, quien le miraba con la sonrisa más bonita del mundo, ¿entonces así era despertar al lado de él? —tengo hambre tonto, anoche fuiste descortés al no dejarnos cenar.

—¿vas a echarme la culpa ahora?

—tal vez..— rió.

—¿irás a la agencia..?

—no lo sé, quiero quedarme contigo..— tembló al escuchar esas palabras provenientes de la boca de Soobin. —tengo una prueba de vestuarios hoy, pero no sabes que fastidioso es todo..

—¿no crees que te pueden regañar..?

—pero quiero quedarme contigo..— el mayor hizo un puchero, molestando a Hueningkai con apretujar sus mejillas mientras este le miraba lo más serio posible, pero no evitó reír con la acción del pelinegro. —si vas, después de que salgas puedo pasar por ti e ir a cenar.

Sus ojos brillaron con esa propuesta. Aceptaría totalmente.

Finalmente tuvo motivación para ir a la agencia, sabía que cumpliendo su día, habría alguien esperándole después para pasar un buen momento.

—¿hablas en serio?

—¿porque no?, será una cita. Te llevaré a un lugar distinto al que fuimos la vez pasada, quizá te guste.

—eres tan cursi.. no disimulas ni un poco que te gusto demasiado.

—¿para que hacerlo?, me encantas, debes saberlo tú y próximamente todo el mundo entero.

Aquella frase resonó por sus oídos causándole un molesto eco que hizo aturdir a su mente.

¿Estaba listo para que el mundo supiera lo que realmente le gustaba?, ¿estaba listo para enfrentarse al mundo siendo "distinto"?

No lo sabía.

Sólo un dulce beso por parte de Hueningkai le hizo desechar esos pensamientos negativos y centrarse en su única nueva perdición, Hueningkai.

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