ocho

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No importa a donde se dirigía aquel pelimenta que conducía endemoniado como si estuviese bajo los efectos de alguna sustancia ilícita, no podía evitar pensar en lo emocionante que era toda esa situación, dejar plantada a JiSu y escaparse con un guapo motociclista era de lo más asombroso que había hecho en toda su vida. Aquel viaje se sintió como un enorme alivio, un abrazo a su alma que le llenó de paz restándole importancia al menos un momento lo que llegará a pasar momentos más tarde, él estaba feliz de estar aferrado a la cintura de Hueningkai, escapando de cualquier presión.

Nunca había viajado en motocicleta, la brisa refrescante que chocaba en su cara haciéndole revolver los cabellos, acompañada de la adrenalina y el precioso atardecer que la madre natureza les había regalado, eran el combo ideal para que su primera vez haciéndolo fuera increíble.

Aunque probablemente terminaría fusilado por su madre, la madre de JiSu, ella y su manager.

—¿siempre sí vienes a beber con nosotros o prefieres que vaya a dejarte a casa?

—olvídalo, mi nov.. en casa no hay nadie, no quiero estar solo. Llévame contigo a donde vayas.— casi se delataba. Hueningkai simplemente sonrió internamente, dirigiéndose al bar donde estarían los demás miembros de la banda esperándole, menuda sorpresa que se llevarían todos al ver por quién tuvo que salir de imprevisto. —bien, sólo te advierto que iremos a un lugar donde las cosas se pondrán.. algo fuertes.

—estoy de acuerdo, me hace falta un poco de acción últimamente..

Finalmente el viaje lastimosamente terminó, Hueningkai detuvo la marcha y estacionó la motocicleta fuera del establecimiento. Soobin bajó detrás de él, ambos entrando pasando desapercibidos por absolutamente toda la gente que estaba en el bar, a excepción de unos tres chiquillos sentados en una mesa del fondo, quienes se emocionaron instantáneamente al ver al pelinegro detrás de su compañero.

—sabía que ibas por él, no te creí el cuento de que te habías olvidado de las llaves del departamento. Nosotros siempre tenemos una copia debajo del tapete.— lo desenmascaró Taehyun, haciendo que Hueningkai apretará los labios disgustado por la confesión. —siéntate Soobin, gracias por acompañarnos.

—sí.. gracias por invitarme. Tuve un inconveniente por la tarde, perdón por haberles rechazado antes.

—es cierto, ya no me contaste que sucedió, ¿pasó algo con tu cita?

—no somos compatibles, es todo.— ¿acaso sus oídos habían escuchado bien?, a Soobin no se le veía tan deprimido, probablemente no era él el interesado en estar con esa mujer si no que era al revés y agradecía a todas las deidades divinas existentes por darle una pequeña bandera verde de que podía continuar con su plan de conquistar a Choi. —es una pena, tranquilo. Tienes a miles por detrás y encontrar a la persona indicada será como.. pan comido.— está vez volvió a meterse Taehyun. La verdad, era el único que estaba poniendo atención a la presencia del pelinegro, Beomgyu y Yeonjun estaban ocupados leyendo el menú del establecimiento.

—sí.. eso creo.— respondió cabizbajo, eligiendo su asiento para el resto de la noche. Soobin y Hueningkai se sentaron juntos en la esquina de la mesa, teniendo a los demás chicos frente a ellos, todas las miradas sobre Soobin hacían que temblará de nerviosismo, pero suponía que ese era el verdadero ambiente entre amigos, estaban fuera del trabajo, todo debía sentirse distinto. Debía estar mucho más liviano, aunque no podía dejar de pensar que Minseok iba a atravesar esa puerta una vez sabiendo que estaría ahí y lo arrastraría por todo el bar. Quitó cualquier idea negativa de su mente al sentir la mano de Hueningkai colarse en su muslo, haciendo que se sobresaltará de pronto. —¿bebes?, ¿pedirás algo?, ¿qué es lo que te gusta?,

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